I'm not the only one || Charles Aránguiz

7

Estaba más emocionada que la chucha, sentía que en cualquier momento iba a despertar y que todo era solo un maldito sueño, pero es que era maravilloso, Alexis estaba siendo demasiado simpático conmigo, estaba que me tiraba en sus brazos y lo comenzaba a besar, pero ahí no me hablaría nunca más porque pensaría que estoy loca, pero es que LO AMO, desde que era feo, y eso es mucho decir.

                Ahora estaba en su pieza, me había invitado a jugar play con ellos, estaba hiperventilando. Me iba a morir, me iba a dar un soponcio. Aparte de que cada vez estaban llegando más jugadores de la selección, oh mi Dios, se supone que el cara de nada me dijo que no me tenían que ver, pero a Alexis le daba lo mismo, entonces ¿Por qué el cara de nada no quería que me vieran? Extrañooo.

—Buena Alexis— dijo Eugenio Mena, saludando a Alexis. Oh mi Dios, ¡qué chico más guapo! — Hola— me saludó— ¿Quién eres? — No sabía qué responder...

—Es una amiga del Charlie— respondió el Alexis, el Queno enarcó una ceja. Y luego se sentó a mi lado y me pasó un brazo por el hombro.

—¿Así que amiga del Charles? — me preguntó. Asentí. Las palabras no querían salir, es que ¡Eugenio Mena me estaba abrazando! —¿Cómo te llamas? —habla mujer.

—María Josefina, pero dime Jose— él sonrió. Muero.

—Hola a todos, ha llegado la alegría de la fiesta— dijo Eduardo Vargas, entrando en la pieza. —Oye Queno el Charlie se va a enojar si sabe que estay tocando a su mina — ¿Qué onda este imbécil?

—Yo no soy la mina de nadie y menos de ese cara de nada, espero que eso te quede bien claro— dije un poquitín enojada, es que nada que ver, yo no tenía nada con el Charles.

—Eso no fue lo que vi... — justo en ese momento la puerta de la pieza de Alexis se abrió de un portazo, el cara de nada venía entrando con una cara sin expresión, pero cuando me vio su rostro cambió a uno enojado ¿Qué onda? — Buena Charlie al fin saliste del confinamiento y viniste a jugar una partida con nosotros. — dijo el Edu con una gran sonrisa en el rostro.

—Sí... Entonces ¿vamos a jugar o no? — preguntó. Le pasaron un control, y luego comenzó a jugar una partida contra el Alexis. Pero no sin antes mirarme con el ceño fruncido.

—Y bien ¿qué tienes con el Charles? — me preguntó el Queno.

—Nada— respondí. Él me miró con el ceño fruncido como no creyéndome nada—No me crees— puntualicé.

—Es verdad no te creo, porque o sea el Charles te trajo en el avión con nosotros, y bueno no sé míralo— lo indicó— tiene los hombros tensos, está enojado y es obvio que tiene que ver contigo...

—¿Y por qué crees que tiene que ver conmigo? Quizás tiene que ver con la Feña— Eugenio hizo una mueca, ante la mención de ella.

—No creo, desde que pasó lo de la Feña el Charles anda raro, no enojado ni triste sino que parece un zombie, como carente de emoción, casi no habla y está prácticamente todo el día confinado en su pieza. Así que te aseguro que no es eso. Eres tú... y es algo bueno porque salió de su pieza y está enojado...— la partida terminó y la ganó el Alexis. Quien hacía un baile ridículo porque había ganado.

—Pendeja nos vamos— me dijo Charles, acercándose a mi lado con cara de poco amigos

—¿Qué? ¿Por qué?—No quería irme.

—Vamos, ahora, ya es tarde y tengo que ir a dejarte a tu hotel...— suspiré, no quería irme.

—Pero es que lo estoy pasando bien, yapo cara de nada no seas pesado— le hice un puchero para ver si lo convencía, pero él negó con la cabeza. Me tomó la mano y me tiró con él. Sin siquiera dejarme despedirme de los chiquillos. Iba caminando a todo ritmo. — Cara de nada ¿podrías soltarme?