Llegué a pensar que no volvería a verla sonreír, que no volvería a ver cómo se sonrojaba. Hacía ya dos horas que habíamos llegado al hospital y nadie había venido a informarnos. En la sala de espera estábamos Iker, Martín, Tiago, Mona y su madre Sara, la directora del Magistral. Estaba desesperado por saber algo, por insignificante que fuera, había estado a punto de perderla y ahora no sabía si estaba bien o si seguía mal. Estábamos de los nervios. Ellos sentados en los sofás de la sala de espera y yo paseando por la habitación, no podía sentarme porque me sentía impotente. Andar tampoco le ayudaría a ella pero al menos me ayudaba a tranquilizarme.
Tuvimos que esperar al menos una hora más para que una enfermera viniera a decirnos que Elena, por fin, se encontraba fuera de peligro. Eso me tranquilizó bastante. Al fin abatido me senté a esperar que viniera el doctor que se encargaba de su caso. Aunque las buenas nuevas eran un alivio, seguía preocupado por ella. Me senté al lado de Iker, que llevaba toda la noche callado con la mirada fija en un punto. Se le veía mal por lo que había pasado y le entendía, quizás había sido un poco brusco con él cuando encontré a Elena tirada en el suelo. Moví la cabeza para intentar borrar ese pensamiento de mi cabeza, solo de imaginármelo me estremecía.
- Fueron tan solo un par de minutos.- Dijo Iker haciendo que todos nos giráramos hacia él.- Nos pasamos...- Susurró.
- Iker, no te martirices, tú no tienes la culpa de lo que ha pasado.- Contestó Sara.
Iker se agachó y apoyó los codos en las rodillas y la cabeza en las manos, abatido también. Se le veía muy mal. Me compadecí de él y ejercí de hermano mayor dándole un apretón en el hombro, para animarlo. Justo entonces apareció el doctor por la puerta, haciendo que todos nos levantáramos de un salto.
- ¿Cómo se encuentra doctor?- Pregunté rompiendo al fin mi silencio.
- Bueno, como supongo que os habrán informado, la señorita Machado se encuentra fuera de peligro. Sufrió una pérdida de conciencia a consecuencia de una grave intoxicación.
- ¿Una intoxicación? ¿Por algo que comió?- Preguntó la directora.
- Verá señora, tuvimos que realizarle un lavado de estómago porque había ingerido una gran cantidad de sustancias estupefacientes además de haberlas mezclado con alcohol, por lo que la señorita Machado sufrió una sobredosis, de ahí la pérdida de conciencia.
- Disculpe.- Dije a media voz.- ¿Ha dicho una sobredosis?
- Así es señor. Ahora mismo se encuentra sedada y con una vía nasogástrica para que no se deshidrate y el hecho de haberla encontrado ustedes a tiempo en la piscina no va a dejar graves secuelas en la paciente. Así que no se preocupen, ahora está estable y pueden descansar tranquilos.
- ¿Puedo verla?- Pregunté a media voz.
- Sería conveniente que esperaran hasta por la mañana. ¿Es usted familiar?
- No, en estos momentos soy su tutor, estamos de viaje en Londres.
- Bueno, sea como sea, deberán esperar hasta por la mañana.
El ambiente poco a poco se apaciguo pero en mi interior, notaba como la preocupación iba desapareciendo y en su lugar aparecía la rabia y la irá. ¿Una sobredosis? A cuenta de qué. No veía capaz de drogarse a Elena. No lo entendía.
- Marcos.- Dijo Sara abrazando a su hija.- Deberíamos volver al hotel, ya has oído al doctor, ella está bien y aquí no hacemos nada.
Contemplé a Mona, apoyada en su madre, como una niña asustada. Tenía los ojos llorosos y en su mirada se veía preocupación por su amiga. La acaricié el pelo y la sonreí para tranquilizarla.
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Nos conocemos de memoria
RomansaNos conocemos de memoria cuenta la historia de Elena y su nueva vida como estudiante en el prestigioso Instituto Universitario Magistral. Allí conocerá a gente nueva que dejará huella en ella irremediablemente y se reencontrará con gente del pasado...