Horrible Decisión

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Ha pasado una semana desde la muerte de mama y mi tía me ha dicho que esta decidido, en un mes nos mudamos. El día que me lo dijo se desató una horrible discusión entre nosotras, jamás la había visto tan furiosa y me sorprendí de mi misma al notar el carácter que tenia, tan solo pensar en la idea de dejar atrás todo, a Will, me ponía los pelos de punta. Lo último que quería era dejar de ver al amor de mi vida, no se lo he dicho aún y no tengo el valor de hacerlo; con respecto a Kat ella ya lo sabe y no se puso como loca tratando de formar un plan para evitar mi mudanza, todo lo contrario, apoyo la idea y al notar mi desconcierto lo único que me dijo fue "Las cosas han cambiado Liz, esta mudanza será lo mejor para ti" ¿Pero que le pasa? Aunque es cierto, todo ha cambiado.
Sobre mi padre no se nada, solo que sigue en la cárcel, mejor asi; no quiero estar lidiando con otro problema mayor. En estos momentos estoy en el sofá de la sala esperando a que Will llame a la puerta, ya que decidí que es hora de decirle lo que decidió mi tía, por mucho que me cueste debo hacerlo.
Escuche golpes en la puerta y corrí, literalmente, a abrirla. Los ojos marrones de Will se cruzaron con los míos y me sentí caer al saber que no los volvería a ver, al saber que ya no probaría sus labios, al saber que este es el fin.
-Hola Liz ¿Que pasa?
-Debo hablar contigo.
Su entrecejo se arrugó y me miro con el gesto torcido. Ambos nos sentamos en el sofá y el tomó mis manos para darles un apretón cariñoso. Respire hondo y me llene de valor para hablar.
-Me voy.
Esas dos únicas palabras bastaron para que caiga sobre la realidad de todo, la realidad de mi vida.
Will me miro confundido y su respiración comenzó a agitarse.
-¿Que dices?
-Mi tía me llevará a su casa en New York, dice que seria bueno un cambio en mi vida- mis ojos se humedecieron y oprimi un sollozo-No quiero dejarte Will, te amo y eres lo mejor que me ha pasado.
-También te amo Liz y no quiero dejarte.
No soporte más y rompí en llanto, durante estos dos meses lo único que hago es llorar y lamentarme, he abandonado el Instituto, no pensaba volver hasta que me recuperará pero ahora no podre hacerlo. Los brazos de Will me rodearon y me apretaron contra su pecho, aferre mis manos a su playera deseando que todo fuera un sueño, un muy mal sueño; pero esto era la realidad, mi realidad y de la que no podía escapar.
-Te amo Elizabeth Brandon, tenlo presente siempre, no importa lo que pase yo seguiré amándote siempre.
-También te amo Will Kennedy y jamas olvidare todo lo que pasamos juntos, siempre seras mi primer amor.
Y así nos pasamos todo el día abrazados y besándonos, cuando el sol se puso desee que el día aún no terminará porque eso significaba que quedaba un día menos para irme, un día menos para estar con Will, un día menos de mi vida. A duras penas deje que Will se marchara a su casa no sin darme un prolongado beso.
-Hola Liz, ya llegue- oí gritar a mi tía desde el vestíbulo.
-Estoy en la cocina- dije desanimada.
Escuche sus pasos acercarse y decidí preparar un te para ambas, este día fue agotador y necesitaba algo caliente para relajarme después de tanto llanto y estrés.
-¿Cómo estuvo tu día?- dijo mi tía sentándose en una de las sillas.
-Agotador- dije sin mirarle-¿El tuyo?
-Igual, el trabajo no me deja en paz.
Mi tía se dedica a vender seguros y la verdad que era muy buena en su trabajo haciendo que le exigieron bastante, pero gracias a ello tenía un buen sueldo.
Le pase su taza y enseguida le dio un sorbo, me senté frente a ella y nos quedamos en silencio un buen rato. Aun quedaba algo de tensión entre nosotras desde la pelea pero no tanta como hacía unos días, antes ni siquiera nos mirábamos, ambas estábamos muy furiosas y sabíamos que si nos dirigíamos la palabra surgiría una nueva discusión.
-Lamento que tengas que dejar a tu novio- dijo de pronto y me tense-Pero sabes porque lo hago, tu madre hubiera querido esto.
-No metas a mama en esto- dije apretando la taza entre mis manos-Ella no está y no sabemos que hubiera querido, así que no pienses por ella.
Su mirada se congeló sorprendida por mis duras palabras, quizás fui algo fría pero era la verdad, mama no está aquí para decirnos que hubiera preferido, no la iba a meter.
-Tienes razón, lo siento- dijo bajando su mirada.
Después de eso no hablo más, yo tampoco, estaba tan cansada que no quise seguir hablando. Termine mi te y lave la taza, mi tía me paso la suya y también la lave.
-De veras lo siento Liz.
-Deja de disculparte- dije sin quitar la vista del agua-Si lo sintieras no me obligarías a mudarme, no me alejarías de mi novio, no me alejarías de mi vida- me recargue sobre la encimera aferrando mis dos manos en ella.
No entiendo por que hace esto, para que se disculpa si diga lo que diga me llevara a New York. Sentí su mano darle un ligero apretón a mi hombro pero gire mi rostro evitando su mirada, sus pasos se alejaron y cuando deje de oírlos subí a mi cuarto.
Esa noche tuve unas cuantas pesadillas, todas relacionadas con la mudanza y Will; gracias a eso a la mañana siguiente tenía bolsas y lágrimas secas en mis mejillas. Me lave la cara quitando rastros de una mala noche y baje a la cocina por mi desayuno, tome un cuenco donde coloque cereal y leche. Luego de unos minutos mi tía apareció en la cocina y sin decir nada se preparó su café, tomo asiento frente a mi pero yo no le hice caso.
-Liz, no me gusta estar peleada contigo.
La mire de reojo sin levantar mi rostro y seguí comiendo, a mi tampoco me agradaba pero últimamente no estábamos conjeneando.
-Ho vamos Liz ¿No piensas hablarme? Suspire y deje mi cuchara, recargue mis dos brazos en la mesa y le dedique una mirada irónica acompañada de una ceja elevada.
-No pienso mudarme.
Mi tía emitió un suspiro y rodó los ojos, tomo su taza y le dio otro sorbo a su café.
-Eso esta fuera de todo tipo de discusión, la decisión esta tomada y no cambiare de opinión.
-Entonces deberás soportar mi indiferencia.
Apenas termine de hablar me puse de pie y corrí escaleras arriba hacia la habitación de mi madre, que ahora la ocupaba mi tía, y me encerré allí. Al darme la vuelta camine hacia su armario y tome una de sus blusas, la acerque a mi nariz y aspire el aroma tan conocido de su perfume, su recuerdo recorrió mi mente y por un instante sentí que volvía a estar aquí, conmigo.
-No te imaginas la falta que me haces mama- le dije a la prenda como si me escuchara-Quiero que estés aquí.
Mi vista de puso borrosa y apreté los parpados para evitar que las lágrimas salgan, respire hondo unas cuantas veces para calamar mi pulso acelerado y me recosté sobre su cama aferrada a su ropa imaginándome que era ella.
-Te extraño- susurre cerrando los ojos.

Por Culpa Del AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora