El primer día del resto de mi vida

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Mi primer día de trabajo y ya iba tarde. Completamente desalineada. No es algo que me gustara hacer, y mucho menos acostumbraba ir tarde pero la ansiedad me había mantenido despierta la mayor parte de la noche. No entiendo por qué estaba tan nerviosa, era solo un trabajo en lo que decidía qué hacer con mi vida. A mis veinticuatro años ya debería de saberlo, pero no quise apresurarme a tomar una decisión que marcaría el resto de mi existencia; además eso de ir de trabajo en trabajo me había ayudado a explorar mis posibilidades.

No conforme con ir tarde me detuve un segundo a pensar en lo que sería apropiado de vestimenta –tal vez debí pensar en esto desde anoche –normalmente me pondría un par de jeans y alguna blusa sin mucho chiste, algo con lo cual sentirme cómoda; pero por alguna razón me sentía nerviosa y necesitaba un atuendo que me diera un poco de confianza extra.

Una blusa azul, claro, el azul siempre me había dado un poco de confianza y calma, además tengo una blusa azul que marca mi cintura, tal vez eso distraería a mi nuevo jefe de manera que no pusiera atención a mi retraso.

Afortunadamente nunca he tardado demasiado en bañarme y vestirme,  y el tono medio bronceado de mi piel me permite salir sin demasiado maquillaje en mí. Tal vez no llegue tan tarde. O tal vez estaba jugando de más con mi suerte.

Debería poner más atención en el camino, quizá pueda caminar hacia el trabajo en lugar de tomar un taxi todos los días, qué tal que hasta encuentro un departamento más cerca de aquí, uno más grande, donde mis visitas nocturnas puedan convertirse más en una convivencia diaria, algo permanente, creo que ya es tiempo de comenzar de lleno mi vida con alguien especial a mi lado, algo más formal. Ya tendré tiempo de pensar en ello, por lo pronto necesito enfocarme en mi trabajo. Esta podría ser la profesión para mí. Desde que mi amigo Tony me platicó lo que hacían ahí me llamó mucho la atención. La verdad es que nunca me hubiera imaginado que pudiera hacerse una vida tomando fotos, pero si me pongo a pensar en ello caigo en la cuenta de que alguien tiene que hacerlo.

Por fin llegué. Es un estudio más grande de lo que creí. No lo hubiera visualizado así, tan limpio y en orden, lleno de color. En la entrada había un lobby con sillas acolchonadas de color rojo, las paredes blancas llenas de fotografías y en el medio, un escritorio circular enorme con una recepcionista que parece más o menos de mi edad; delgada, cabello teñido de rubio, rostro agradable y ojos verdes muy lindos.

Me presenté con ella y pregunté por Tony, mi anterior roomate, que amablemente me consiguió el trabajo al día después de contarle que ya me había cansado de ser recepcionista en un hotel.

La chica se presentó como Fernanda mientras mandaba llamar a Tony. En cuanto salió hacia el lobby me vio con ojos de regaño por haber llegado diez minutos tarde en mi primer día. Me disculpé y lo seguí hacia la parte trasera del estudio. Era ahí donde se encontraba la verdadera acción.

No eran tantas personas las que trabajaban ahí, pero todas estaban haciendo algo, no veía ni una sola que estuviera inmóvil. Eso me gusta, a mí me desespera estar inmóvil.

Me quedé un segundo pasmada por todo lo que me rodeaba, sentí una muy buena vibra, el lugar estaba un tanto obscuro con excepción del blanco de los reflectores, ahí estaba concentrada toda la luz que le hacía falta al resto del lugar.

Tony me tomó del brazo para seguir avanzando. Lo escuché hablar a lo lejos sobre lo que se hace en cada estación. La verdad es que yo seguía enfocada en los reflectores, en lo que sucedía debajo de ellos.

Al final nos detenemos en seco y yo despierto de mí transe. Según entiendo, mi trabajo por lo pronto es asistir a todo el que me necesite, tanto clientes como compañeros y por supuesto a mi jefe, a quien no he conocido aun.

Las primeras tres o cuatro horas en el estudio se habían pasado bastante rápido pero al parecer aún faltaban unas cuantas más. Nunca pensé que una sesión tomara tanto tiempo, pero es muy entretenido de ver. Estoy fascinada con este nuevo trabajo aunque no haya hecho más que traer y llevar cosas a los demás.

Al terminar la sesión, después de unas cinco horas, todos comenzamos a recoger y guardar los vestuarios, ayudar a las modelos a limpiarse un poco el brillo y plumas pegadas al cuerpo y entregarles una bata para que posteriormente pudieran cambiarse e irse. A mí me tocó salir a comprar algo de comer y un café para mi jefe –a quien sigo sin conocer –pero aparentemente es quien elige las fotografías justo después de la sesión así que seguramente podré presentarme entonces. Me siento entusiasmada por conocerlo, se nota que es una persona inteligente e importante. Seguro aprenderé mucho de él.

Tony me dio indicaciones muy específicas para el almuerzo que tenía que comprar, era de esperarse que el dueño de todo esto fuera un perfeccionista. Un bagget de pechuga de pavo sin aderezos, un poco de vinagreta, verduras verdes, sin una pizca de cebolla y con el pan ligeramente tostado; además debía pedir un té de hierbas mixtas que en el local le daban el nombre de "pasión".

En lo que espero a que me entreguen mi orden, aprovecho para fumarme un cigarro, no sabía hasta qué hora  tendría otro rato libre así que mejor aprovechar de una vez.

Regresé al estudio buscando  a Tony para preguntar por mi nuevo jefe y poder entregarle su comida, pero el solo me quitó las cosas de las manos y se las entregó a una mujer que estaba sentada frente a la pantalla donde, al parecer, hacían la selección de las fotografías. Seguramente ella tenía años trabajando aquí, ha de ser la mano derecha del jefe o algo así. Es la misma mujer que tomó las fotografías así que era lógico que ella ayudara en el proceso de selección.

En cuanto mi ex roomate le entregó el almuerzo, ella le dio un sorbo al té y comenzó a abrir el bagget mientras hablaba con dos hombres sobre las tomas de esa mañana.

Nosotros también teníamos un rato de descanso antes de que tener que preparar todo para la sesión de mañana, así que me hice un café y comencé a fraternizar con mis compañeros. Me topé con un joven muy agradable de cabello alborotado que me cayó bien al instante. Tenía cara de distraído, vestía unos jeans desgastados, una playera blanca de cuello v y unas botas militares color café.

–Hola –sonreí –Soy Sohar.

–Nombre inusual, me gusta –me extendió su mano –Rodrigo.

Rodrigo y yo nos fuimos a sentar a una mesa que estaba en una de las esquinas del estudio, precisamente para que los trabajadores pudiéramos comer ahí.

Me gustaba mucho el ambiente se sentía, cada quien hacía su trabajo con gusto, cada uno sumergido en su propio mundo pero dejando una puerta entre abierta para el resto.

Seguí platicando con Rodrigo y minutos después Tony se nos unió, al parecer ellos se llevaban muy bien, se veía cierta química entre ambos.

–¿Ya te está poniendo gorro la nueva? –preguntó Tony a Rodrigo entre risas. –imagínate, llegando tarde el primer día. Por suerte Elena estaba muy ocupada como para notarlo.

–¿Elena? –pregunté confundida

–Nunca le digas así –me aconsejó Rodrigo –no te refieras a ella de ninguna manera, es más, no hables con ella a menos que ella se dirija directamente a ti.

–¿Quién es Elena? –seguí sin saber. Al parecer era alguien importante. Rodrigo se había expresado con miedo y respeto de ella.

–¿Cómo que quién es Elena? –Interrumpió Tony –Elena es tu nueva jefa. La mujer para quien trajiste el almuerzo hace menos de diez minutos.

¿Disculpa? Esa mujer, la fotógrafa a quien había estado observado toda la mañana ¿Era mi jefa? ¿Ella era la dueña de todo esto? Era broma ¿no? Por un momento sentí cómo mi pulso se aceleraba, estaba completamente intimidada y no sabía ni por qué. Elena ni siquiera se había fijado en mí, yo era una trabajadora más. Y aun si se fijara en mí ¿Desde cuándo me importaba impresionar a un jefe? Tal vez esta vez se sentía tan diferente por el hecho de que me había gustado el trabajo.

Me sumergí en mis propios pensamientos durante un buen rato hasta que me percaté de que ya era hora de regresar a los deberes laborales, lo cual era perfecto para mí, eso distraería mi mente de Elena y la necesidad de acercarme a ella y hacerme notar.

Te tomaré una fotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora