*vosemnadtsat'*

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Pasaron largas noches donde no podía dejar de pensar en los recuerdo del pasado.

La manera en que Idate me producia, los recuerdos de buenos momento pero después de un tiempo me comenzaron a romper, me hacía sentir miserable y sentía que estaba viviendo una etapa difícil, muero en vida y creo que será para siempre...

Pero muchas cosas no son así... regresas, te deja secuelas, recuerdos, momentos, risas aunque hay que asimilar que solo es parte de lo efímero. Es parte de la vida, eso es lo que me dice Botan, es parte de un momento que ayudará a entender el porque lo pasaste. Esos recuerdos bellos y comienzas comprender que el mundo es distinto y que la evolución es constante.

El recuerdo del pasado que puede destruirte o ayudarte.

Las cosas que se quedan en el pasado pero dejan cenizas en el presente... Es en ese momento que me di cuenta que no estaba bien en todo este tiempo, que estoy cansado de tener que llorar cada noche hasta caer dormido. De que nadie me va a valorar si no lo hago yo primero y si Idate me hizo sentir valorado es porque en algún momento me encontró atractivo. No debo odiar mi cuerpo por cosas del pasado, debo sentirme dichoso como me hizo sentir él, que debo estar bien. Porque tengo gente que al fin se preocupa por mi.

Después de largas y duras semanas intentando convencer a Snow en poder irnos a la isla, Ice Cream. Para poder conocer a la pequeña criaturita que habían logrado tener Yukisada y Rock.

La que al final persuadió a mi primo fue Botan. Ella sí que era una mujer inteligente, tan solo fue una cosa que ella lo mimara y listo.

Es hay cuando tomamos nuestras maletas y zarpamos en el mismo bote con que un día vare en estas mismas playas encontrándome con él, con Snow. Ahora míranos, aquí estamos, saliendo de estas bellas playas, las cuales alguna vez me recibieron y solo para volver a la isla que algun dia hui.

En el fondo se que no solo voy a ver a la pequeña de mi amigo, si no para verlo a él.

Volver a vernos.

(...)

Cuando nos acercamos a la pequeña isla y embarcamos. Snow se bajó antes que yo y alzó su mano para que la tomara y saliera del pequeño bote, atando el bote en una pequeña roca y tomamos nuestras maletas, nos encontramos con el desagradable de Sunosan, quien no dudó en hablar de forma burlona.

— No puede ser, el pequeño lobo cobarde acaba de volver. — Se ríe con mucha gracia, y aunque mi rostro formo una mueca aun así no baje la cabeza.

Esto sorprendió de sobremanera a Sunosam, mirándome de forma graciosa. Le sonríe y pasamos de largo con mi primo.

Snow me codeo gracioso para que me riera, caminamos tranquilamente por la zona más larga no quería pasar por nervios por la zona de de peligro. Aún no quería verlo a él...

Cuando tocamos la puerta de Yukisada este al verme abrió desmesuradamente sus ojos, y se tiró sobre mi abrazándome, sin poder contenernos comenzamos a llorar de la alegría de volver a vernos. Cuando nos secamos las lágrimas y nos sonreímos fue que la vi a ella. Tan chiquita y pomposa, con sus primeros plumones, una pequeña búho.Esos ojos grandes, curiosos y llenos de vida, sin poder resistirme me hizo sonreír y la saludarla. Para qué hablar de mi primo que comenzó a hablar con la chiquita como si nada y si tuviera un sexto sentido se desenvolvió tan bien con ella dentro de la casa.

Cuando entramos nos encontramos con Rock, que me saludo con solo alzar la cabeza. Ese típico, tan de él.

— Hey, ¿que tal? — Miro a Snow y no dijo nada al respeto cuando lo vio juguetear con su hija.

— Hola, tanto tiempo. — Este asintió con la cabeza.

Y el rico aroma del té envolvió mi olfato, el aroma ácido de las manzanas igual y sonrió al ver la tarta de manzanas junto al típico té en la mesa. Nos sentamos y comenzamos hablar por horas. Hablamos de todo como de nada a la vez. Hablamos de los recuerdos del pasado, los momentos, los sucesos que nos ocurrieron. Momentos graciosos como espantosos. Las cosas buenas, las cosas malas todas formando un ende, todas formando una historia. La tristeza entrelazándose en la alegría, la alegría entrelazándose en los recuerdos.

