Que tengo ceniza en las venas, joder, que me consume por dentro, me erosiona hasta quedarme hueco.
Me duele la mirada de ver tantos filos en cada puñalada.
Cada vez finjo peor que todo me la suda, que me resbala, olas que vienen y van, que no dejan nada más que sal en mi playa.
Y vierto los segundos como cera caliente sobre algunas esperanzas, las cubro y les pongo un sello de perpetuidad, a la espera de que alguien los parta.
Quizá, algún día, con más alcohol y menos nervios te escriba una oda de toda esta rabia, siendo poética y muy poco sincera, diciendo que la rabia justifica a veces y da fuerzas. Todo mentira. La rabia sólo me da ganas de dejar de respirar un rato. Es duro saber que vas a peor, que en algún momento eras una persona racional, justa, incluso sin atisbo de modestia, sabia.
Aunque a ratos, bien mirado, cada segundo derramado es uno menos en mis bolsillos.
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El ególatra que dejó escapar la Luna
שיריםSerie de reflexiones y escritos cortos que de otra forma estarían cogiendo polvo en algún cajón. Porque creo que lo que de verdad merece la pena es aquello que no estás dispuesto a enseñar.