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"¡Camila!" Gritó mi mamá. "¡Te estamos esperando!".
¡Ya voy, ten un poco de paciencia! - le respondí. Me puse el primer suéter que encontré y baje las escaleras casi corriendo hasta llegar a la puerta donde estaba mi mamá esperándome con la puerta abierta.
Tus hermanos ya están en la camioneta con tu papá esperándote... Bueno esperándonos - dijo mamá al verme bajar el último escalón.
Ya voy, ya voy - Respondí entre risas.
Subimos a la camioneta y sin tardar papá arrancó la camioneta y fuimos en camino a la plaza de la ciudad.
En el camino los gemelos no paraban de hablar y molestar. Cuando logré quitarles mis audífonos los ignoré por completo y me coloqué los audífonos y puse la lista de reproducciones.

Cuando íbamos subiendo por el elevador mi mamá les recordaba cómo siempre a los niños lo que no tenían que hacer:
No toquen las cosas frágiles, no griten y  no salgan corriendo... Como locos por dulces - terminaron de decir los 3 al mismo tiempo. Únicamente papá y yo nos miramos y reímos en un tono muy bajo en el que solo mamá nos escuchó.
Después de un rato mi mamá me interrumpió la música y me quito los audífonos.
Cami estamos en familia, ¿podrías por un momento dejar la música? Mira, hay muchas tiendas de ropa y no te interesa ninguna - dijo en tono preocupante.
Justo en ese momento pasamos por una tienda que tenía un vestido en el mostrador. Era de color rosa claro con rosa fuerte con un corte que la parte de enfrente llegaba a medio muslo y para atrás el corte se hacía más largo hasta llegar a media pantorrilla; el corte de la parte de pecho era de corazón y seguido de terminar el pecho tenía un cinturón de color café.
¡Era hermoso! Mis ojos no paraban de verlo y al momento en que mi mamá me vio observando el vestido me dijo - Pruébatelo, es muy bonito... Si... Te quedará bien - dijo mamá tomándome un brazo.
-No ni loca - respondí - esta bonito pero no me quedara.
-Oh, vamos Camila - dijo en tono desanimado
-No... No, no, no
- Anda cariño - interrumpió papá - solo pruébatelo
- ¿Tú también papá? - dije casi desanimada.
Luis (un gemelo) me jaló hacia adentro de la tienda sin importarle nada de lo que yo dijiera. Entramos y una señorita nos dio la bienvenida mientras yo decía que no quería entrar. Luis no se rendía hasta que llegamos a la parte de los vestidores donde el vestido estaba adentro colgado. Ahora sí Lalo y Luis me empujaron y no me dejaron salir.
- No te dejaremos salir hasta que te pongas el vestido y no lo muestres - medio grito Lalo.
Ya solo me quedaba probármelo. Eso fue lo que hice.
- Hecho - Lalo y Luis chocaron las manos y les sonrieron a papá y mamá.

Deteniendo mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora