Tres

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A Natalie no se le dio la noticia inmediatamente sino que la tuvieron en la oscuridad durante un tiempo mientras se tranquilizaba del susto de casi perder a su hijo. Cuando se enteró casi cae en depresión, excepto que encontró una carta de su marido que la mantuvo fuerte.

Querida Natalie.

Últimamente he tenido dolores de cabeza. Posiblemente el tumor vuelva, sino es que ya está aquí. No quiero asustarte porque necesitas ser fuerte para nuestro bebé.

Sé que voy a estar bien, pero si no es así por favor, mantente fuerte. Él va a necesitarte si yo falto, quiero que le digas que lo amé desde el primer segundo y que daría cualquier cosa por poder verlo crecer.

Yo sé que probablemente esto vaya a dolerte, no me llores, aguanta por Junior. Siempre voy a estar con ustedes.

El ocho de Abril a las cinco y veintiséis de la tarde nació Jael Navarro.

Natalie trataba de ser fuerte porque tendría que cuidar a un niño, sola. Probablemente Jael sería boxeador por las fuertes patadas que daba y quería que su padre también pudiera sentirlo.

Durante los meses que siguieron después de que Nicolás estuviera en un coma inducido, Natalie iba a visitarlo, le contó sobre sus raros antojos, y como se había ido a vivir con sus padres porque era mucho más sencillo para ella.

En ocasiones lloraba mientras veía como su marido se iba poniendo más delgado y su barba crecía. Ella dio a luz en el mismo hospital donde estaba él y en cuanto Jael pudo salir de la incubadora y estuvo listo para ir a casa, lo llevaron junto a su padre.

Nicolás despertó tres meses después de que su hijo naciera, luego el coma no fue inducido, y no volvió a despertar hasta después de dos años.

++

Para ser un hombre de negocios el señor Nicolás Navarro se sentía impotente. Su hijo Nick, había sido su mayor orgullo, no porque no quisiera a sus otros dos hijos sino porque a pesar de ser físicamente idéntico a él, tenía el mismo carácter que Loren, su esposa.

Nick podía ser tranquilo como su madre, incluso bromista, y de todos sus hijos él tenía el corazón más puro es por eso que verlo en la cama de un hospital lo hacía sentir destrozado. Lo que él daría por estar en su lugar.

—El pequeño ya tiene tres meses, es idéntico a ti —El señor Navarro se sentó junto a la cama de su hijo en el hospital mientras comenzaba a relatarle lo que había pasado en los meses pasados —es serio como el demonio, y no deja que nadie lo tome en brazos. No sé si puedas escucharme pero necesito que despiertes Nick, todos te necesitamos.

++

Natalie se despertó por tercera ocasión en la noche. Jael comenzaba a sufrir de los típicos dolores estomacales de todo bebé y ella ya no podía con tantas noches sin sueño. Por supuesto que en ocasiones su madre se despertaba a ayudarla pero no quería incomodarlos.

Ella extrañaba su casa, su vida y por sobre todo a Nicolás, su esposo. Jael y ella lo necesitaban. Era injusto que se estuviera perdiendo las sonrisas de su hijo, incluso sus lloriqueos. Era difícil para ella porque su hijo se parecía tanto a Nick que tan solo verlo la ponía a llorar.

Lo extrañaba y lo odiaba tanto por haberla dejado.

Cuando las hojas caen [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora