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Todo iba maravillosamente bien desde que llegamos a Belo Horizonte, estaba en el hotel con mis amigas y lo estábamos pasando fantástico, no había visto más al cara de nada ni a ningún jugador de la selección porque estaban concentrados en Toca de Raposa y bueno no han tenido entrenamientos abiertos al público y mi padre como es tan simpático tampoco nos deja ir... Pero bueno no me quejo porque he estado todos los días en la playa tomando solcito, bañándome en la playa, comiendo frutas, tomando jugos maravillosos, y conociendo brasileños simpáticos, han sido unos días maravillosos.

Pero hoy siento que este día será mejor, y esto es gracias a que estoy en Toca de Raposa ahora mismo, porque mi padre me tiene que pasar mi pasaje para irme a Cuiabá, donde juega Chile en dos días más contra Australia, estoy muy emocionada por ir al partido ojalá Chile gane, tiene que ganar porque hemos mejorado caleta, la selección tiene un muy buen juego... Así que ojalá que todo salga bien.

—Hija toma aquí están tus pasajes, el de ida y el de vuelta, no los pierdas—dijo mi padre pasándome el bendito pasaje, lo cuidaría como hueso santo, no se me podía perder por nada del mundo.

—Sí papá, no lo perderé te lo juro—él asintió.

—Bien, ahora te iré a dejar a tu hotel porque tengo un ratito libre—dijo mi padre. Ay no, no quería que él me fuera a dejar, ya me controlaba suficiente, era feliz con mis ratos de libertad.

—¿Qué? No, padre, yo me iré sola, de la misma manera en que llegué... Pero ¿Podrías hacer algo por mí?—él asintió—¿Puedes llevarme a conocer a los jugadores?

—No, María Josefina, ellos están concentrados, así que ahora de vuelta al hotel—rodé los ojos, nunca me dejaba ver a los jugadores, lo odiaba—Y aunque no me gusta para nada la idea, te dejaré ir sola para que no digas que te controlo...

—Está bien, me voy... Ten una linda tarde papá—le di un beso en la mejilla y di media vuelta. Miré a la cancha que ahí había y estaban los jugadores entrenando, maldición, no podía ir a verlos en este momento, bueno en otro momento será. Justo cuando iba saliendo me encontré al cara de nada quién estaba discutiendo acaloradamente con una chica rubia. Me quedé ahí parada escuchando la conversación. Sí, lo sé soy una metida, pero es que la tipa se veía muy alterada y el cara de nada se veía apenado.

—TÚ ERES EL CULPABLE DE TODO ESTO CHARLES—gritaba la rubia como loca, fruncí el ceño. Pobre cara de nada

—Pero Feña, por favor no me hagaí esta hueá. Yo te amo... Aparte tú fuiste la que me engañaste―dijo él con voz de sumiso y mirándola con amor.

—ME METÍ CON OTRO PORQUE TÚ NO ME DABAS LO QUE YO NECESITABA, NO ME PONÍAS ATENCIÓN—pobrecito, se veía que estaba muy triste—YO NO PIENSO VOLVER CONTIGO.

—Feña... piensa en los niños ¿los vas a alejar de mí?—ella suspiró.

—No metas a los niños en esto Charles, la hueá es que yo no quiero estar contigo, porque erí un hueón fome, que lo único que le interesa es el fútbol y que es malo en la cama—¡Oh Dios! esas eran palabras de una mujer despechada... Nadie se merecía que le dijeran eso, ni el cara de nada... Yo no podía ver que otra persona estuviera sufriendo, así que salí en defensa del cara nada

—Oye ¿Qué te pasa a ti que tratai así de mal al Charlie?—le dije a la rubia y me posicioné al lado del Charles. Ella me miró de manera despectiva, con cara de ¿Quién eres tú?—El Charlie es el tipo más divertido que conozco, es obvio que lo único que le interesa es el fútbol porque es su pasión lo que lo hace feliz y además es su trabajo... Y bueno él...—me mordí el labio y miré al Charlie con picardía, él me frunció el ceño—es un tigre en la cama—el Charles abrió los ojos como platos, ¿Qué estoy diciendo? Estoy segura que mis mejillas enrojecieron al decir eso.

I'm not the only one || Charles Aránguiz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora