Siete

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Nicolás aprendió a caminar nuevamente. Sus piernas se sentían débiles y estaban tan delgadas que cualquiera podía decir que se romperían si hacia demasiado esfuerzo.

Su madre siempre iba ayudarlo, caminaban de un lado del hospital al otro, siempre riendo de las cosas graciosas que les pasaban a los alumnos de su madre. Ella era maestra de chicos de primaría y además una gran escritora.

Su madre, Lorena había estado llenando los espacios vacíos de los años que él había perdido. Sin embargo, dejaba afuera el asunto de Natalie, por suerte para Nick porque no podía soportar la idea de haber perdido a alguien a quien ni siquiera recordaba.

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Nicolás trató de no asustarse al ver como el auto de su padre encendía simplemente con su voz. Se sentía como si hubiera viajado al futuro y viviera con unos completos locos.

Después de algunas semanas en el hospital y muchos estudios, decidieron dejarlo ir a casa. Por fin, un lugar donde él se sentía cómodo.

Su dormitorio seguía igual a como cuando él tenía dieciséis años, por suerte para él, eso no había cambiado.

Su familia le había hecho un gran festejo pero el decidió que no tenía humor de eso y se retiró a su dormitorio.

Sus ropas no le quedaban, era muchos centímetros más alto de lo que se recordaba. Buscó entre sus cosas y luego se decidió ir al cuarto de su hermano ya que él solía ser más grande. Desgraciadamente el cuarto de su hermano ahora funcionaba como cine. Había una pantalla y asientos cómodos. En un mueble junto a la máquina de palomitas, se encontraban películas y los reproductores para verlas.

Había unos casetes que él recordaba. Puso uno de ellos y comenzó a reproducirse. Tomó asiento y luego esperó.

Su mamá apareció primero, lucía como Sara pero con un peinado de los ochentas, luego su papá quien había dejado el aparato para grabar en alguna mesa, ambos se sonreían y luego miraban a la cámara y ponían sus rostros serios.

-Hola Nick -comenzó su padre.

-En realidad aún no sabemos que serás -su madre tocó su estómago y sonrió con ternura.

-Pero sabemos que vas a ver esto en algún momento -Los ojos de su padre se volvieron tristes y su voz comenzó a romperse-, nos informaron que tenías un problema, dijeron que aún estaban a tiempo de terminar con el embarazo sin lastimar al otro bebé. Ellos dijeron que si tú llegabas a sobrevivir a tus primeros cinco años de vida, esto sería aún más peligroso.

-Nosotros no quisimos, fuimos a ver a más doctores y cada uno de ellos nos dijo lo mismo. No ibas a sobrevivir. Viajamos por una última opinión y lo conocimos. Walter Nolan apenas terminó su doctorado, él es joven, pero nos dio algo que ningún otro quiso darnos. Esperanza.

-Tú vas a vivir porque te amamos, porque tienes familia increíble aquí esperándote. Tienes un hermano de dos años que te espera para contarte cuentos y anécdotas raras que hace con su mejor amigo imaginario.

La madre de Nicolás ya estaba llorando para cuando se despidió de su hijo por el vídeo, y Nick, igual.

Había descubierto que sus padres sabían sobre el problema que Nick había enfrentado y por más enojado que podía llegar a sentirse con ellos por ocultárselo, también se sentía querido. Lo eligieron por sobre todas las cosas y eso se sentía bien, sus padres no se dieron por vencidos y lucharon contra todos y cada uno de los que se opusieron.

Nick se quedó dormido horas más tarde después de ver tantos vídeos como pudo. Todos los viejos casetes tenían algunas historias buenas de cuando él y sus hermanos pequeños, incluso cuando sus padres se casaron y el asqueroso nacimiento de su hermano mayor.

**

Los padres de Nick se asustaron cuando descubrieron que su hijo no estaba en su habitación, lo buscaron por toda la enorme casa y luego lo encontraron en el lugar menos planeado. El pequeño cine que ellos habían adaptado cuando Alexander decidió conseguir su propio hogar. Nick estaba dormido tan plácidamente que no se atrevieron a despertarlo.

En su lugar, el padre de Nick decidió enviarle un mensaje a Natalie para pedirle que llevara al pequeño Jael para que Nick lo conociera. Nadie le había dicho nada sobre su hijo porque podría asustarse. Pero él estaba tomando todo con calma. Aunque nadie sabía los ataques de pánico que él sufría por las noches cuando nadie lo veía.

Natalie respondió que no. Razón por lo cual los Navarro decidieron tomar medidas más drásticas. Nicolás Navarro padre y Eduardo Aguilar habían sido amigos desde hace muchos años atrás, ellos habían querido tanto que sus familias se juntaran y cuando Nick y Natalie les dieron la noticia de su boda, ellos estuvieron felices. Ahora ambos estaban dispuestos a luchar porque sus hijos estuvieran juntos. Ellos sabían que Natalie y Nick estaban destinados a estar juntos y como si eso no fuera poco, necesitaban que su hermoso nieto tuviera a sus padres juntos.

Cuando las hojas caen [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora