4. Judit Santos

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                                                    4. Judit Santos

Nerea abrió la puerta con una expresión en la cara de preocupación. Tal y como imaginaba, aquella era esa policía que la habían presentado hace un rato. Seguía con esa expresión seria en la cara. A Nerea le intimidaba mucho su presencia. ¿Sabría ella algo de...? no, olvidó aquella idea. No estuvo allí y que oyera un grito no significaba nada. Seguro que no fue la única que lo oyó. Seguro que hubo más niños que lo hicieron pero no se arriesgaron a bajar. La voz potente de Judit hizo que volviera a la realidad. 

—Hola, mmm... Nerea, ¿verdad?

—Si, soy yo... ¿ocurre algo? —Preguntó Nerea con rostro de preocupación—.

—Estoy pasando por todas las habitaciones preguntando a los críos si notaron algo distinto la noche del crimen. —Contestó Santos con la misma expresión en su cara—.

—Y bien... ¿viste algo, oíste algo? 

         Nerea  no se encontraba bien. ¿Le confesaba la verdad a la policía? si lo hacía, la interrogarían todo los días y la idea no le gustaba. O, ¿sospecharían de ella? aquella idea le gustaba aún menos. Los grandes ojos azules de Nerea se posaron en los inquietos ojos negros de su acompañante, Santos. 

—No, no oí nada. —Mintió Nerea— Ni tampoco vi a nadie. 

—Bien, pues hasta luego. Si quieres decirnos algo, estamos por aquí. —Explicó Santos. 

—Vale... Adiós. 

—Y Nerea, ¿dónde puedo encontrar a tu compañera de habitación? 

—Ni idea, no somos muy amigas que digamos... 

—Bien. adiós. 

    Cuando Santos salió de la habitación, Nerea se sintió aliviada. Aquella mujer intimidaba mucho. Y por no hablar de su mirada, que penetraba en ella y se sentía insignificante al lado de todo. Aunque no sabía porqué, pero le transmitía confianza. Bueno, era policía... pero ella nunca había confiado mucho en los policías. Nunca encontraron a sus padres y eso le molestaba. Pero no podían hacerlo todo. En ese momento entró Laura, la compañera de habitación de Julia, con la que Nerea se llevaba muy bien. 

—Pensé que estabas con Julia. ¿Ya se ha ido? —Preguntó Nerea con indiferencia—.

—Ah, ¿qué Julia ha llegado? pues en la habitación no ha estado... 

El orfanatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora