El duelo a media noche

189 16 7
                                    

Me asombre al escuchar el nombre de la mujer de mis sueños. Tal vez podría ser una coincidencia, pero una parte de estar mí estaba completamente segura que eran la misma mujer. Debí estar callada por algunos momentos, porque no me daba cuenta que mi padre me estaba hablando.

-¿Lizzie?, ¿te encuentras bien?- pregunto preocupado mi padre.

-¿Qué? Ah... Sí, estoy bien.

-¿Segura? Como que te fuiste por unos momentos.

-Estoy bien- mentí- Me tengo que ir. Hoy es mi primera clase de vuelo y no quiero llegar tarde.

-De acuerdo, señorita, nos vemos al final del día.

-Sí, padre. Hasta luego.

Salí corriendo a los jardines que estaban al lado del campo de quidditch. Hermione ya estaba allí, sentada como siempre, con un libro de compañía. Había otros de diferentes casas. Por donde pasaba saludaba a todo mundo, no me consideraba amiga de cada una de esas personas, pero era agradable saber que no tenía problemas con nadie.

-¡Hermione!- dije cuando ya estaba un poco más cerca.

-Hola, Lizzie. ¿Cómo estas hoy?

-De maravilla. Ya quiero que empiecen las clases de vuelo.

-Yo igual, aunque me da un poco de miedo caerme de la escoba.

-Yo no. En el verano monte por primera vez una escoba, fue sensacional; claro que también estuve a punto de caerme pero Draco me salvo.

-¿Draco? ¿Draco Malfoy?

-Sí, es como mi mejor amigo. Es al que más conozco.

Hermione iba a decir algo cuando llego Madame Hooch.

-Muy bien. No quiero ninguna tontería durante la clase y si alguien se eleva más de cinco centímetros antes de que dé la orden se ira antes de que diga quidditch. ¿Se entendió? – dijo Madame Hooch con su imponente voz.

-¡Sí, madame Hooch!- gritaron todos al unísono.

Se habían formado dos filas de escobas viéndose frente a frente. Cada alumno se habian acomodado detrás de ellas antes de que la profesora Hooch diera la orden.

-De acuerdo. Acomódense del lado izquierdo de su escoba, y alcen su mano y griten "¡Arriba!".

Seguí las órdenes de Madame Hooch. Me coloque del lado izquierdo de mi escoba. Alce mi mano y grite "arriba". Al primer intento no me resulto... Ni a los cinco siguientes.

No entendía lo que pasaba. Lo había hecho muy bien en el verano en casa de Draco, y hablando de él, me miraba de una manera desaprobatoria y con los labios formulo unas palabras que podrían ser "¿Qué le paso a la babosa?" o "¿Qué está pasando?" Opte por la segunda opción y me encogí de hombros en respuesta.

Al fin, en mi décimo quinto intento lo logre. Al parecer, era la única que faltaba.

-Bien. Ya que todos, al fin, tienen su escoba- cuando dijo eso sus ojos se dirigieron hacia mí- Monten su escoba y con un leve golpe al suelo, elévense; manténganse así por cinco segundos y luego bajen. Al sonido del silbato lo hacen.

Estaba a punto de sonar el silbato cuando un niño –Neville Longbottom- se elevó. Primero cinco, después diez, hasta que llego alcanzar quince metros. Su escoba se descontrolo y termino cayéndose desde esa altura.

Corrimos para saber que le había pasado. Cuando la profesora paso entre nosotros. Al parecer se había roto el tobillo y lastimado la muñeca. Lo cual fue bueno, caerse desde una altura así te podría matar.

Una sangre sucia en SlytherinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora