Este capítulo está dedicado a Alan Rickman, por haber echo de un gran profesor Snape, y por sus muchos trabajos más.
Siempre serás nuestro querido profesor Snape.
DESCANSA EN PAZ.
Always <3
P.O.V. Caroline
La cena en casa de los Malfoy estuvo increíble. La cena estuvo deliciosa y la compañía de ellos fue sensacional, pero más la de Draco. Volamos en su escoba y fue maravilloso, y como me miraba, sus hermosos ojos grises no dejaban de encontrarse con los míos, estuvimos a punto de chocar con un árbol por eso. Tuve la ligera sensación de poder llegarle a gustar, pero por nuestra corta edad no se podría.
El estaría en Slytherin y yo... No tengo ni la menor idea. Tal vez pueda llegar a ser una Ravenclaw, soy muy inteligente; podría también ser una Gryffindor, soy valiente; pero también sería una Hufflepuff, soy amable.
Pero, podría también llegar a ser una Slytherin. Tengo todas las características –a excepción de ser una sangre pura-, pero a pesar de todo eso y si llegara a hacerlo, Draco cambiaria de parecer y ya no se interesaría por mí.
Iba saliendo de la mansión Malfoy junto con mi padre y recuerdo algo:
-Padre, ¿Dónde dormiremos? –pregunto algo preocupada.
- Hay una casa muggle deshabitada, podremos dormir allí hasta mañana para seguir con las compras- dijo mi padre sin mucho interés.
-¿Cuáles compras?- no me quedaba claro eso, ya tenía todos mis materiales, mis túnicas y mis libros.
-Tu ropa. No mandare a una hija mía con los harapos viejos y sucios que traías- dice con cierta cara de asco- Mañana iremos al Londres muggle para comprarte ropa.
Llegamos a la casa.
Se veía que estaba en uso, pero los habitantes estaban fuera de la ciudad.
-Alohomora- susurro un hechizo mi padre a la perrilla de la puerta.
Esta se abrió con mucha facilidad. Parecía de ser de una pequeña familia, pues esta estaba muy bien adornada. La casa era de dos plantas así que subí por las estrechas escaleras hasta el segundo piso. Había tres puertas. Dos de ellas conducían a dos cuartos diferentes y una daba a un baño completo.
Entre en una de las habitaciones. Al parecer pertenecía a una niña entre los cinco y siete años. La cama tenía una colcha rosa y a lado de esta se encontraba una mesita de noche con una fotografía, una lámpara y lo que parecía ser una caja musical. En la foto se veía una pareja con una niña en la playa. Sentí una oleada de tristeza; esta niña había tenido lo que yo siempre quise, pero por lo menos yo tengo salud y ella también.
Tome la cajita en mis manos y la abrí. Allí se encontraba una pareja de bailarines de ballet. Uno parecía un cascanueces, y lo cual me dijo que así era porque sonó la canción del cascanueces. Lo recordé porque fue la unica que he tenido. Fuimos a un pequeño teatro donde unos estudiantes de lo que parecía ser preparatoria presentaban esa obra. Fue hermoso.
-¿Dormirás aquí?- dijo mi padre entrando a la habitación y provocándome un pequeño susto.
-Sí, estaré bien aquí- dije observando la cajita y cerrándola, la deposite en su lugar original.
-De acuerdo- dijo y parecía decidido a irse- Solo será por hoy, mañana tendremos que ir al colegio.
-Pero, ¿no tengo que ir hasta el 1 de septiembre?
-Sí, pero tienes que dormir en alguna parte y yo no tengo una casa. Todo está en Hogwarts.
-Está bien.
Fui deshaciendo la cama para dormir, pero mi padre seguía ahí.
-Sé que parezco un hombre duro, Caroline, pero te puedo demostrar lo contrario. Siempre estuvo en mis planes tener una familia, pero por cosas del destino no se pudo- contesto el como si estuviera a punto de desbordarse- Te prometo que siempre estaré ahí para apoyarte, a pesar de que tengamos que ocultar nuestra relación padre-hija frente los alumnos.
