*devyat'*

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Alguien olía muy bien mientras me tocaba. Pude distinguir la colonia mezclada con un aroma a tabaco y el peso de una mano sobre mi hombro. Pero el miedo se apoderó de mí de todas maneras. La explosión de terror que me hacía volver en mí de golpe llegó en el momento justo. Abrí los ojos y delante de mí tenía el negro intenso de los ojos de Idate.

—Shiro, levántate.

Quedó mirando y analizando su rostro por unos segundos, estaba sudando frió, los terrores nocturnos nuevamente habían asaltado nuevamente mis ''dulces'' sueños. Este subió su mano hasta mi mandíbula y la acaricia con el pulgar.

— Tranquilo Shirogane, estoy aquí... soy Idate... —sonrió suavemente .

Me leyó el pensamiento como si fuera un comic barato, eres bueno; me tranquilice e incline mi rostro donde estaba su mano acariciándome, apoyando mi mejilla en su palma.

—Buenos días —entrecerró los ojos aun observándose.

Este esbozo una gran sonrisa respondiendo mis buenos días, después de muchas caricias. Este hombre tenía un severo problema con acariciar mi cuerpo: siempre y cuando si lo dejaba. Al final nos despedimos tan luego de eso este capturo mis labios contra su boca, su lengua abrió paso dentro de mí. Acaricio cada parte de mi boca, enredándose con mi lengua. Lamiendo mi labio inferior.

—Nos vemos luego, quiero verte hoy en la zona de Orcas.... –susurro contra mis labios mirándome fijamente, se veía deseoso de más.

Nos separamos en la entrada de mi cueva yo me dirigí a casa de Yukisada y Idate a la zona de orcas, cosa que luego en la tarde tendría que ir. Realmente no sé cómo se tomará mi amigo esto de que le he dado el paso libre a Idate de tocarme, no es que digamos que seamos pareja... ¿o sí? Tampoco digamos que me preguntó si quería serlo...

Al estar casi toda la mañana con Yukisada e intentar decirle de la forma menos brusca que estaba con Idate en una extraña relación... en fin se lo dije después de un montón de regaños y aclaraciones me dejo ''ser''. Le dije que no importaba si esto no era serio y si soy del momento, quiero sentir por lo menos una vez que me quieren, desean y otras cosas... A lo que yukisada me dijo.

—mi madre solía decirme que el amor nunca se malgasta, aunque no te lo devuelvan en la misma medida que mereces o deseas –este tomo mi mano y esbozó una sonrisa sincera. —Déjalo salir a raudales –se pausó unos segundos.— Abre tu corazón y no tengas miedo de que te lo rompan. Los corazones rotos se curan. Los corazones protegidos acaban convertidos en piedra.

Es ahí cuando logre comprender porque estaba con Rock, no importaban sus diferencias solo porque se quieren y aman mutuamente pueden estar juntos entonces... si Idate llegara a romperme el corazón... podre curarme... como siempre ¿no?

Cuando me fui de su casa por la tarde me dirigí directamente a la zona de orcas, cuando llegue ahí estaba Él, sentado mirando el mar, calando su cigarro... emití un sonido breve con mis botas que hizo que Este se volteara a mirarme y sonrió, se levantó, tiró su cigarro al hielo tras eso lo pisa.

Se acercó a mí, apoyándome contra un morro de nieve. Su enorme cuerpo se aproximaba imponente mientras aproximaba su boca a la mía. Los labios de Idate eran suaves en contraste de su perilla, y su lengua, como el terciopelo, se encontró con la mía al instante; acarició cada parte de mi boca, enredándose con mi lengua, adentrándose profundamente. Apretó su cuerpo grande y firme contra el mío y sentí cómo su miembro duro me daba en el ombligo. Idate tomó el control de mi cuerpo y yo lo dejé.

Gemí mientras me besaba y enterré las manos en su cabello. Mi pecho rozaba íntimamente sus pectorales, que estaban tan firmes y eran tan viriles que le hacían parecer irreales. Excepto por el hecho de que sí era real y porque estaba besándome apasionadamente. En un lugar ''público'' donde cualquiera nos podría ver.

Me sujetó la cara por los lados y no podía separarme de las embestidas de su lengua. Estaba abierto a él y a los que quisiera de mí. Mi reacción ante Idate era pura debilidad. Lo había sabido durante todo el tiempo, aunque la realidad era devastadora.

Apartó una mano de mi cara y la bajó para posarla de bajo de mi capa (capafanda (???) hasta mi cuello. Su beso se fue deteniendo en dulces mordiscos hasta que apartó los labios y sentí aire fresco en la parte húmeda que acababa de besar.

—Abre los ojos –me dijo. Levanté la vista para ver su cara a escasos centímetros de distancia, con sus ojos negros ardientes de deseo.

Por el amor de todos los Dioses. Con el pulgar de la mano que todavía tenía apoyada en mi cuello me acarició la clavícula. Y no hice nada para detenerlo. Estaba disfrutando demasiado con la imagen que tenía delante de mí. Le había alborotado el cabello y a continuación él inhaló mi piel.

—Hueles tan bien... y tan jodidamente sexy.

No dije nada, sentía mis mejillas ardientes al igual que mi cuerpo. Y me sentía húmedo entremedio de mis piernas. Estaba erecto... ¿Habría una cama en nuestro futuro inmediato? No había que ser un genio para saber que él quería sexo. La verdadera pregunta era si yo quería.

Hice fuerza contra el muro de acero que era su cuerpo pero fue en vano.

—No quiero alejarme de ti –Dibujó lentamente eróticos círculos con su pulgar hasta llegar a la mitad de mi garganta.

Que pasaría conmigo si... ¿me dejo llevar y me salto las reglas?

*Culpable* (shirodate)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora