Jonh cayó al suelo, con el hacha clavada en el pecho. Me dirigió una última mirada, y susurró.
-Al final si... que has probado la eficacia de... Tus hachas conmigo... -Cerró los ojos. -Clarie Morgan.
Sonó un cañonazo y se me encogió el corazón. Recordé lo que le dije en el primer entrenamiento.
"Tal vez tu seas el desafortunado que pruebe la eficacia de mi hacha"
Lo había cumplido. Y algo dentro de mi murió con él, mi honor, mi orgullo. El Capitolio había logrado lo que quería, había logrado transformarme.
Finnick se levantó del suelo a duras penas, el corte de su pierna parecía profundo. Me acerqué a él para sujetarle, a pesar de que sentía una gran opresión en el pecho.
-¿Con que te han hecho esto? ¿Cuchillo? ¿Espada? -Dije mientras ponía su brazo por encima de mis hombros para ayudarle.
Pero no me contestó. Me giré hacia el y vi que estaba sonriendome.
-¿Qué pasa? -Pregunté, lo más firme que pude.
-Me has salvado la vida.
Sonreí amargamente. No podía dejar que muriera, no ahora que había tomado una decisión.
Llegamos a donde se encontraban Jack y Sidney. Esta ultima estaba en el suelo, malherida. El cadáver de la tributo del 2 estaba en la nieve, aún con la lanza clavada. Miré a sus ojos vacíos y oscuros y me estremecí. Finnick se sentó a los pies de un árbol y yo me arrodillé junto a Sidney. Estaba incosciente, y la di unas palmaditas en la mejilla para que reacionase, al tocarla noté que estaba excesivamente fría, y pálida.
-Eh, Sidney, despierta. -Dije, y ella abrió los ojos y sonrió. -¿Cómo estás?
-Apunto de morir. -Dijo, sin perder su caracterizada ironía.
De pronto Jack se arrodilló a mi lado.
-Yo la cogeré, pero será mejor que nos vayamos de aquí. -Dicho y hecho, cogió a Sidney en brazos.
-¿Y a donde vamos? -Pregunté.
-A la cornucopia. -Respondio Finnick, levantándose del pie del árbol débilmente. -Nos estamos quedando sin provisiones, y Sidney y yo necesitamos algún calmante. A ella no le va a bastar solo con un puñado de nieve.
Asentí.
-Pues vamos.
Después de comer, nos dirigimos a la cornucopia. Avanzabamos con bastante lentitud ya que Jack llevaba en brazos a Sidney, y Finnick tenía dificultades para andar. Sidney estaba muy grave, no paraba de sangrar y apenas comió nada, la costaba respirar y su vida se iba apagando poco a poco, mientras Jack la llevaba en brazos. Pero no la íbamos a abandonar.
Esa noche encontramos una gran roca saliente, y dormimos debajo. Jack se fue ha hacer la primera guardia, y los demás nos dispusimos a dormir. Miré a Sidney en la oscuridad, y estaba tumbada, temblando de frío.
Me acerqué a ella. Tenía un lateral del traje empapado de sangre, y estaba muy pálida. Se había quedado completamente helada y unas gotas de sudor frío resbalaban por su frente. De pronto derramó una lágrima, respiraba entrecortadamente y le costaba mantener los ojos abiertos, y cuando estos me miraban, veía un gran dolor y una gran oscuridad dentro de ellos, una oscuridad que se iba apoderando poco a poco de ella.
-Sidney, tranquila, estoy contigo... -Dije, cogiendola de la mano.
Me dolía verla tan indefensa cuando seguramente era la chica con más carisma que había conocido.
-T-Tienes que ganar... -Los dientes la castañeaban. -Yo ya no podré hacerlo.
-No digas eso. -Pero era verdad. No tenía sentido consolarla, prometerla que se pondría bien.
-Tienes que hacerme un favor. -Dijo.
La miré y esboze una pequeña sonrisa.
-Lo que sea.
-Sal de aquí. Sal de aquí. Y cuando lo hagas, ganales.
La miré, extrañada.
-Gana... Gana la batalla -Hizo una pausa. -Y no solo la de los Juegos del Hambre. -Me presionó la mano y me miró, pero no débilmente, si no con sed de venganza en su apagada mirada.- Gana a ellos, a los que nos han hecho esto, gana a... -Me hizo una seña para que me acercase. Pegó su boca en mi oído. -Gana al Capitolio. -Dijo en un débil susurro.
Y de pronto, su fría mano dejó de hacer presión sobre la mía, su cabeza se resbaló a un lado, y sus ojos perdieron vida.
Sonó un cañonazo.
Jack entró rápidamente en la cueva, alarmado, y se paró en seco al ver lo que había pasado. Salió de nuevo de la cueva con una mirada triste. Miré a Sidney, y una lágrima se resbaló por mi mejilla.
"Gana al Capitolio"
Una mano se posó sobre mi hombro. Finnick. Le miré, y me lanzé a sus brazos. Él me abrazó, acariciandome la espalda, y nos quedamos abrazados esperando el nuevo amanecer.
Las últimas palabras de Sidney no dejaron de resonar en mi cabeza durante toda la noche.
Al despertar, su cuerpo había desaparecido, y el dolor de otra perdida se sumo a las demás en mi corazón.
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El verdadero amor de Finnick Odair. /sin editar/
Fanfic/esto lo escribí en 2014 :( no me juzguen mucho/ Clarie Morgan es elegida como tributo y tiene que convivir con el asesino de su hermana.