- ¡Elh, venga!- Mona no paraba de aporrear la puerta del baño para que saliera.- Vamos, Elh. A este paso no saldremos nunca.
Esa noche por fin nos dejarían salir y yo estaba dispuesta a arrasar. Me puse unos leotardos negros y un vestido morado, me había remarcado los rizos con la plancha y me estaba maquillando un poco, quería parecer mayor. Con aparentar unos veintitrés me conformaba. Un poco de colorete, rímel, un poco de gloss en los labios y lista. Salí y Mona se quedó mirándome estupefacta, no solía arreglarme tanto de normal pero digo yo que lo requería la ocasión. Cogí mi abrigo negro y mi bolso y nos fuimos. En el ascensor nos encontramos con Iker y Adrián. Vaya día me estaba haciendo pasar los pelmas. Entraron Mona y Adrián y después Iker me dejó pasar delante de él. Se estaba volviendo todo un caballero. Una vez dentro descubrí que Adrián era más idiota, si cabía la posibilidad, de lo que me había parecido por la mañana. Iker no paraba de sonreírle y girarse para mirarme y claro, a Mona no se le pasó por alto.
- ¿Y a este qué mosca le ha picado?
- Yo qué sé.
Iríamos a un pub famoso de la zona, tipo chillout. El único directivo que nos acompañaba era Mark por lo que esa noche no tendría que disimular nada. Menos mal. Al salir del Ritz nos dirigimos todos calle abajo hasta llegar a un cruce, donde se encontraba el famoso pub. Estaba bastante cerca del hotel, a tan solo diez minutos andando por lo que el camino se me antojo demasiado corto. Mark y yo íbamos cogidos de la mano, unos metros por detrás del resto del grupo. Ninguno de los dos hablaba, yo de hecho estaba un poco molesta todavía por el día que había pasado con la dichosa Susana.
- Elh, ¿Qué te pasa? Estás muy callada y eso es raro en ti.- Me paré en seco ¿De verdad no lo sabía?
- Estoy cabreada, mucho. Te has pasado el día entero con Susana, sin parar de reír y de hablar. Pensé que no tenías nada con ella.
- Y así es. Elena, no puedo estar contigo todo el día. La gente pensaría cosas.
- ¿El qué? ¿Qué estamos juntos?- Le solté la mano y me quedé mirándole.- Creí que lo estábamos.- Susurré.
- Y lo estamos...
- Pues entonces por qué tengo que aguantar que piensen que estás con ella.- Dije mirándola.- Porque lo piensan ¿Sabes? Es más, entre los directivos deben de estar haciendo porras para ver cuándo volvéis.
Se quedó ahí parado, delante de mí. Sin decir absolutamente nada y eso me dolió más que cualquier cosa que pudiera haber dicho. Volví con los demás y nos metimos en el pub. Estaba lleno de luces de todos los colores y música altísima, eso sí... relajante. Habían espacios cerrados, como rincones vip para los que no quisieran estar en la pista bailando o sentados en un taburete en la barra. Las paredes eran blancas y las puertas, los muebles y todo en tonos morados. Me gustaba.
La noche pasó de lo más entretenida. La verdad era una suerte que nos acompañara Mark, porque nos dejó estar a los de bachillerato hasta más tarde de las doce. A lo largo de la noche puse en práctica mi inglés, enzarzándome en una discusión con el camarero porque no nos quería servir unos bloody Mery por no tener la edad permitida. Tenía que reconocer que visto desde fuera debía de resultar la mar de gracioso vernos, pero a mí me estaba cabreando bastante. Iker, que estaba sentado en un taburete a mi lado, nos miraba divertido pero al ver que estaba empezando a cabrearme intervino y por fin conseguimos nuestras tan esperadas copas. Estuvo muy simpático, continuaba en la línea que habíamos dejado por la tarde en el Támesis y me alegraba por fin tener algo de tranquilidad con él. Por otro lado, Mark estaba con nosotros pero sin estar. De vez en cuando dirigía la vista hacia él y nos sosteníamos la mirada pero cumplí mi proposición de no obcecarme con él esa noche y lo cierto es que estaba bastante distraído y no participaba mucho en la piña que habíamos formado entre todos. El ambiente era denso, teníamos los sentidos embotados y las mejillas con un ligero rubor a causa del calor humano que había en el local, que cada vez estaba más lleno. La mente empezaba a nublarse por la mezcla entre alcohol y cansancio, y a medida que pasaba el tiempo me mareaba más y más. Alrededor de la una de la madrugada, decidimos volvernos al Ritz todos juntos (y achispados) con la esperanza de que el resto de los directivos no anduvieran por el hotel y no se enterasen de nuestra pequeña travesura. Íbamos por la calle cantando y bailando como locos y haciendo que cualquiera que pasara por nuestro lado se girara para mirarnos. Mona y Martin seguían bien, continuaron juntos por la noche para finalizar ese bonito día en común en su historia, y para mi sorpresa Iker y yo tampoco nos habíamos separado en toda la noche. Tenía la sensación de que esta vez no era una tapadera ni ninguna artimaña suya. Esta vez parecía realmente interesado en hacer las paces y no iba a ser yo la que lo estropeara. Me habría apetecido volver de la mano de Mark aquella noche por las calles de Londres, y sin malas caras, pero entre que habíamos discutido y que la perfecta de Susana había vuelto a aprovechar la situación para acercarse a él, no pudo ser.
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Nos conocemos de memoria
RomanceNos conocemos de memoria cuenta la historia de Elena y su nueva vida como estudiante en el prestigioso Instituto Universitario Magistral. Allí conocerá a gente nueva que dejará huella en ella irremediablemente y se reencontrará con gente del pasado...