capítulo 26 "un día más"

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Ella sentía susurros a sus espaldas pero quiso ignorarlos, se sentía cada vez más débil y era innegable; no comprendía bien porqué le sucedía aquello, sólo recordaba seguido las mismas frustrantes palabras de su mentor; sobre salvar su alma y encontrar la respuesta a una salvación absoluta.

Aria comenzaba a sentir hambre y sed, días antes su cuerpo no había exigido necesidades básicas.

Pronto el cielo grisáceo comenzó a invadirse poco a poco de la obscuridad nocturna, y ruidos de gritos terroríficos se hacían notar en algún lugar desconocido del páramo.

Desanimada Aria se sentó sobre un tronco de árbol seco y se dispuso a descansar un poco, luchando por mantenerse despierta, cuando comenzaba a perder la concentración de aquella realidad; escuchó un crujido de una rama, cerca de donde ella se encontraba.

Se sobresaltó y rápidamente se adaptó a una posición de ataque instintiva.

Escuchó otros crujidos y vió algo a lo lejos. Parecían dos luces, como ojos, profundos y dominantes, Aria se sintió preocupada, pero no iba a dejar que eso tomara la rienda sus actos.

Tomó su Katana delicadamente del suelo y la comenzó a desfundar lenta y precavidamente.

Cuando aquella sombra vió el filo del arma, gritó furiosa, lo cuál ensordeció al instante a Aria que se cubrió los oídos como acto autoprotector.

Al caer la Katana al suelo se escucharon hojas del árbol seco romperse y quebrarse al contacto, haciendo un sonido característico.

La sombra sin asechar más se aproximó ágilmente a ella y la tomó por el cuello, haciendo que perdiera velozmente el aliento.

Aria podía sentir algo extraño, las manos de la sombra, o lo que parecían asimilarse a unas, eran de color azabache y parecían nebulosas, pero era impresionante la fuerza que imprimían en su cuello.

Era la segunda vez en ese viaje que algo o alguien intentaba asesinarla por métodos de estrangulación, lo cuál le ponía los nervios de punta a Aria.

Desesperada forcejeó con pocas fuerzas hasta que extrañamente la sombra se alejó rápidamente con un estrepitoso grito final.

Aria algo desorbitada se preguntó que había causado que se alejara de esa manera, no había razón aparente para hacerlo. Pudo matarla si eso hubiera querido, pero no lo hizo. Mil teorías se presentaban ante su mente pero ninguna era lo suficientemente convincente como para creerlas.

Suspiró y se tomó de los
hombros, girándolos en busca de sentirse más confortable, pero no lo consiguió.

-Demonios- exclamó desanimada- ¿Y aún no llego a la parte sádica?- preguntaba sarcástica- Esto es demasiado- admitió y cogió sus cosas del suelo y caminó unos metros más, ella estaba consiente de que avanzaba muy lento, considerando el tiempo como un limitante, pero su cuerpo no le permitía otra alternativa.

Aria había pasado por muchas pruebas, la primera que se presentó ante ella, fue una feria, dónde las cosas estaban acomodadas a la perfección como para causarle pánico a cualquiera que lo cruzase.
Todo dentro de ella estaba chamuscado, por alguna razón, lo cuál le daba un aspecto retorcido a todas las figuras y los juegos dentro.
Además de todo, las cosas se movían por voluntad propia, risas maquiavélicas eran muy comunes causando la desesperación de Aria en todos los aspectos.
En una parte de su recorrido, iniciaron "los susurros"; ella no podía explicar en palabras humanas lo que había sucedido con exactitud, pero en resumidas cuentas, todo lo que ella pensase se repetía en el aire una y otra vez, con voces gruesas y enfermizas, era más de lo que ella jamás hubiera podido soportar, así que cuando estaba a punto de perder la cabeza chocó de espaldas con el mismo carrusel que había visto en la entrada; haciéndole creer que no había avanzado ni un paso; pero cuando logró aclarar su mente encontró unas flechas de madera con nombres de lugares en él, que indicaban un camino a otras direcciones, entonces una nota descendió en un frasco de cristal como anteriormente se había hecho, dejando al descubierto un mensaje.

" Has encontrado otras puertas, ahora que has pasado la prueba del cobarde; deberás lidiar con tu propia valentía, ni un eco te salvará "

Guardó el papiro en su bolsa y se adentró en un bosque extraño; lo que representó su segunda prueba.

Todo el lugar, estaba repleto de trasgos y otras criaturas, que buscaban poseer su mente, causándole que sus peores miedos salieran a flote.

Tuvo distintos enfrentamientos en los cuales había salido victoriosa, la huída y la destreza se habían hecho indispensables en su supervivencia.

Aria concluía una escapada de un ser desconocido cuando se sintió ahorcada por primera vez, la marca de su antebrazo se hizo más intensa que antes y ella supo que lo que le había pasado no había sido causa del mundo en el que se encontraba, era algo más allá.

Recapitulando todo en su mente le hacía ver que necesitaba continuar, que no moriría tan fácilmente.

Enajenada, se tropezó torpemente con la raíz de un árbol y cayó colina abajo, hiriendo su piel.

-Genial- suspiró dolorida- Enserio, ¿qué demonios? - movió las manos teatralmente.

Se enderezó lastimada y visualizó a lo lejos una silueta, su sorpresa fue grande cuando logró distinguir a Meg en ella; aunque no fuera su persona preferida, era mejor que nadie, que estar sola.

Corrió velozmente ignorando el dolor punzante de las heridas resientes en su cuerpo.

-¡Meg!- aclamó alegremente Aria; sorprendiéndose por su propia reacción.

Meg parecía estar flotando, como si estuviera en el agua. Su imagen no era completamente clara, parecía una visión borrosa y ella tenía los pómulos inflados de aire, lo que afirmaba la suposición de estar nadando en alguna parte.

-¿Cómo es que tú...?- preguntó Aria sorprendida, Meg observaba con atención el rostro dañado de su amiga que se veía poco estético por las heridas y la tierra acumulada.
Meg señaló insistentemente con su dedo índice hacia un tronco muerto y Aria no comprendió enseguida, pero luego se acercó a él y lo revisó, cada relieve y forma en él, hasta que encontró algo que parecía ser papel.

-Wow, mira- Aria se giró para mostrarle el hallazgo a su compañera, pero ya no estaba; sintió cierta decepción en el interior, no quería estar más sola, pero no quedaba otra alternativa.

Despreocupada se dejó caer y comenzó a desenrollar su nueva adquisición.

El papel estaba en blanco, por completo, la desilusión en sus ojos era notoria, su estado de ánimo cambió radicalmente.
En su mente Aria esperaba ver información valiosa, algo que le cambiara el rumbo de las cosas, del tiempo, pero la verdad es que estaba perdida, y por completo, no sabía su dirección, todo era muy incierto, no había manera de comprobar si iba hacia donde ella debía; pero siempre había mantenido el optimismo vivo para no sentirse decepcionada de alguna manera.

-Esto es, completamente inútil- aceptó y resignada comenzaron a empaparsele los párpados de lágrimas - tampoco, quiero morir; es decir, sé que en algún momento lo haré, pero... - comenzaba a hablar solitariamente aceptando la reflexión de su realidad que había postergado por alguna razón - pero no quiero que sea ahora, tengo muchas cosas que resolver, en 2 mundos - dijo recordando sus problemas - ahhh, claro y en éste - añadió suspirando; se sentía ridícula y débil mentalmente. Sentía que si lloraba por completo cedería todo el poder y orgullo que había ganado, en los últimos días.

En ese momento tuvo una disyuntiva. Continuar caminando, aunque sin rumbo, o esperar ahí hasta que se le terminara el tiempo de vida.

Entre mundos ❤ (REMASTERING)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora