XI

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Frunció el ceño, el papel destelló unos últimos segundos antes de volverse polvo.

—Y decían que los unicornios eran mágicos—soltó una última risa antes de observar rápidamente esa hermosa ciudad y saltar al igual que Belle lo había hecho.

Entendió que era posible que se vieran más a menudo, por lo que tenía que estar siempre alerta, porque era probable que esa chica fuera a ser partícipe de una batalla contra Akumas pronto.

Se preguntó porqué no se habría enseñado antes, ¡había habido tantas ocasiones en las que hubiera podido usar más de un compañero! Se mordió el labio inferior, tal vez era nueva en la ciudad.

Intentó recordarla, mantener por lo menos esos mechones de pelo morados y azules sobre un pelo blanco y ojos cafés que centellaban con azule y morado en mente le podrían ayudar a encontrarla, tanto siendo civil como siendo LadyBug.

El pavimento bajo sus pies retumbaba con cada paso que ella daba, iba viendo hacia abajo. Había varias personas que la señalaban y exclamaban con júbilo, otras más sólo sonreían, e inclusive algunas que tomaban fotografías.

¿Quién podía ser esa chica? ¿Era peligrosa? No parecía tener más años que la misma Marinette, estaría alerta por cualquier chica peliblanca que viera.

Pero eso también parecía tener su contraparte, ¿y si ella tampoco quería ser descubierta como civil? Entonces no podía estar alerta, ¿pero cómo iba a conocerla entonces? ¿Siquiera estarían en el mismo colegio?

Tan absorta estaba en sus pensamientos que no se dio cuenta cuando otro cuerpo y el suyo chocaron, ocasionando que ambos tambalearan y la chica cayera sobre esa persona que tampoco prestaba mucha atención.

El celular del rubio salió disparado varios metros hacia delante, justo hacia la avenida. Soltó un grito cuando un carro pasó tan cerca del electrónico que casi lo arrolla. 

Soltó un suspiro de alivio, pero justo después de ese, otro auto viró y lo aplastó, la pantalla se tornó negra.

—¡Mi celular! ¡Mi padre me matará!—estiró la mano para intentar recogerlo, pero la fémina sobre él se lo impedía. Algo molesto, empezó a encararla.

 —¡¿Pero qué demonios...?! ... de ojos—se quedó hipnotizado ante esos hermosos ojos azul cielo, el sol se reflejaba en ellos y podía ver inclusive su cara en estos. Una cara con una sonrisa medio idiota y un rubor que definitivamente sí lo era.

Ella hizo una mueca también, pero sólo le faltó concentrarse en esos ojos verde esmeralda para olvidar lo que iba a decir.

—Señorita LadyBug, yo...—no sabía cómo reaccionar. ¡La chica de la cual estaba enamorado estaba justo encima de él! Se sentía halagado de una manera muy extraña.

—¿A-Adrien? ¿Adrien Agreste?—empezó a levantarse, sus brazos la impulsaron y usó sus piernas para hacer el resto.

—¡Si!—su sonrisa se ensanchó—. ¿Cómo sabe mi nombre?

—Uh, yo...—el chico ya estaba de pie, frente a ella—... ¿yo lo sé porque te veo en cada esquina?

Internamente chocó su palma contra su cara por tan estúpida respuesta, él frunció el ceño, sin comprender del todo.

—¿Qué? ¿En serio?—estaba incrédulo. ¿Lo veía en cada esquina? ¿Lo había estado siguiendo?

—Sí, es decir, ¿quién no has visto tus fotos?—señaló un camión que estaba detrás de ellos, ahí estaba claramente la cara del rubio sonriente junto con algún tipo de prenda que su padre había diseñado. No recordaba de cuándo había sido esa fotografía—. Estás en todas partes.

Se sintió idiota, ¡claro que estaba en todas partes! Ser modelo significaba que tu cara fuera públicamente conocida, no era de sospechar porque ella sabía quién era él. 

—Ah, claro—se rascó la nuca, nervioso. Ahora ya no le importaba el regaño que su padre le daría por el electrónico destruido, ahora sólo le importaba qué tan idiota ella pensaba que era él.

Para su sorpresa, ella soltó una risa. Una sonrisa se curvó en sus labios y colocó una mano en su hombro.

—Lamento lo de tu teléfono—comentó, mirando al suelo—. Puedo conseguirte otro, si así lo deseas.

Él sonrió ante este gesto, ella se estaba ofreciendo a reparar el daño. Los colores tiñeron sus mejillas, tragó saliva antes de responder.

—No, está bien. Ya podré yo conseguirme otro.

Sus ojos parecieron iluminarse, su pecho dio un vuelco.

—Bueno... de alguna manera tengo que compensarlo. Dime, ¿qué te gustaría?

Su mirada se permanecía infantil e inocente, pero su voz advertía que era mejor que no la rechazara. Era casi como si lo estuviera retando a negar.

Y a Adrien le encantaban los retos.

—Depende, ¿qué puedo pedir?—una sonrisa pícara reemplazó la inocente que ya tenía, ella sintió su corazón dar un vuelco.

—Bueno, yo destruí tu celular—señaló el aparato, que ya había sido aplastado por otros más vehículos. Pronto sería una estampilla de piso—. Así que creo justo que pidas lo que desees, ya veré yo que hago para realizarlo.

Guiñó un ojo, y él entendió que realmente estaba dispuesta a hacerlo todo. 

Se sentía halagado y acorralado, ¡al fin tenía una oportunidad! Más le valía no desperdiciarla.

—Urm, pues... yo quiero...—estaba vacilando, vaya genial manera de aprovechar su oportunidad.

Ella se cruzó de brazos y enarcó una ceja, algo de ser LadyBug en ese momento le inspiró cierta confianza a Marinette y decidió aventurarse a hacer algo que jamás habría hecho siendo su versión civil.

—¿Te parece si vamos por un helado? Yo invito.

Y él asintió, una sonrisa de victoria presentándose junto a un sonrojo enorme en su cara.

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Askmklnm lil gluhjyuyjhn i8 *-* 

Pinche Marinette, no le basta con robarse su celular, también se lo tiene que romper. :'v Pobre LadyBug ingenua~

¿Qué opinan? Ladrien, Ladrien everywhere *la dejan de leer porque aunque es el ship más canon todos lo odian*

¿Se enteraron del episodio de origen de los Miraculous? ¿Qué harán? Yo les traigo unas ganas, pero no lo haré porque Hawkdaddy dijo que las niñas bien no lo harían UvU 

Ahre, ¡pero lo quiero ver! *iora porque no sabe qué hacer*

Besos robóticos congelados:

—Valery


Eco ||Miraculous LadyBug|| ||MariChat|| [E D I T A N D O]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora