capítulo 3

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Aria se había levantado un poco más tarde de lo que normalmente haría en un día de clases, pero se sentía con resaca, le hubiera encantado faltar, pero en su escuela tenían planeada una ceremonia de caridad para los niños huérfanos, y como ella era voluntaria tenía que estar ahí para ayudar con los preparativos.
Caminó a la ducha y exclamó agotada: - ¡Yo los adopto a todos, pero déjenme dormir!
Se bañó y dejó que el agua cayera sobre su cuerpo, reflexionaba acerca de cada palabra vivida ¿o soñada?. Aún trataba de definir esa parte.
Si todo había sido un sueño... Entonces, ¿qué hacía la chaqueta en su cama?, posiblemente era de Alex (su novio), concluía y luego pensaba que ese no era su de estilo ropa y la confusión volvía.
Y si todo había sido verdad... ¿cómo había llegado a casa?.
Todo era interrogantes.
Se le pusieron los pelos de punta y decidió dedicarse a concentrarse en el momento en el que vivía.

Priss la mamá de Aria cocinaba un par de huevos revueltos y servía 2 jugos en la mesa. Aunque en la mañana Aria nunca le apetecía comer nada, Priss la obligaba a consumir todo lo que preparaba.
Suspiró y se sentó en la barra de la cocina.
- Pronto va a llegar tu padre.-Priss la madre de Aria, tenía 45 años y su familia era conformada por 4 personas.
Tenía esposo, Carlos ;un señor de su misma edad con un porte atractivo, que casi nunca estaba en casa puesto que era piloto de viajes internacionales, lo cual implicaba de muchas horas de trabajo, aunque el sueldo era muy satisfactorio.
Siempre fue un gran padre, y Aria lo quería bastante.
Sus dos hijos eran: Sebastián, que se había ido de casa en cuanto cumplió 19 años, ósea medio año atrás . Al principio había sido extraña su ausencia en la casa de Aria, pero finalmente se acostumbraron.
Sebas era un joven muy inteligente, que era impresionantemente guapo.Como modelo, y le gustaba presumir sus ojos azules como el cielo. Cualquier chica mataría por él.

En cambio Aria era algo diferente en forma de ser. A duras penas sacaba aprobatorias en el colegio. Aunque tenía una gran sensibilidad para cualquier arte. En especial la música y la pintura.
Aria era una chica guapa, con un largo cabello castaño y lacio. Su tez morena clara era hermosa y llamaba la atención. Tenía unos enormes ojos miel que contrastaban con sus largas pestañas. Se parecía a su madre más de lo que le gustaría admitir.

-Mamá- dijo Aria rompiendo la barrera de los pensamientos de su madre.

-Ah, si- dijo ella volviendo a la realidad, sentándose en la mesa redonda de caoba.-¿Cómo amaneciste Ari?- preguntó metiéndose un trozo de comida a la boca.

-Bien- aunque no sonaba muy convencida de su respuesta. Aria no era tan cercana con su madre pero ese día tenía la necesidad de algún consejo que pudiese ayudarle - ammm... ¿nunca has soñado con algo o alguien que sientes que es más real de lo que debería?-dijo ella en tono algo preocupante.

-La verdad no cariño, pero sabes; me gustaría ver a tu padre de vez en cuándo, aunque fuese un sueño. - rió y Aria se incomodó al no encontrar una solución en sus palabras- Pero ahora que lo mencionas eso le pasaba frecuentemente a tu abuelo, y siempre decía "Nada de lo que nuestra mente crea es mentira, simplemente pertenece a otra realidad".  Mi padre siempre con sus ideas tan raras- dijo con ternura en la voz.
Para Aria esta respuesta no había sido muy alentadora sin embargo trató de mantener la compostura.

-Bueno, yo creo que ya me voy.- anunció poniéndose de pie lavando su plato bastante rápido. -Gracias por el desayuno.

- ¿Con quién te vas hoy?- preguntó preocupada, no le gustaba que su hija se fuera a la escuela con sus amigos, y menos cuando no le avisaba.

-Con Alex- anunció tomando su mochila mientras salía apresurada.

  Entró al auto de su novio y se saludaron con un beso.

-¿Lista?- preguntó educadamente.

-Si, vamos.

Metros antes de entrar a la escuela él detuvo el automóvil y la comenzó a besar.
-Hey, ya es tarde- se excusó Aria y lo detuvo, poniendo la palma de su mano como escudo.

-Podemos llegar tarde.- Dijo con un tono peculiar insistente que ella nunca había escuchado. Aria entendió la propuesta y se puso bastante nerviosa.

-No, no podemos- dijo y se dirigió a la escuela de prisa.

Cuando Aria llegó a la escuela se encontró con su mejor amiga Chris que también se había ofrecido como voluntaria (bastante conveniente).

-Ni hao- la saludó Chris e hizo una cara estúpida inclinándose con las manos unidas como si fuera de alguna dinastía oriental.

-Hola, tonta- respondió  con una gran sonrisa y se pusieron al corriente acerca de todos y cada uno de los chismes cotidianos.

Por lo que se pudo enterar Aria; Chris terminó con su novio y su amiga tenía en mente deshacerse en alcohol el viernes. Sólo faltaban unos días para aquello y los maquiavélicos planes de su amiga le hacían desviar la atención de lo ocurrido en la mañana.

-Me parece perfecto- había pasado ya algo de tiempo desde que no iba a alguna fiesta, por los exámenes, entre otros pretextos más. Así que no le pareció mala idea asistir a alguna.

Hicieron una misa para bendecir a los niños y le dieron juguetes y comida a los niños, además jugaron un rato con ellos. Fue bastante gratificante, pero Aria no lograba calmar su mente desordenada.
Fuera de eso, el día transcurrió igual, no más había novedades, además de aquel evento de caridad ; no estaba Alex entre los pasillos blancos. Posiblemente no había podido entrar por retardo.

-Es aburrido, se hace el galán un rato y luego desaparece todo el maldito día.- se quejó Aria de Alex  con una amiga mientras guardaban cosas en su locker. - Me pregunto si deberíamos seguir.- bufó con molestia y azotó la pequeña puerta de metal causando ruido estruendoso.
Ya no sentía una emoción distinta a la de siempre, entonces deseó volver a su sueño. Noah era la clase de chico con el que ella quisiera estar, pero era solo un sueño.
-Si tan solo fueras real- pensó, no podía ocultar su interés por Noah.

Entre mundos ❤ (REMASTERING)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora