¿Qué demonios hacía ella en la habitación de Mark? No daba crédito a lo que estaba viendo. Estaba ahí delante de mí con su cara de mosquita muerta, mirándome con cara de diversión y obviamente con maldad. No era tonta, y sabía de sobra que Mark y yo teníamos algo.
- Su... Susana. ¿Qué haces aquí?- Antes de que terminara de preguntárselo salió Mark como un loco a recibirme.
Iba sin camiseta y me miraba con el cejo fruncido. Sorteó a Susana y salió al pasillo para tenerme de frente, dándole la espalda a ella. Yo estaba paralizada, tenía el cuerpo entumecido y no me respondía ninguna de las extremidades. Él, con las manos entrelazadas en el pecho me miraba de forma suplicante y mientras ella estaba apoyada de brazos cruzados en el cerco de la puerta. ¿Qué demonios hacía ella allí? Mis planes se fueron en un momento al traste, no podía creerlo.
- Elh... Yo.- Se calló de golpe. Me conocía y sabía que no me valdría ninguna de las explicaciones que me diera.- No es lo que parece, no ha pasado nada.
- Bueno Mark, yo creo que me voy.- Dijo Susana metiendo más cizaña al asunto. Volvió a entrar en la habitación y salió con su bolso y una chaqueta. Le intentó dar un beso en la mejilla pero Mark apartó la cara sin dejar de mirarme. Seguía con las manos en el pecho, apenas parpadeaba. Susana, antes de desaparecer de mi vista me sonrió con una falsa amabilidad.
- Elh, por favor, entra. Te lo puedo explicar.- Dijo por fin.
- No hay nada que explicar.- Me giré decidida a volver a mi habitación pero él separó las manos para cogerme del brazo e impedírmelo. Me llevo hasta la habitación y cerró la puerta.- Déjame salir Marcos.
- No ha pasado nada. ¡No ha pasado nada joder! Llamó a la puerta y pensaba que eras tú.
- Ah, que sorpresa. Entonces ¿Pensabas recibirme así a mí?- Le pregunté señalándole.
- Llevo todo el día con una contractura en el hombro y se ha encabezonado en hacerme un masaje, de verdad Elena. Tienes que creerme, yo no quería...
- ¡Ya! No querías pero bien que has dejado que te quitara la camisa. Mark, me da igual. Llevo toda la semana aguantándome cada vez que os veo juntos, cada vez que te toca para llamar tu atención, pero esto ya no lo aguanto. Me voy.- Volvió a cogerme del brazo y se puso de nuevo la otra mano en el pecho, estábamos muy cerca y él estaba inclinado hacía mi menudo cuerpo.- Déjame, por favor.- Le supliqué sin saber cuánto tiempo más iba a aguantar sin llorar.
Me aventuré a mirarle una vez más, estaba dolido, podía verlo en sus ojos. Pero su dolor no era nada comparado con el que yo sentía. No sé qué vio él en los míos pero me soltó y dejó que saliera de la habitación sin decirme nada. Al salir, cerré la puerta y me apoyé en ella porque no podía mantenerme en pie. Empecé a sollozar y a respirar sonoramente ya que notaba una fuerte presión en el pecho que me impedía hacerlo bien. Me notaba exhausta, me dolía todo el cuerpo, pero el dolor más fuerte provenía de la parte izquierda de mi pecho. Alguien se acercó a mí por la derecha, pero no sabía de quién se trataba y tampoco tenía mucho interés por saberlo. Me cogió del suelo y me llevó hasta mi habitación y al dejarme sobre la cama, entre lágrimas me quedé dormida.
Al despertar por la mañana notaba un fuerte vacío. Era la primera noche que dormía en esa habitación y me notaba rara, perdida. Me levanté y fui directa al baño, me miré en el espejo y no reconocía a la chica que se reflejaba en él. Tenía los ojos hinchados y rojos, no creía que el maquillaje pudiera tapar tanto dolor. Todavía no sabía quién me había llevado hasta la cama, pero le estaba muy agradecida. Dudo que yo hubiera llegado por mi propio pie. Me permití el lujo de permanecer un rato largo bajo el agua en la ducha, lo necesitaba. Hoy, era el último día de visitas guiadas por Londres y lo cierto es que no me apetecía mucho salir, solo quería quedarme sentada en el butacón, mirando por la ventana con la chimenea encendida. Pero no quería preocupar a los demás. Me puse unos vaqueros y una camisa blanca con botones y mis converse. Salí al pasillo y me encontré con Iker, que salía al mismo tiempo que yo de la habitación.
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Nos conocemos de memoria
RomanceNos conocemos de memoria cuenta la historia de Elena y su nueva vida como estudiante en el prestigioso Instituto Universitario Magistral. Allí conocerá a gente nueva que dejará huella en ella irremediablemente y se reencontrará con gente del pasado...