Las Cosas Cambian

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Me encontraba en una inmensa oscuridad aterradora, no podía ver ni escuchar nada, estaba completamente sola en ese espacio vacío. Camine hacia delante en línea recta tratando de buscar algo o alguien, lo último que recuerdo es que caí en el suelo de mi cuarto pero no logro recordar la razón.
-¿Hola?- grite al vacío.
Nadie contestó a mi grito, solo mi eco, seguí caminando pero todo lo que mis ojos veían era más y más oscuridad. El miedo se hacía presente en mi, abrazándome, siendo el único compañero en esta soledad. Quería volver a casa junto a mamá. Mamá ¿Qué habrá pasado con  ella?
-¿Hay alguien aquí?- grite otra vez.
Nuevamente la repuesta a mi pregunta fue: nada. Supongo que había pasado una hora después de que me di cuenta que estaba encerrada en mi mente, sola conmigo misma y mis pensamientos, de repente una puerta blanca se apareció frente a mi y corrí hacia ella con la esperanza de salir de aquí, la abrí de un tirón y una luz segadora me obstruyo la vista; parpadee numerables veces y poco a poco pude ver otra vez, sobre mi había un techo blanco con dos tubos fluorescentes, bajé la vista; en mi brazo derecho tenía conectado un suero y estaba tapada por una fina sábana blanca, la habitación estaba pintada de blanco con el suelo en combinación y en una esquina estaba Will durmiendo en un sofá de un cuerpo.
-¿Will?- dije alto y se removió un poco-¿Will?
Abrió un poco sus ojos y al verme despierta se acercó con un gesto sumamente preocupado.
-¿Liz? ¿Cómo te sientes?- trate de sentarme pero una punzada de dolor me atravesó y no pude evitar formar una mueca de dolor-Sera mejor que te quedes acostada.
Asentí y volví a acostarme, Will tomó mi mano y la apretó cariñosamente.
-¿Qué fue lo que paso?- dije tratando de recordar algo.
-Te desmayaste después de que tu padre te haya golpeado.
De pronto todas las imágenes de lo que paso en mi cuarto cruzaron mi mente y sentí que algo se rompía en mi interior al recordar a mi madre.
-¡¿Donde esta mamá?!- grite acelerada.
-Ella también está aquí, los doctores dijeron que no tiene nada y que hoy podrá salir.
Enseguida me calme y suspire feliz.
-¿Cuanto dormi?
-Un día.
No me sorprendía después de la patada que me había dado mi padre ayer, pero ahora lo único que me preocupaba era que mama este bien y salir de aquí lo antes posible, aunque sabiendo que mi padre está ahí fuera esperándonos me dan ganas de quedarme aquí. Y como si Will leyera mi mente dijo.
-Tu padre está detenido y es seguro que irá a la cárcel por unos años.
Se que esta mal pero no pude evitar sentirme contenta y aliviada al saber que no lo veremos por bastante tiempo. Le sonreí a Will y me imitó, se acercó y plantó un beso en mis labios.
-¿Donde esta Kat?
-Dijo que vendría pronto a visitarte.
Y como si nos hubiera escuchado Katherine entró corriendo al cuarto extendiendo sus brazos para luego abrazarme con fuerza.
-¡Que susto me diste niña! ¡No vuelvas a hacerlo!- me acuso con su dedo índice.
-Hola Kat, estoy bien gracias- conteste irónica a lo que ella río.
-Lo siento, ¿Cómo te sientes?
-Bien Kat.
Le sonreí y se sentó a mi lado en la cama, los tres charlamos animadamente hasta que la hora de visitas se acabo y ambos se fueron prometiendo volver mañana a primera hora. Me acomode en la camilla y trate de conciliar el sueño pero me era imposible ya que las imágenes de papa golpeado a mama aparecían constantemente en mi mente.

Sabía que era un sueño por dos simples cosas: la primera es que estaba en casa cuando debería estar en la habitación de hospital; y la segunda es que frente a mi estaban mis padres. Era la sala de casa y mama y papa se abrazaban como si nada hubiera pasado, me acerque a ellos y los mire confundida.
-¡¿Que hace el aquí?!- le grite a mama.
-Me ha pedido disculpas y las acepte, volverá a vivir con nosotras.
Sentí mi mundo caer y destruirse en miles de pedazos ¡¿Cómo es posible que lo haya perdonado?! ¡Esto no puede estar pasando! Aunque sabía que era un sueño, más bien una pesadilla, no quería tenerlo ni siquiera en mi mente, ni siquiera quería soñar con un momento como este.
-¡¿Que dices mamá?! ¡¿Es que estas loca?!- grite desesperada.
-Claro que no hija, yo se que el cambiará.
De pronto la sala y mis padres desaparecieron en un remolino de colores para transformarse en mi habitación, la madera crujió detrás de mí y me gire para encontrarme con el rostro de Will, suspire aliviada al verlo y me acerqué a abrazarlo pero el me detuvo echándome para atrás.
-¿Que ocurre?- dije aún con mis brazos en aire.
-Esto ya no funciona.
Sentí mi corazón acelerarse y mis piernas temblaban ¡Esto no es cierto! ¡Concéntrate Liz! ¡Es solo un simple sueño! Sin embargo lo mire asustada y hable.
-¿Que quieres decir?
-Se acabó.
Sentí mi corazón salirse de mi pecho y fue inevitable llevar una mano hasta allí.
-¿Qué?- pregunté sintiendo mi mundo dar vueltas.
-Ya no te quiero.
Esas cuatro palabras acabaron conmigo y caí de rodillas al suelo, me sentía débil, sin vida, Will acaba de dejarme y no se como responder ante eso.
Es solo una pesadilla, es solo una pesadilla. ¡Debes despertar Liz! ¡Despierta!
Eso era lo que me repetía mentalmente, pero por mas que lo repitiera un millón de veces no pasaba nada, no despertaba y el dolor era cada vez más intenso.
-Adiós Elizabeth.
Sus pasos se alejaron y la puerta se cerró detrás de si, cerré mis ojos y apreté los parpados con fuerza concentrandome en despertar.
-¡Despierta Elizabeth!- grite al viento.
Poco a poco deje de sentir la madera bajo mis rodillas que fue reemplazada por un suave colchón, espere unos segundos y abrí mis ojos, estaba en el cuarto del hospital. Había vuelto y eso me tranquilizó un poco, me acomode de nuevo y segundos después me dormi.

Por Culpa Del AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora