Prólogo.

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Las hojas caían, el Otoño había comenzado y Nicolás se sentía feliz.

Su esposa le había dado la mejor noticia del mundo, estaban esperando un hijo.

Es cierto que llevaban sólo un año de casados y eran jóvenes, apenas veinte, pero se sentía feliz, sabía a ciencia cierta que ella era el amor de su vida y un pequeño sólo los haría amarse más.

Él estaba estudiando y para cuando su hijo entrara al preescolar –según las cuentas que ya había hecho- terminaría la carrera de arquitecto.

Era como todo un sueño, se sentía en las nubes que incluso se olvidó del terrible dolor de cabeza que lo había tenido de mal humor el último par de semanas.

Mala idea.

Dolores de cabeza, momentos en los que no sabía que pasaba a su alrededor.

Así comenzó todo.

Un mes después él se encontraba a punto de morir.



Cuando las hojas caen [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora