El chico en traje de cuero negro parpadeó varias veces, repitiéndose que eso tenía que ser una broma.
Llevó sus manos a la parte baja de su espalda y sostuvo su bastón entre manos, con un movimiento ágil lo llevó hasta detrás de su cabeza, listo para atacar en cuanto se necesitara.
Se soltó a correr con el arma aún sobre su dorada cabellera, listo para asestar un buen primer golpe a la chica de traje blanco. Estaba a tan sólo unos centímetros de rozar su cola de caballo multicolor cuando otra fuerza interceptó su ataque.
Un peso chocó contra su abdomen y ambos cayeron rodando al suelo, como efecto secundario de éste, su bastón salió rodando algunos metros fuera de su alcance, quedando a balancearse en la cornisa del tejado donde se encontraban.
Con un grito ahogado abrió los ojos de golpe, mientras que frente a él un par de ojos amarillos completamente iracundos ardieron en llamas.
—NO. LA. TOQUES. ¡¿ENTENDIDO?!—rugió el chico sobre él.
Intentó zafarse, pero debía de admitir que su adversario le ganaba tanto en fuerza como en tamaño, así que sólo le quedaba tener que resignarse a jugar el rol de la débil víctima durante un rato hasta que él bajara las guardias, ahí aprovecharía para salir corriendo.
Pero, a juzgar por esos ojos inyectados en rabia, dudaba que eso pasara pronto.
—Demón, ¿dónde estás, animal?—chilló una indudable voz femenina, Chat pensó en que si no hubiera estado inyectada en ira, hubiese sido la voz más dulce que sus oídos jamás escucharían.
Pero nada comparado con su lady, aún así.
Al parecer ese era el nombre del chico que estaba ubicado a horcadas sobre el minino, porque tan pronto escuchó el quejido de la fémina liberó su agarre de golpe sobre Chat y sus ojos perdieron la mayoría de su color amarillo, pasando ahora a adquirir una bella pero extraña mezcla de azul cielo y amarillo.
«Como los de Ladybug...» Pensó el menor, aunque se quedó callado.
Ahora había una figura enfundada en un traje rojo y naranja frente a él, se llevó la mano a la cintura y desenfundó una espada.
—Lo siento, signore—susurró en seco antes de salir corriendo con su arma en mano.
Al modelo le tomó un par de segundos reconocer ese tono de verdadero arrepentimiento en su voz, e inclusive un par más comprender que acababa de ser llamado "señor" en una lengua extranjera de la cual sus conocimientos eran casi nulos.
—¡Hey! ¡Tengo quince años! ¡Muchos menos que tú!—gritó, frunciendo el ceño. Si algo no iba a permitir es que lo empezaran a tratar como viejo desde muy joven, comenzó a correr detrás de él.
Lo vio lanzarse frente a la chica a la que previamente había estado a punto de golpear, blandiendo su espada para bloquear uno de los rayos que Madame les había aventado. Al parecer creía que eran simples civiles, pero Chat había visto el brillo en los ojos de Demón y no podía negarlo: ellos definitivamente no eran normales.
Buscó su bastón con la mirada y brincó a el una vez que lo encontró, lo agarró con cautela y lo acercó a su pecho. Enfocó su mirada al frente y clavó un extremo en las tejas debajo de él mientras que agarraba impulso con sus pies para ir directo hacia el frente, hacia donde se encontraban ellos.
La primera en notarlo fue la fémina, quien se lanzó hacia un costado y soltó una flecha directamente hacia el suelo. Chat decidió que era la cosa más estúpida que había visto a un portador hacer.
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Eco ||Miraculous LadyBug|| ||MariChat|| [E D I T A N D O]
Fanfiction[Primer lugar en la categoría MariChat de los Premios LadyBug 2016] "Estoy enamorado de un ángel que le teme a la luz. Su aureola está rota, pero aún quedan rastros de que pelea en sus ojos." Las paredes que construimos están hechas para resguardar...