-Gracias, padre- dije y fui abrazarlo. Sentí como las lágrimas escapaban por mi rostro y descendían por mis mejillas- ¿Prometes estar siempre para mí?
-Siempre
[...]
Al día siguiente, dejamos todo como lo habíamos encontrado, y mi padre se vistió con ropa un poco más decente para el mundo muggle.
Tomamos un autobús que nos dirigió a un centro comercial en Londres, donde mi padre me compro un montón de ropa para mis estadías en Hogwarts. Al terminar las compras fuimos por una hamburguesa, la cual mi padre provoco que me carcajeara delante de toda la gente, ya que nunca en su vida había probado una hamburguesa.
Salimos del centro comercial cuando empezaba un hermoso atardecer, cuando no sabía que íbamos hacer ahora, ¿existe algún avión con destino a Hogwarts?
-Tomaremos el autobús noctambulo, de nuevo-dijo mi padre como si me estuviera leyendo el pensamiento.
-¿Otra vez?- pregunte con fastidio. No me agrado mucho mi pasaje por el autobús noctambulo.
-Sí, todavía eres muy pequeña para aparecerte, y no hay una chimenea... A menos que regresemos a la casa donde dormimos. Sí, creo que traigo polvos flu.
Al no entender una sola palabra de lo que decía mi padre yo solo lo seguí, hasta subir al camión que nos dejaba en la casa que estuvimos. Repitió el mismo hechizo que ayer y entramos.
-¿Quieres que prenda la chimenea?- pregunte ya que la íbamos a necesitar.
-¿Para qué quieres prender la chimenea?- dijo confundido.
-Pues... La vas a utilizar ¿no?
-Sí, pero no es necesario. Veras, los polvos flu se utilizan para transportarte de una chimenea a otra. Debes de hablar muy claramente para poder llegar al lugar a donde deseas ir.-explico- Por ejemplo, nosotros vamos a Hogwarts, agarras un puñado de polvos lo rocías delante de la chimenea y entras y dices "Escuela Hogwarts". Así de fácil. Inténtalo tu primero.
-De acuerdo- dije arrastrando las palabras.
Mi padre había sacado de su túnica-saco (no se arriesgaba a dejar su saco en su baúl, así que lo transformo) una urna donde venían un polvos color gris.
Seguí las instrucciones de rociarlo en la chimenea y al instante aparecieron unas llamas verdes. Me entro el pánico, ¿Qué tal si me quemaba? Mi padre me hizo una seña para que avanzara.
-No olvides hablar fuerte y claro. Mantén los codos pegados al cuerpo y no te muevas ya que te podrías pasar de chimenea.
Cruce por las flameantes llamas verdes y no sucedió nada.
Obedecí las instrucciones de mi padre y dije fuerte y claro:
-Escuela Hogwarts.
Sentí como si me succionaran, y empecé a ver muchas llamas y chimeneas hasta que caí por una.
Estaba cubierta de polvo y suciedad que no me moleste en quitarme ya que el lugar donde estaba era fabuloso. Había muchos artefactos extraños, y muchos cuadros de personas que se movían en ellos. También estaba un gran escritorio y muchas repisas con libros atrás; había una escalera que daba a un segundo piso pero no quise subir por que un hombre con una barba tan larga que casi le llegaba a las rodillas con una túnica azul y lentes de media luna, me miraba.
-Hola, señorita Caroline. Es un placer conocerte.
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Una sangre sucia en Slytherin
FanfictionUna chica huérfana deseando salir de todo lo que es cruel en su vida es invitada a asistir a un colegio muy peculiar, pero la directora de su orfanato, Madame Straw le impide asistir; por eso el profesor Dumbledore envía al profesor Snape para que s...