2. La chica del mercado

52 2 0
                                    

—¡Ya llegué Maestro!—Anunciaba Félix al momento de entrar a la casa y cerrar la puerta.—Conseguí pollo, ¿le gustaría un caldo?

Una sombra se deslizó increíblemente rápido por la casa y se detuvo justo a lado de Félix; era su maestro, se mantuvo a su lado y le quito la bolsa, mirando las compras del día.

—Estaría muy bien—hizo una pequeña pausa y dijo—¡pero este si es un buen pollo, mira el tamaño!—mientras sacaba el pollo de la bolsa, manteniéndolo a la luz de la ventana como un trofeo.—Debió de costar una fortuna. te he dicho que no gastes tanto din..

—4 monedas—interrumpió el joven—costó 4 monedas.

Los ojos del maestro se abrieron de par en par.

—Debes de estar mintiendo, ningún pollo de esta calidad cuesta menos de 7.

—Mejor para nosotros ¿No cree?

Félix se encaminó a su habitación y se desvistió, cambiándose la ropa a una combinación más ligera. Lanzó su chaleco a la silla y dejó el pequeño cuchillo en la mesa. Mientras se caminaba en dirección de la cocina, comenzaba a arremangar sus mangas, preparándose para preparar los alimentos.

Fenrir estaba sentado en la mesa recitando encantamientos de ilusión, estaba creando un caballo del tamaño de un vaso que trotaba al movimiento de sus dedos, Félix no entendía como podría recitar encantamientos tan elaborados sin el mínimo esfuerzo, y él no podía crear agua sin congelar las cosas.

Félix soñaba con ser un día tan bueno como él y lograr transmitir sus conocimientos a las personas, y así, rescatar la magia de la perdición. Su mayor miedo era que, un día se acabara la magia por completo. Odiaba la idea de un mundo donde la gente pensara que la magia era un simple sueño o cuentos de niños, donde los magos estuvieran extintos, y la única magia que existiera fuera el recuerdo de la misma. Pero eso no iba a suceder, no si estaba él para impedirlo, por eso se esforzaría día a día hasta ser el mejor mago de la historia.

—Huele delicioso Félix—comentó su maestro mientras se acercaba a la olla con el caldo para olfatearlo mejor—Sigo sin comprender como conseguiste un pollo así, con un precio tan...—En su cara se notaba una sonrisa juguetona, y observaba a Félix—Creo que ya sé como conseguiste esto.

La cara de Félix comenzó a ponerse roja de pena, pero intentaba disimular.

—¿A qué se refiere?

—No me mientras muchacho.—Fenrir se burlaba mientras le agitaba el cabello con una mano.—Fue esa chica ¿verdad? La chica del mercado.

—Hice las compras con ella, si eso es a lo que se refiere.—mostraba tranquilidad en las palabras, pero su rostro revelaba sus sentimientos al mencionarla.

—¡Esa chica está perdida por ti!—gritaba el maestro mientras reía alegremente—Imagínate cuanto le gustas ¡para darte la comida con descuento! pero bien decían las ancianas, que a los hombres se les enamora por el estómago.

—Gracias Maestro, pero no hay nada entre nosotros.—Mencionaba tristemente mientras seguía moviendo el contenido de la olla con la cuchara de madera.

—¡Pero podría haber!, ¡Ay Félix, muchacho aun eres muy joven! A tu edad yo era idéntico a ti—Félix tembló por la idea de parecerse al maestro cuando creciera, por supuesto deseaba parecerse a él en cuanto a la profesionalidad mágica, ¿pero amorosamente? No gracias.

—¿En verdad piensa que podría haber algo entre nosotros?—un rayo de esperanza cruzo la mente del joven.

—¡Pues claro! No eres tan guapo como yo, claro esta, pero no eres mal parecido, ¡aparte eres mago, eso las vuelve locas!—comentaba mientras golpeaba con el codo suavemente a su alumno. —Pero lamentablemente, la magia es un arma de doble filo, es mejor que te alejes muchacho.—La expresión en su cara había cambiado drásticamente, ahora denotaba recuerdos y tristeza.—Te lo digo por tu bien y por el de la muchacha.

Eso era algo nuevo para Félix en su maestro, Fenrir siempre había sido alegre, emocionado con la vida, y con una sonrisa en la cara. Pero ese cambio tan repentino en su cara...¿estaría ocultando algo? Era la primera vez que veía a su maestro así, claro que todas las personas tienen historias y recuerdos que desearían olvidar y no recordar, pero ¿qué le habría sucedido a Fenrir como para desear que su alumno se alejara del posible amor de su vida?

Félix decidió no insistir en el tema y dejarlo por la paz, para su suerte, ¡la comida estaba lista!




El Joven Mago Y El Libro de los Muertos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora