XI

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Terminamos de comer y recogimos la mesa. Me tocó lavar los platos, y como siempre puse mi música para no aburrirme. De alguna forma seguía cansada por aquella fiesta y necesitaba descansar; acabando de limpiar lo que me tocaba sin decir más me subí a mi habitación y me deje caer en mi cama y no tardé mucho en quedarme profundamente dormida.

- Despierta.... Cami despierta... - me sacudió con suavidad mi hombro.
- ¿Porque? - murmuré con la cara todavía estampada en la almohada.
- Tienes una persona esperando al teléfono, le dije que estabas dormida pero seguía diciendo que quería hablar contigo de urgencia- dijo mamá acariciando mi cabello - baja ahí está el teléfono. Pensé por un momento que era Daniel, pero eso no es posible.
- ¿Quién es? - me froté los ojos con la parte baja de la mano y me incorporaba con dificultad.
- ¿Quién más puede ser? ¡Hanna! Dice que le tienes que contar una historia que le dejaste a medias.
Al escuchar eso inmediatamente me levanté de la cama y bajé corriendo por las escaleras hasta llegar a la sala. Tomé el teléfono y me senté en el sillón de a lado.
-¿Hanna? - dije con la respiración entrecortada.
-¡Camila! - contestó Hanna - ¿Cómo se te ocurrió dejarme con la duda? Dime todo.
En eso mi mamá llego a la sala conmigo y me dejó un vaso de agua en la mesa de centro y se alejó.
- Hanna ahora no te puedo contar todo, están mis papás en casa y no quiero que se enteren de nada - dije susurrando al micrófono del teléfono lo más bajo que podía hacer para que no escucharán mis padres la platica.
- ¡Oh! - exclamó - entonces nos vemos en la cafetería que queda a dos calles de tu casa y ahí me platicas todo. Que te quede en claro que quiero saber lo que pasó.
- No seas una floja Hanna y aprovechemos a terminar los deberes de la escuela. Lleva tu mochila y trabajaremos en el proyecto de Historia.
- Eres muy responsable. Pero no me queda otra salida así que... Nos vemos en 20 minutos.
Colgó y también colgué el teléfono, me levante del sillón y me tome el vaso de agua que anteriormente mi mamá ya había dejado ahí.
-¿Qué quería Hanna? - entró mi mamá a la sala conmigo.
- Nada, quiere que ya nos viéramos en el café de siempre para terminar de hacer el trabajo que nos falta de historia.
- Me sorprende que Hanna quiera trabajar
- A mí también me sorprende
-¿Quieres que te dejemos en el café o tú vas sola?
- voy sola mamá, gracias
- De acuerdo, cuídate y me saludas a Hanna.
Salió de la sala y yo agarré mi mochila de la escuela guarde unos cuadernos que tenía afuera y salí de la casa.
Al llegar al café ya estaba Hanna esperándome en unas de las mesas con dos cafés y unas donas con diferentes glaseados y su computadora abierta. Me senté frente a ella y saque los materiales de historia de mi mochila.
- Te compre un café y unas donas para las dos - dijo Hanna sin despejar su vista de la computadora y dejar de oprimir las teclas de la máquina.
- Gracias - bebí un sorbo de mi café con leche que seguía muy caliente.
Sin hacer nada más empecé a hacer los trabajos que me faltaban.
No pasó más de una hora cuando yo terminé los trabajos y guarde mis cosas. Hanna seguía muy metida en su máquina. Bebí de mi café y me comí una dona y cuando termine de comer la doña Hanna de la nada cerró la computadora se recargó en ella tomó su café y una dona y me miró directo a los ojos con una sonrisa muy amplia.
Nos quedamos un rato mirándonos.
-¿Qué? ¿Porque me vez así? - pregunté alejando una dona de mi boca.
- Obviamente sabes porque te veo así. Y esa es la razón de porque nos quedamos de ver aquí. Si, si, ya se, ya se, termine todos los trabajos pendientes y ahora sí no podrás evitar que me entere de lo que pasó. ¡CUÉNTAME! - dijo en tono realmente emocionante.
- De acuerdo, de acuerdo... Te contaré todo - le sonreí y ella me devolvió la sonrisa.

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Hola! Espero y les guste la historia. Solo quería darles una nota pequeña.
La foto de la chica que aparece al principio representa a Camila.
En el siguiente capítulo le dejaré una foto de Hanna.
Gracias por todo.
Un saludo ❤️

Deteniendo mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora