* pyat' . dva *

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Advertencia: Este capítulo contiene escenas con violencia verbal explícitas, están avisados.  


Entró en la cocina y se detuvo con los brazos cruzados sobre el pecho, apoyándose en el marco de la puerta. Me quedé mirando su rostro... cabellera cris, ojos llenos de desprecio y burla, aun no podría creer lo que veía... era un antiguo matón que me golpeaba después de Idate...

Al convencerme de que no lo estaba imaginando, di un grito y salí corriendo hacia la puerta, tratando de sortearlo. La gran mano de la Foca se apoyó en el otro lado del quicio, borrándome el paso. Tuve que agarrarme de su brazo para no caerme hacia atrás.

—Por favor —ruego déjame salir.

— ¿Qué manera es ésta de recibirme después de todo este tiempo? –Esboza una sonrisa, con esos horribles dientes torcidos. Retirando el brazo y enderezandose cuán alto era, es decir, casi igual que Idate.

Me encojo de miedo junto a la puerta, buscando a mí alrededor un lugar por donde escapar.

El resultaba muy intimidante no tanto como Idate pero se asemejaba. Me arrincono y, una vez me tuvo seguro en una esquina, me dio un gran abrazo.

— ¡Suéltame! –exclamé, tratando de escapar y de respirar.

Él apretó con más fuerzas, esbozando una sonrisa malvada.

—Vamos, Lobo, relájate un poco. Venía para discutir algo con ese pingüino pero me encontré con algo mejor que él.

Se acercó mucho a mi cara y se frotó íntimamente contra mi cuerpo y lo toqueteo, riendo al ver mi expresión de asco. Me aparté y fui hasta la puerta principal. Abriéndole, le hice un gesto para que se marchara. Temeroso de sus acciones

—Vete. No quiero hablar contigo. Yukisada volverá en cualquier momento.

Él se acercó lentamente.

–No me mientas. Sé que se acaba de marchar.

Trate de mantenerme en calma, mientras analizaba sus alternativas. Era inútil salir corriendo, porque la Foca me atraparía en seguida y se enfadaría aún más. Por otra parte, si permanecía en casa podría llegar Rock y me ayudaría.

—porque no solo vas a la casa de Rock, él aún vive allá si quieres arreglar cuentas con él.

Estaba tratando de que no se notase lo nervioso que estaba y no lo estaba haciendo mal. Hasta que él se acercó y acarició mi pelo con ambas manos.

—Mi mujer está en abstinencia –Esboza una sonrisa— Porque no me complaces lobito. –Él agarró la puerta y la cerró de un portazo.

Di un cauteloso paso atrás.

—Lo siento... pero n..no –me temblaban las manos.

— ¿Acaso escuche con claridad? –Voz seria mezclada con enojo.

Inspire y espire hondo un par de veces, haciendo acopio de todo mi valor, alzando la vista hasta sus fríos ojos grises. El mordió levemente mi oreja lamiendo y susurra en ella.

—Las cosas han cambiado mucho, ¿Verdad? Espero algo a cambio. Ya puedes empezar a pensar en lo que puedes hacer para que me vaya de aquí con una sonrisa en la cara. –Dándome unas palmaditas en la mejilla.

Me atrajo hacia él.

—Creo que me lo voy a pasar muy bien—Abrazándome con fuerza, estampo la boca abierta sobre la mía.

*Culpable* (shirodate)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora