Capítulo 4: Fantasma de Elena

1.7K 112 7
                                    

Capítulo 4:

Fantasma de Elena

Fantasma de Elena

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Danna

De camino a la floristería, tuve que entregarle el volante a Alexis, pues, casi hice que nos matáramos en la vía. Me encuentro mirando por la ventana sin comprender exactamente lo que ocurrió.

Alexis nos contaba cómo le había ido en su última cita con Lucy, cuando de repente vi a mi hermana parada en medio de la carretera vestida como iba de costumbre al trabajo, solo que no era como la recordaba. De su cabeza brotaba mucha sangre y sus ojos estaban vacíos, completamente vacíos.

Lo demás pasó muy rápido. El auto zigzagueó en el pavimento, perdí el control del auto, y si Alexis no hubiera tomado el volante en ese momento no sé qué hubiera pasado. Miento, si sé lo que hubiera pasado, seguramente estaríamos en un hospital conectado a máquinas, o, en el peor de los casos, en una morgue esperando por autopsias.

Luego nos detuvimos unos minutos al borde de la carretera. Ninguno de los dos preguntó nada, Alexis tomó el lugar del conductor, Amaia iba de copiloto y yo me quedé en la parte de atrás.

Ya en la floristería, la señora Blanca, nos prepara agua con azúcar, ya que los tres estamos blancos como papel.

— ¿Qué te pasó allá afuera, Danna? —Amaia ya recupera el semblante, pero sigue un poco atemorizada.

—Aún no lo comprendo. Van a pensar que estoy...

Ambos me miran incrédulos.

—... vi a mi hermana Elena, estaba parada en medio de la carretera bañada en sangre.

— ¿Estás segura? —Amaia me mira como si se me hubiera zafado un tornillo, o mejor, me faltara la ferretería completa.

¿Qué estoy diciendo?

Me llevo las manos a la cabeza. Nada de lo que vi o creí ver tiene lógica.

—Podrían dejar de mirarme como si estuviera loca —les suplico.

—Es que no tiene sentido, los fantasmas no existen. Además, tu hermana no está muerta —comenta Alexis renuente a creer en mitos.

Y tiene toda la razón mi hermana no está muerta, pero, aun así, estoy preocupada.

¿Por qué la vería de esa manera en medio de la carretera?

A pesar de que no creo en fantasmas ni en nada que se le parezca, no puedo dejar de sentirme preocupada. Desde que la vi en medio de la carretera no dejo de sentir un extraño pálpito en el pecho, como si algo malo fuera a ocurrir o hubiera ocurrido.

—Yo creo que lo mejor es que la llames —dice mi amiga tajante.

Ella misma trastea mi teléfono en el interior de mi bolso, y me lo entrega. Me tiemblan un poco las manos mientras busco el número de mi hermana en los contactos. Caray, estoy tan confundida y angustiada. Intento llamarla, pero su celular se encuentra apagado.

Sangre Maldita (Trilogía- Más allá de la muerte 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora