capítulo 15 " vudú"

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En el vudú el sacerdote recibe genéricamente el nombre de houngan, o si se trata de una mujer, mambo. El término bokor se reserva para un houngan que usa su poder para el mal, sería asimilable al vocablo "brujo".

***

Hanks se puso algo cómodo y Alfred se extrañó al verlo sin algún traje caro o elegante. Traía una camisa azul pegada, una chaqueta de cuero, con unos jeans de mezclilla acampanados y unas botas estilo militar.

-Señor... ¿no le entregaron su traje?- preguntó siguiéndole el paso por el lobby del hotel.

-Claro que sí Alf, pero haremos un viaje a un lugar muy rústico, no usaré ese traje- explicó insultado.- ahora vamos al auto, no tenemos tiempo que perder.

-¿No va a desayunar?- vio la cara de exasperación de su jefe así que se apresuró por la llaves del Mercedes Benz.

Hanks se sentó y se le veía algo preocupado a través del reflejo del retrovisor.

Cuando llegaron cerca del pantano, descendieron del automóvil y se dirigieron a un bote que ya los esperaba.
Alfred tenía los pelos de punta, era sumamente supersticioso.

El conductor se detuvo cerca de una cueva y se adentraron en ella.

-¿Señor?- dijo temeroso Alfred.

Se detuvieron y todo estaba en penumbras y obscuridad; todos pudieron sentir la brisa amenazadora junto al sonido del oleaje pantanoso. De pronto se encendió una luz radiante causada por el fuego de una antorcha. Y los 3; el piloto, Alfred y Carter dieron un respingo. Se escucharon unas risas de una mujer, pesadas y muy cargadas en la burla.

-Georga querida- saludó Hanks extendiendo sus brazos. Había una roca donde se encontraba aquella mujer con rasgos afroamericanos y portaba una vestimenta inusual a lo común. Verla era intimidante puesto que la mayoría de cosas que tenía encima de aquel vestido eran muy llamativas.

-Hanks T. Carter- devolvió el saludo y los demás en el bote se mostraban confundidos y apáticos.

Se acercaron a la gran roca en la que se encontraba la anciana y Hanks fue hacia ella. Alfred tomó de su brazo temeroso y por instinto, como si quisiera protegerlo del peligro, Hanks siguió y llegó al resbaloso suelo de roca, lleno de musgo y otras plantas.

-¿Has venido por lo que alguna vez pediste a gritos que te quitara?- Georga caminó adentrándose más a la cueva invadida en penumbras.
Hanks no respondió, se veía abatido.
Alfred veía atento la escena, tenía miles de preguntas en mente pero las palabras no salían de su boca.

-Es el árbol...- fue lo único que logró pronunciar y se le secó la boca.

-Ya lo sé- Siguió caminando, pero ahora hacia la dirección en la que se encontraba Hanks. - ¿Qué puedo hacer por ti?- le preguntó mirándolo a los ojos.

-Desbloquea mi mente, odio tener que hacer esto, pero sé que tengo que...- tocó su cabeza recordando su vida, como si hubiera sido una tortura total en algún punto. Hanks tenía una máscara de elegancia detrás de un alma rota de decepción.

-Sí, deberías. Las almas inmundas están cerca, a cada paso- susurró y el alma de Carter cayó a sus pies congelada.- el velo mayor cae.- sólo ellos entendían de lo que hablaban.

-Entonces, ¿podrías?- preguntó tembloroso.

La anciana hizo un círculo en el suelo con un polvo desconocido. Comenzó a cantar algo inentendible. Y cuando terminó de hacerlo se vió una luz dorada y brillante flotar en el aire, como arena, luego entró en su cabeza formando una figura de telaraña en su frente, que después se borró.

Hanks soltó una leve lágrima, llena de sufrimiento en ella. Alfred quedó consternado siempre había visto a Carter demasiado fuerte e inhumano. Jamás imaginó ver una escena tan desgarradora, se podía ver que la visita que habían hecho era mas allá de lo que se podía explicar en palabras.

***

Llegaron a la orilla del pantano y empezaba a obscurecer. Hanks pagó unos billetes más al conductor a cambio de su silencio.

Subieron al auto y se marcharon. Todo fue tan trágico e incómodo que Alfred se estremeció unas cuantas veces. ¿Qué había sucedido?.

Llegaron al hotel y Hanks corrió al baño donde dejó expuestos sus jugos gástricos en el retrete. Alfred lo ayudó a incorporarse y vio la cara de Hanks completamente transformada.
Alfred lo ayudó a subir a su cuarto con dificultad y a traspiés. Lo recostó en su cama y le retiró las botas llenas de lodo y fango.

-¿Gusta que llame a un doctor señor?- preguntó a punto de abandonar la habitación.

-No, mañana me sentiré peor- bromeó dolorido.- Gracias- Era la primera vez que le decía algo tan amable y humilde. Alfred salió de la habitación preocupado y se dirigió a la suya. Llamó a su esposa para saber cómo se encontraba y saludó a sus hijos, pero jamás mencionó lo sucedido.

Entre mundos ❤ (REMASTERING)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora