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Hoy me iba a Brasil con mis amigas, oh sí, estaba demasiado emocionada. En el aeropuerto me encontré con mis amigas, la Berni y la Trini. Estábamos listas y dispuestas para irnos, pero cuando llegué al check in, mi mundo se derrumbó, mi papá había comprado mal el pasaje, mi vuelo había sido ayer, maldito sea mi padre, lo maldigo mil veces, eso es porque nunca me presta atención a cuando le digo las cosas.

—Esto es tu culpa papá yo incluso te anoté el día del viaje—le dije enojada—pero tú siempre no me pescas, siempre estás preocupado de tu trabajo.

—Hija, perdóname. Me equivoqué―dijo. En su voz se notaba su arrepentimiento. 

—¡Y ahora qué hago yo! ¡No podré ir a Brasil!—exclamé. Tenía frustración y rabia, quería llorar como una niña chica... Bueno aún lo era.

—Ay amiga debe haber algo que podamos hacer, quizás puedes comprar un pasaje para mañana—dijo la Berni. Asentí con la cabeza y nos dirigimos a las oficinas para comprar un pasaje. Tengo tanta mala suerte que todos los pasajes estaban agotados, no había ni una mierda. ¡Hasta ahí llegó mi sueño de ir al mundial!. Me senté en mi maleta y hundí mi cabeza entre mis manos mientras una lágrima se deslizaba por mi mejilla.

—Hija, esto es mi culpa—dijo mi padre. Sí, era todo su culpa—Pero tengo la solución—me emocioné, sí, sí iba a ir a Brasil—Bueno como tú sabes yo viajaré en el chárter de la selección y creo que puedo hacer un cupo para ti —1,2,3 me muero. YO EN EL AVIÓN DE LA SELECCIÓN, mi padre debe sentirse muy culpable para ofrecerme eso, porque en su sano juicio nunca me dejaría juntarme con los de la selección

—Ay papi te amo—me paré de un salto y lo abracé—Eres el mejor papi del mundo mundial—le llené la cara a besos.

—Ya hija, suéltame—me salí de encima de él—pero con una condición—lo miré expectante para ver cuál era su condición—tienes que prometerme que no harás un escándalo como cuando fuiste a Juan Pinto Durán—asentí—y que no intentarás secuestrar a Alexis Sánchez—¿Qué onda mi papá? Aunque igual esa era una buena idea... si lo secuestraba, luego lo violaba... Ay Dios ¡Qué mente más retorcida la mía! Estoy segura que si lo veo no seré ni capaz de hablarle, enrojeceré y moriré de la vergüenza. 

—Papi, te lo prometo. Pinkie promise—dije levantando mi dedo pequeño. Mi papá rió y luego se fue a hacer una llamada telefónica, yo por mientras me despedí de mis amigas.

—Tienes mucha suerte Jose—dijo la Trini—que daría yo por conocer a todos los washitos de la selección—puso cara de enamorada.

—Ay Trini, ¡Qué onda tú! Si son todos horribles, yo solo quiero conocer a esos alemanes ricos—dijo la Berni. Ellas eran los polos opuestos en cuanto a gusto por hombres, la Trini amaba a los morenos y la Berni amaba a los rubios, digamos que era un poco nazi...

—Nos vemos en Brasil chiquillas—las abracé a las dos, y luego junto a mi padre nos fuimos del aeropuerto...


                Ya habían pasado dos días desde que mis amigas se habían ido a Brasil, ahora me tenía que ir yo, estaba demasiado nerviosa es que un viaje de tres horas junto a la selección y estando en el mismo lugar que Alexis Sánchez era más de lo que podía soportar. Estaba histérica.

—¿Hija estás lista para irnos?—asentí con la cabeza. Ay Dios iba a morir de un ataque pero mi padre no podía darse cuenta o sino se iba a arrepentir y nunca más me iba a dejar convivir con los de la selección. 

Mi mamá se puso a llorar en el aeropuerto como una magdalena, me estaba avergonzado frente a todo el mundo. Si solo me iba por unos días a Brasil, no era para tanto... Tanto que lloraba parecía que estaba en mi funeral.

I'm not the only one || Charles Aránguiz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora