Capítulo 16

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Han pasado apenas unos meses desde lo de Yato. Todo este tiempo lo he dedicado a entrenar al caballo, a domarlo, para que no pueda hacer más daño. He de decir que se porta muy bien, pero se altera cuando alguien se acerca a mí.
No se nada de Jorge y Ángel, ni de Aaron, practicamente me he quedado sola con el animal. Mis bisabuelos salieron hace días a una convención y no han vuelto desde entonces, ni me cogen el móvil ni nada. Empiezo a preocuparme.
-Vamos al bosque Relampago -dije dirigiéndome al animal
Le llamé así por la velocidad que tenía, era más rápido que la luz del relámpago, más fuerte que el estruendo del trueno y con más precisión que un rayo.
Me monté, agarré las riendas y el caballo empezó a galopar. Me agarré bien para no caerme. Al rato, llegamos al claro y me bajé. Miré alrededor, estaba oyendo la melodía de una guitarra, con lo que me apresuré. Pensé que Aaron había vuelto... Pero cuando llegué no había nadie, debía ser mi imaginación de nuevo...
Hará unas cuantas semanas que oía el rasgueo de la guitarra por todas partes y corría ilusionada, pero nada, será eso, mi imaginación.
Suspiré profundamente hasta que noté una mano en mi hombro. Sin dudarlo, cogí la mano y lancé a la persona contra un árbol. 

-¡AY! ¿¡Así dáis aquí la bienvenida!? - dijo el chico
-¡L-lo siento mucho! ¿Te encuentras bien...? -pregunté acercandome cuando sentí el relincho del caballo cerca de mí, así que no me acerqué
-Sí... - dijo sentándose y rascándose la nuca- no pretendía asustarte, lo siento
Le miré de arriba abajo, debía ser nuevo en el pueblo porque nunca le había visto.
-Mi nombre es Dylan, pero puedes llamarme Dy-dijo extendiendo una mano hacia mí
-Elisabeth, pero prefiero Lisa-contesté cogiendo su mano
Dylan no parecía mal chico. Él era un chico de pelo castaño oscuro, ojos oscuros, en sus mejillas algunas pecas, labios rosados y tez un poco más morena que la mia.
-¿Qué edad tienes Dylan?-pregunté
-Tengo 17, pero pronto cumpliré los 18-contestó
No podía decir que era una replica pálida de Aaron, pero si se le asemejaba bastante, aún que su voz era más dulce incluso.





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