Los Malfoy

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Bienvenidos al autobús noctambulo- dijo un joven delgado, lleno de granos y con orejas de soplillo, vestido con un uniforme morado- Mi nombres es...

-Ya se quien eres Shunpike- comento mi nuevo padre irritado aventándole mi maleta al joven- en un momento te pago. Sube Carol

Subí al gran autobús donde había muchas sillas a lado de las ventanas, algunas volcadas de la frenada del autobús y otras todavía en pie.

Mi padre le dio unas cuantas monedas al joven, con el cual charlaba un poco, o mas bien, escuchaba sin interés.

-...es difícil encontrar trabajo, pero no me quejo. Conoces mucha gente aquí - le comento el joven alegremente.

-Muy interesante Shunpike. Al callejón Diagon, por favor - y asi terminó la conversación.

Subimos por las pequeñas escaleras y nos dirigimos al tercer piso el cual estaba desierto.

-Entonces...- empezó a decir- ¿Qué opinas?

-Es un autobús enorme- dije tomando asiento en una silla de terciopelo negro.

Esbozo un pequeña sonrisa.

-No me refiero al autobús- dijo amablemente y divirtiéndose de mi equivocación - Hablaba de lo que te decía unos momentos antes.

-Ahh...- dije meditándolo un poco. Siempre quise una familia, y si esto es lo mas cerca que voy a obtener de eso...- Me encantaría que fueras mi padre.

-Muy bien - y esbozo otra pequeña sonrisa de complacencia- Va a ver unas cuantas reglas.

-Claro, ¿Cuales son?

-Durante el horario de clase, no me podrás llamar padre y no le podrás contar a tus futuros amigos- dijo mas seriamente- ¿Entendido?

Con un simple asentimiento de cabeza basto.

El viaje estuvo muy turbulento. Al arrancar casi me caigo de mi silla e iba a una velocidad muy rápida y al frenar me fui para adelante y cai.

-¡Callejón Diagon!- gritaron desde el piso de abajo.

Bajamos las escaleras y me encontré con el paraíso mágico. Había muchísimas cosas, un lugar para las varitas, otro para libros, otro para escobas, y muchos lugares más que tal vez nunca termine de ver.

-¡Severus!- grito un hombre a mi padre.

-Lucius- dijo mas calmado y se dirigió hacia el hombre. Era un hombre alto, con el cabello rubio platinado hasta los hombres y vestía con mucha elegancia y ademas llevaba un basto con una serpiente por donde se toma.

Mi padre saludo al señor Lucius con la mano.

-¿Qué haces por aquí Severus?- dijo Lucius. Tenia una voz fría pero agradable- Tu nunca andas por estos lugares, ¿Y quien es esta jovencita?

Me puse al lado de mi padre y me puse recta y con la cabeza en alto.

-Dejame te presento Lucius a mi...- le costaba pronunciar la palabra pero al decirla se escuchaba orgulloso de ello- hija, Caroline Elizabeth Holmes.

El señor Lucius se notaba sorprendido, tal vez hasta impactado por lo que sus oídos escuchaban.

-Es un placer- he hice una reverencia en señal de respeto y de saludo.

-Caroline, el es el señor Lucius Malfoy- y lo señalo con una mano.

El señor Malfoy se acercó a mi y me extendió una mano.

-Es un honor conocerla señorita Caroline- se dirigió a mi con mucho respeto- Pero Severus, ¿Como?

-La adopte- dijo con una pisca de orgullo y pasando su brazo por mi hombro- No saldría del orfanato para ir a Hogwarts si no la adoptaban, y lo hice. Y quiero darle la oportunidad de que tenga una familia, algo que yo no tuve.

Me quede callada escuchando las palabras de mi padre y observando la mirada de asombro del señor Malfoy hacia mi.

-¿Entonces es tu año de ir a Hogwarts?- se dirigió a mi el señor Malfoy.

-Asi es, señor Malfoy- dije con la cabeza en alto y muy orgullosa.

-Muy bien. Yo tengo un hijo que ira también a Hogwarts este año tambien- se notaba que el señor Malfoy era muy orgulloso pero al decir esto el pecho se le hincho y lo dijo con todo el orgullo que puede existir.

-¿Draco ya ira a Hogwarts?- pregunto mi padre con curiosidad.

-Asi es, de echo esta con Narcisa probándose las capas- dijo señalando cierta tienda, donde salia una mujer entre los 40 y la muerte con un cabello negro y mechones blancos, alta y con un hermoso vestido negro y a su lado un pequeño niño con el cabello rubio platinado peinado hacia atrás y con una sonrisa tan hermosa.

-Listo, padre. Ya tenemos las capas- dijo sonriéndole a su padre.

-Muy bien, hijo- dijo el padre orgulloso de su hijo- Narcisa, ¿Te acuerdas de Severus?

-Claro, como olvidarlo - dijo la dulce voz de la señora Malfoy- ¿Como has estado, Severus?

No se había dado cuenta de que yo estaba ahí.

-Muy bien, Narcissa. Le comentaba a Lucius que mi hija va ir a Hogwarts.

Igual que su marido, esta hiso una cara de sorpresa y dirigió su mirada hacia mi. Después de que mi padre les explicara la historia de nuevo, me presento a la señora Malfoy.

-Es un placer conocerla, señora Malfoy- dije y como es mi costumbre mi reverencia.

-El placer es mio, Caroline- y me dedico una maternal sonrisa- Draco, cariño, acércate.

El niño que estaba escondido detrás de su padre se acercó.

-Caroline, te presento a mi hijo Draco. Draco ella es Caroline, hija de tu futuro profesor Snape.

Hice mi reverencia hacia este.

-Es un placer, joven Draco- y le dedique una sonrisa amistosa.

Me demostró un pequeña y tímida sonrisa y se acercó y me extendió una mano.

-El placer es mío señorita Caroline.

Le estreche la mano y nos dedicamos una sonrisa amistosa.

-Carol, ¿Por que nos vas a buscar una varita?- pregunto mi padre señalándome una tienda que estaba cerca de nosotros.

-Draco, ¿Por que no la acompañas? Tu tampoco has comprado tu varita- dijo el señor Malfoy cuando yo ya empezaba a andar.

-Si, padre- dijo Draco poniéndose a mi lado.

-Estaré por aquí, no te alejes mucho- me dijo y me dio un pequeño morralito con monedas adentro.

-Si, padre- le dije y luego me dirigí al joven Malfoy- Vamos.

Nos dirigimos a la tienda de varitas Ollivander.

-Entonces... ¿Hija de el profesor Snape?- pregunto Draco un poco curioso

-Si- comente con una risita- ¿Que no escuchaste la historia?

-Si, pero, no se- dijo Draco con la cabeza gacha y se volvió hacia mi- ¿Eres hija de padres muggles o de padres magos?

-No lo se- dije algo triste- mis padres murieron cuando era muy pequeña y no recuerdo nada de ellos.

-Lo siento- y lo decía de deberás y me dedico una pequeña sonrisa.

Yo se la devolví.


Una sangre sucia en SlytherinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora