2. Descontrol

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Al llegar a casa me percaté de que había algo en el ambiente muy extraño. Estaba todo demasiado en silencio. Dejé mis cosas en la entrada y me dirigí hacía el salón. En cuanto entré por la puerta que se encontraba a mi izquierda se encendieron todas las luces y un montón de gente apareció entre los muebles gritando al unísono << ¡Sorpresa!>> Yo sin saber muy bien que decir ni que hacer empecé a reírme de forma nerviosa. De esas risas que te dan y no puedes parar. Y tanto que fue una sorpresa. Mi mejor amiga Espe se acercó corriendo hacía mi y me pegó un beso en la mejilla para darme la enhorabuena por haber sido aceptada en mi nuevo instituto. Ella siempre había soñado con estudiar en un sitio como ése. Quería estudiar Medicina y estaba claro que no era lo mismo prepararte en uno de los mejores centros a uno convencional. En la fiesta estaban ella, su hermano David y antiguos compañeros míos del instituto. También estaba mi padre y la jefa de estudios, que ahora se habían hecho muy amigos. La comida por primera vez estaba a salvo y es que Espe la había traído hecha casi toda de su casa. Estuvimos bailando y cantando como locos toda la tarde, salvo alguno que se quedó dormido después de comer. Más tarde llamé a Mona para que viniera también al a fiesta con los chicos, quería que conocieran a mis otros amigos que aun que fueran de diferentes clases sociales y no vistieran igual que ellos, estaba convencida de que se llevarían bien. Mona aceptó encantada y al poco tiempo se presentó en mi casa con los demás. Las chicas venían perfectamente maquilladas y con unos tacones de infarto y los chicos con sus camisas recién llegadas de la tintorería. Cuando abrí la puerta me quedé con los ojos abiertos de par en par y sin poder parar de reírme por aquella situación. Cuando volteé la cabeza para ver la expresión de Espe al ver por primera vez a mis nuevos amigos vi como le cambiaba el color de la cara y como la incertidumbre se apoderaba de ella. Los seis, allí plantados en la puerta, al ver que íbamos en vaqueros y con deportivas se miraron de arriba abajo y empezaron a reírse ellos también muertos de vergüenza. Después de presentarlos uno por uno e ir a cerrar la puerta algo se interpuso en medio y me impedía hacerlo. Alguien había puesto el pie para que la puerta no pudiera cerrarse. Volví a abrirla para ver quién era y me quedé estupefacta. Esos ojos marrones con un toque de verde esmeralda eran inconfundibles.

- ¿Qué haces tú aquí? – Pregunté confundida.

- Venir a una fiesta. ¿Y tú? ¿No me digas que vives aquí? – Empezó a reírse.

- ¿Enserio? Venga, no te hagas el tonto. Sabes perfectamente que vivo aquí. Lo que aún no sé es quién te ha invitado a venir. – Me señala por encima del hombro a Mona. - ¿Ella?

- Si. Tan amigas que sois. ¿Y no te ha dicho nada? – Silencio. – Ya veo. Pues nuestros padres tenían una comida para hablar del curso y cuando la llamaste para invitarla me preguntó que si me apetecía pasarme un rato. Y como iba a perderme esta... fiesta.- Terminó la frase moviendo el dedo índice de la mano para abarcar toda la sala.

- Ah, así que si sabías que vivía aquí. – Me crucé de brazos y le miré con cara de pocos amigos. – Entra, no te quedes ahí parado toda la noche. Pero no me toques las narices ¿Vale?

Indignada por todo aquello sacudí la cabeza para evadir lo evidente. Mona me había preparado una encerrona. No tenía ningún derecho a invitarle, aunque se habría metido en un compromiso viniendo y dejándole abandonado con todas aquellas personas entusiasmadas por preparar todo un curso de exámenes y deberes. El caso es que tampoco me molestaba que estuviera en mi fiesta. Total, cuantos más mejor. ¿No? La noche fue pasando tranquila, y los pocos adultos que había decidieron ir a cenar por ahí para dejarnos solos a los más jóvenes, no sin antes mi padre confiarme la casa y mirarme con cara suplicante para que no la liáramos en su ausencia. <<Tranquilo papá>> Le dije yo. Sin saber la que me vendría encima unas horas más tarde.

Nos conocemos de memoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora