Después de salir del Hospital subí a mi coche aun en estado de shock, todo esto es culpa de mi padre. Mi madre ha entrado en coma, ella morirá y me dejara sola, ¿Por que hiciste eso mama? ¿Por que te empastillaste? ¿Es que no te importo?
Un líquido tibio recorrió mi mejilla, me mire por el espejo retrovisor y me di cuenta que estaba llorando. Me quite las lágrimas y me aparque en el camino de entrada de casa, entre dando un portazo, corrí al cuarto de mama e inspeccione su mesilla de luz en busca de su libreta de contactos; cuando di con ella busque desesperadamente su nombre.
-Aquí está- dije al ver el nombre "Carmen" escrita en letra cursiva.
Marque el numero fijo con mi móvil y espera a que contestara.
-¿Hola?- dijo la voz de una mujer algo rasposa.
-¿Tía Carmen?- dije sintiendo mis ojos llenarse de lagrimas-Soy yo, Elizabeth.
-¡Liz! ¿Cómo has estado linda?
-Tía... necesito... qué vengas- dije entrecortadamente.
-¿Que ha pasado?
-No puedo decirlo por teléfono.
-Llegare en la noche.
Dicho eso colgue y me dispuse a llorar en la cama de mama, la tía Carmen es la hermana mayor de mi madre y por la distancia dejamos de vernos pero no dejamos de hablarnos. Nosotros vivimos en Boston y mi tía en New York, pero nunca nos reunimos en ninguna de las dos casas.
Mi móvil sonó y mire la pantalla en donde decía "Will" pero no tenía ganas de hablar con el así que deje que sonará hasta que se corto, volvió a sonar pero esta vez era un mensaje del buzón de voz; lo abrí.Liz soy Will, te he llamado y no me contestaste. Tengo miedo de que no estés bien pero si no quieres hablar sólo envíame un texto. Te quiero.
El mensaje se corto y le escribí un "estoy bien" por mensaje y se lo envíe, me acomode en la cama y trate de conciliar el sueño.
-Hija debes despertar o llegaras tarde al Instituto.
Podía escuchar a mi madre hablar pero desde lejos, como si no estuviera con ella. Mire las paredes y note que era mi cuarto, avance hacia la cama donde me encontraba durmiendo plácidamente mientras mamá me sacudía del brazo, me acerque más y me vi a mi misma pero mucho más pequeña, el cabello rizado y por los hombros, las pestañas largas, los labios pequeños y definidos, la piel blanca como la nieve a comparación de ahora que la tengo algo más bronceada. Mi madre estaba mucho más joven con su cabello negro largo hasta los codos, su piel no tiene las arrugas que tiene ahora y su rostro era mas joven.
-Mama- la llame pero ni me miro-Mama estoy aquí- nada.
-Vamos Lizzy despierta- dijo mama a la yo pequeña.
-No quiero ir- dijo mi otra versión con una voz chillona.
Recuerdo que cuando era pequeña mis padres me llamaban Lizzy y eso me hacía reír, en la habitación apareció mi padre que se recargo en el marco de la puerta vistiendo una camisa blanca y los zapatos y pantalón negros en combinación con la corbata.
-¿No quiere despertar?- dijo tomando a mama de la cintura.
-No, esta muy testaruda- dijo ella cruzándose de brazos.
Me acerque a mi padre y lo fulmine con la mirada aunque no pueda verme.
-¡Eres un maldito infeliz!- le grite pero su sonrisa no se borro.
Me gire hacia la cama para contemplarme durmiendo tranquilamente, sin las preocupaciones de ahora, sin la necesidad de llorar todo el tiempo, sin el miedo a perder a mama, sin temores, sin nada. Me senté en la cama y le acaricie el cabello a mi otra version sonriendo tristemente deseando volver a ese tiempo donde mis padres se amaban, donde yo era feliz, donde lo único que me preocupaba era jugar con Kat, donde mi madre no estaba en coma, donde mi padre no estaba en la cárcel, donde sólo era una niña con el sueño de ser una princesa y casarme con mi príncipe azul.
De pronto todo se puso borroso y mi habitación se fue en un remolino de colores, debajo de mi sentí el cómodo colchón de la cama de mama y me senté en el, estaba completamente sudada y con la respiración agitada, mire la ventana donde se colaba la luz lunar y todo estaba a oscuras. Salí del cuarto y fui encendiendo las luces hasta llegar a la sala cuando llamaron a la puerta.
-¿Quien es?- dije apoyando mis manos en esta.
-Soy la tía Carmen.
Abrí desesperada la puerta y me arroje a sus brazos para luego echarme a llorar, ambas entramos a la sala y nos sentamos en el sofá. Su mano acarició mi cabello y trate de relajarme.
-¿Que ha pasado Liz? ¿Donde esta tu madre?
Aspire por la nariz con fuerza y la mire a los ojos tratando de buscar las mejores palabras.
-Ella... esta- pero me calle.
-¿Ella esta que?- suspire y seguí.
-Ella ha entrado en coma por una sobredosis.
Su mirada se congeló en una expresión indescifrable, sus ojos estaban quietos en un punto fijo como si miraran la nada, simplemente se quedó dura en el lugar.
-¿Tía? ¿Estas bien?
-¿Cuanto tiempo estará así?- dijo sin mover sus ojos.
Suspire al recordar la charla de hoy con su doctor y evite llorar.
-No lo saben pero si no despierta la... la... la desconectarán.
-Debemos hacer todo lo posible para que eso no pase- dijo tomando mis manos con fuerza.
-¿Que mas podemos hacer nosotras? Ella esta en las manos de los doctores- dije bajando la mirada.
Aunque quisiera ya no me queda mas nada por hacer, ahora solo debemos esperar al veredicto que darán sus médicos sobre su estado, por más duro que sea.
Mi tía soltó mis manos y sostuvo su cabeza entre sus manos apoyando sus codos en las rodillas, suspiro con fuerza y comenzó a sollozar.
-Por favor no llores tía, todo saldrá bien- dije aunque en realidad no lo sabía-Ella saldrá del Hospital y estaremos las tres juntas.
Se coloco derecha sobre el asiento y me miro mientras quitaba sus lágrimas, paso su manga por la nariz y hablo.
-¿Las tres? ¿A que te refieres?
-Hay algo que debo decirte sobre papá.
Ella arrugó el entrecejo y asintió con la cabeza, me prepare mentalmente y suspire unas dos veces. Comencé a hablar, le conté todo lo sucedido; desde mi sospecha hasta el día que la policía lo encerró, ella me miraba cada vez más sorprendida y sus ojo tenían más lágrimas que antes.
-Mira todo lo que tuviste que pasar- dijo acariciando mi cabello una vez que acabe-Ahora estoy yo, no me alejare hasta que todo se termine.
-Tía si a mama le sucede algo- deje escapar un sollozo y ella me acurruco en sus brazos.
-No le pasará nada mi cielo.
-Pero si algo le pasa... yo quiero que mi custodia sea tuya.
Apretó los labios y asintió mientras dejaba escapar algunas lágrimas y me apretó con fuerza contra su pecho.
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Por Culpa Del Amor
Novela JuvenilLa vida de Elizabeth Brandon da una vuelta de 180 grados cuando conoce a Will Kennedy, quien será el amor de su vida. Pero este amor tendrá muchas pruebas que superar, y todo se vuelve más complicado cuando Elizabeth descubre que su padre le es infi...