La nostalgia nos invade y nuestros oyentes eran los dos hombre que se encontraban a nuestro alrededor junto a esa pequeña que se encontraba entre las piernas de Yukisada.

Es predecible la fragilidad de los sentimientos. La manera sutil de las personas de llevarse un pedacito de ti, como tú de ellos, los días torturados por los recuerdos y el pequeño masoquismo de querer regresar en el pasado para disfrutar más con ellos. Pero obviamente no se puede...

Pero para eso uno puede disfrutar el ''ahora'' con mi mejor amigo. Yukisada estaba radiante, y me sonrió para decirme:

— Me alegra tanto saber que estás bien... que mejoraste. Te veo fuerte. Yo siempre te dije... que tu eres el más fuerte.

— Ahora lo sé... Soy fuerte. — Miro el té que humeaba en mi taza— Estoy mejorado, porque antes estaba completamente dañado y esto te lo agradezco a ti como a mi primo — Y mirando a Snow que le hacía morisquetas a la pequeña, alza las orejas y me mira.

Mi primo me sonríe con dulzura.

— Soy el mejor primo del mundo, que esperas. — Dice con orgullo y hincha su pecho haciéndome reír a mi y a Yukisada.

— Lo eres.

— Repitelo que no lo escuche.

— No lo volveré a decir, asi que conformate con eso.

Me rio al ver su fingido puchero.

Pasamos los primeros días de forma apacible hasta que Rocma supo que había vuelto a la isla, ella llegó primera y pensé que me iba a golpear cuando se acercó a mí a paso acelerado. Me encogí en mi asiento asustado. pero al no sentir nada fue que abro los ojos y me encontró a Snow, enfrente de mi y este mostraba los colmillos, emitiendo un feo gruñido.

Qué más podía conseguir de un Lobo Alpha, es el líder de una manada y yo soy su manada.

— Ni se te ocurra tocarle un pelo.

Rocma lo mira con respeto.

— Al contrario, me alegra volver a ver a Shirogane.

Esto me desconcertó.

De alguna forma descubrí que lo que Rocma intentaba todos estos años era endurecerme pero que iba a conseguir de un lobo herido mentalmente... Pero me alegraba que ella pudiera decirme esto. Peraco igual llego a la casa de Yukisada.

Yo había entendido mal las cosas, pero mi primo igual no pudo contenerse y las reprendio. Ya que él mismo decía que no era la forma de endurecer a alguien, insultar y agredir verbalmente no era la manera adecuada. Ambas asintieron y esto igual me sorprendió.

Esa misma tarde fue que salí a solas a mirar como se colocaba el sol... Me había acercado a la pequeña y diminuta playa que quedaba en la isla. Una de las pocas. Aquí traía a los hermanos de Peraco con una pequeña deslizadora de nieve roja, que lindos recuerdo.

Y hay fue cuando lo vi a él, sentado mirando el mar... Se veía igual de roto que yo. Cuando se volteo su sorpresa se dibujó en su hermoso rostro, el viento sopló a mi espaldas y mi cabello largo que estaba atado en una cola baja se meneo en el aire invernal.

Nos detuvimos un momento, los momentos comenzaron a correr en mi mente y nos miramos. Como el momento de nuestra dicha de vivir, segundos de cariño, abrazos imprevistos, sobrepasamos las expectativas convertidas en caricias. Pero nos seguíamos mirando, largos minutos sin mover ni un solo miembro de nuestros cuerpos, ni siquiera pestañear nos permitimos, nos complementamos uno enfrente del otro a una larga distancia entre nosotros, luego sus ojos se suavizaron, expresaban una pena tan grande como la mía... llenos de cariño y esto quemo mi interior, las ganas de llorar volvieron puesto que nos seguimos amando con los sentimientos al descubierto, nos seguimos queriendo con esa conexión tan nuestra...

Pero, jamas seria de la misma manera como lo fue en un principio.

*Culpable* (shirodate)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora