¿Y qué puedo esperar de mi arte cuando tengo que luchar contra las musas que lo sostienen?
Yo antes pensaba en formar frases bonitas, y ahora sólo en juntar palabras, palabras aleatorias e inconstantes.Comienza mi batalla, difuminada en una ira ciega y descarnada, en un delirio ambiguo y atómico que destila en mí todas sus fragancias... Como ese olor... Ese jodido olor a sexo sin cuartel ni mediación.
E intentando de huir de ese sonido de la batalla me refugio en tu sábana de besos menguados, cada vez más diezmadas mis tropas.
Y si en un intento desesperado por asaltar tus conexiones afirmo, ahogado en la desidia, que soy sabio... Pregúntame por qué me sangran las palabras, por qué suspiran los ojos y por qué tus batallas, mi amor, yo ya no quiero ganarlas...
Porque ¿qué sabe mi poesía de lo que ensalza el alma?
Porque ¿qué puede hacer un necio si en tu pecho ya cabalgan desbocadas mi palabras?
Porque ¿Cómo combato con acritud tus versos si en el fondo sé que hay una luz que nunca se apaga?...
Una luz que de base hace aletear mis pensamientos, que coordina mis neuronas enfocadas a tu pelo. Y que llegado un momento, me pregunto, sin argumentos.
¿Y esa paleta de colores, no la echas de menos?
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El ególatra que dejó escapar la Luna
PoetrySerie de reflexiones y escritos cortos que de otra forma estarían cogiendo polvo en algún cajón. Porque creo que lo que de verdad merece la pena es aquello que no estás dispuesto a enseñar.