Recaída

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Cuando desperté el día estaba precioso, el sol brillaba y no había una sola nube que arruinara lo celeste del cielo.
Camine hacia el guardarropas y tome una blusa de mangas cortas negra, junto con un jeans ajustado y mis zapatillas Nike.
Baje a trote las escaleras y me encamine a la cocina, me serví un tazón de cereal mientras tarareaba ritmos sin sentido, me alegra sentirme así después de todo lo que estuvo pasando en mi vida; con la muerte de mama no esperaba volver a sentirme yo misma. Pero con Will todo esta mejorando.
-Buenos días.
-Hola.
Mi tía paso por mi lado hacia el refrigerador con su pijama de seda negro y una bata fina blanca, su cabello estaba algo revuelto y enmarañado, lo que me hizo reír un poco.
-Parece que alguien está de muy buen humor hoy.
-Así es.
Si supieras tía la razón por la que estoy feliz me castigarias.
-¿Saldrás con tus amigos hoy?
-Creo que no- elevó sus cejas mientras preparaba su café-¿Por qué?
Me senté en la mesa de la cocina mientras ella tomaba su taza y se recargaba en la encimera.
-¿Por qué no salimos nosotras dos?
-¿Hablas en cerio?
-Si, ¿Acaso parece que bromeó?
Negué con la cabeza mientras me llevaba una cucharada de cereal a la boca, la idea de salir las dos juntas no era tan mala pero la verdad es que seguía molesta con ella por querer mudarse, aunque escape eso no cambia el hecho de que ella me iba a alejar de aquí.
-¿Y, que dices?
-Lo voy a pensar.
-Está bien.
En su tono de voz se notaba algo de desconcierto, era obvio que ella solo quería salir conmigo para quitarme el enojo pero eso no lo logrará nunca.
-Escucha Liz, se que sigues molesta por la decisión que tome; pero debes entender que es por tu bien. Si seguimos viviendo aquí, en esta casa, nunca vas a mejorar.
-¡¿Que no entiendes que lo que puede ayudar a que mejore son mis amigos, es Will?!
Suspiro y dejo la taza en el lavabo, me miro como si sintiera pena de mi y salió de la cocina. Todo el buen humor que tenia hasta ahora desapareció con esta charla.
-¡Diablos!
Di un golpe a la mesa y deje con brusquedad el plato en el lavabo, salí de la casa dándole un azote a la puerta detrás de mi. Di algunas vueltas a la manzana tratando de calmar mi enojo, los niños de la cuadra jugaban con balones o andaban en bicicletas. aún recuerdo cuando jugaba con mama en la calle, de verdad la extraño mucho.

Sacudí mi cabeza alejando ese pensamiento y volví a la casa. Mi tía no estaba, por lo que imagine que salió a hacer compras, fui a mi cuarto para terminar de hacer las maletas. En cuanto abrí la puerta un cuerpo se avalanzo sobre mi haciendo que caigamos al piso, al darme la vuelta el rostro de mi padre se hizo presente ¿Qué hace él aquí? Se supone que estaba en la cárcel.

-¿Papá? ¿Qué rayos haces aquí?

-Vengo por ti- en su rostro se dibujo una media sonrisa-Tu vendrás conmigo.

Sentí el miedo recorrer todo mi cuerpo, mi tía atravesó mi mente ¿Dónde esta? ¿Le habrá hecho daño? Me removí con fuerza entre los brazos de mi padre, coloco sus piernas a cada lado de mi cuerpo haciendo que se me sea mas difícil moverme.

-¡Suéltame!- grité moviéndome con más fuerza.

-No trates de luchar, no voy a dejar que tu tía se quede con tu custodia, tu eres mi hija y te iras conmigo sin importar lo que pase.

-Yo deje de ser tu hija en el momento que engañaste a mamá.

Me miro con desprecio, tomo mis muñecas y comenzó a arrastrarme por el suelo hacia las escaleras. Con la vista busque algo con defenderme pero ya era tarde, papá me arrastraba por las escaleras haciendo que mi espalda golpeara con fuerza cada escalón.

-Señor Brandon abra la puerta, sabemos que esta ahí.

La voz de un oficial fue como escuchar a los ángeles cantar, mi padre maldecía entre dientes mirando hacia todos lados buscando una vía de escape seguramente. Aproveche ese momento que estaba distraído para soltarme, me puse de pie sintiendo una punzada de dolor atravesar todo mi cuerpo, corrí hacía la puerta de entrada y la abrí de un tirón. El oficial entro empuñando su arma y avanzó rápidamente seguido de sus compañeros. 

-Suéltenme, no pienso dejar a mi hija con su tía.

-¡¿Dónde esta?!- me sonrió con malicia, mi corazón se acelero golpeando mis costillas-¡¿Qué le hiciste?!

-Yo que tu la buscaría.

Corrí hacia mi habitación en busca de mi móvil, marque su número y golpetee mi pie contra el suelo impaciente.

-¿Hola?

-¡¿Tía?! ¡¿Estas bien?!

-Sí, estoy en el mercado ¿Sucedió algo?

sentí las lagrimas recorrer mis rostro y sollozos salieron uno tras otro.

-¿Liz? ¿Qué te pasa? 

-Papá trato de secuestrarme y llevarme con él.

-¡Voy para allá!

Deje caer el móvil, lleve mis piernas a mi pecho y me mecí en la cama llorando con todas mis fuerzas, odio mi vida, odio a mi padre y lo que me toca vivir.

Mi tía pareció con la respiración agitada y enseguida me abrazo con fuerza mientras acariciaba mi espalda, me aferre a su blusa y escondí mi rostro en su pecho.

-¿Te hizo algo? ¿Te lastimo?

Negué con la cabeza mientras aumentaban mis sollozos.

-Quiero irme tía, quiero desaparecer.

-Prometo que nos iremos pronto, todo va a acabar.

Yo prometo que me iré con Will en poco tiempo y no dejare que nada ni nadie me lo impida, aunque deba luchar contra el mundo; haré lo imposible para estar con la persona que amo.

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Ella es Elizabeth, espero les guste a la chica que elegí

¡Besos!

Por Culpa Del AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora