Bueno para empezar mi nombre es ____, tengo dieciséis años, mido un metro sesenta. Mis ojos son entre verde y marrón, una mezcla extraña y mi pelo es de ensueño un rizo perfecto ...bah ¿A quién quiero engañar? tengo un nido de pájaros por pelo, si un día está bien, dos está mal y enmarañado no digo que sea feo...pero para ser francos simplemente me gustaría que no fuera rizado o con menos cantidad. Mi piel es...como decirlo...unas zonas son más morenas que otras, parezco un mapache pues siempre tengo ojeras y la piel de mi cara tiende a estar casi siempre pálida...soy la belleza personificada, como toda mujer quisiera ser -nótese el sarcasmo- bien ¿Por dónde iba? oh, sí, me estaba describiendo, ¿Qué me falta por decir?
Ah, sí, bien, no visto ni bien ni mal, me visto como me gusta. No pienso en la opinión de los demás, no es que me importe demasiado lo que piensen.
El día de hoy iría directa a la que sería mi cárcel por los próximos meses.
Mis padres, por cuenta propia y sin siquiera pedir opinión, decidieron meterme en un estúpido internado. No uno cualquiera, sino el que supuestamente es el mejor, cosa que pongo en duda, porque según he escuchado todos los que allí estudian son una panda de muñequitos ken y muñecas barbie sin pizca de cerebro.
Bien, mejor continuo que me he desviado un poco del tema principal. No me meten ahí por mal comportamiento, que va, que va, yo soy una chica modelo...bueno vale...modelo no, pero tampoco me porto mal como para que me castiguen de esa forma. Según ellos será algo bueno para mí, para madurar o no sé qué...no les preste demasiada atención en cuanto dijeron que me meterían ahí.
—Buenos días —Balbucee bajando las escaleras aun medio dormida.
—¡¡¿Aun no estás lista niña?!! En una hora debemos salir para tu nuevo instituto.
—Querrás decir cárcel mamá, cárcel y no te preocupes desayuno y en menos de media hora estaré vestida y lista para ir directamente a mi castigo, aun que sigo sin saber cuál es el gran pecado que cometí para ir allí —Comenté cogiendo una tostada. Mi madre me miro mal y río.
—No es un castigo, ya te hemos dicho que es por tu bien y ahora date prisa.
—Si, si, ya mismo subo a prepararme, pero déjame desayunar, necesito llevar las pilas cargadas porque, no sé qué me da a mí, que para comunicarme y que me entiendan los alumnos de allí tendré que hacer hasta gestos...
—No seas exagerada, ya verás cómo no es tan malo como tú piensas, estoy seguro que harás amigas y te lo pasaras en grande —Habló al fin mi padre.
—Si tú lo dices...subiré a prepararme.
Subí a mi cuarto para ducharme e intentar peinarme, aunque quedo en un intento fallido, así que simplemente me hice una trenza intentando controlar la maraña de pelos que tenía. Me puse un poco de maquillaje, bueno, en realidad solo brillo y me dispuse a vestirme con unos pantalones de color negro ajustados, una camisa verde oscura completamente suelta junto con unas deportivas de las de toda la vida.
cogí una chaqueta, parecía que hacía algo de fresco y termine de recoger las cosas que necesitaría para poder pasar la estancia en esa cárcel de la forma más llevadera posible.
—¡¡¡ Vamos ____ si no llegaremos tarde!!!
—Ya bajo —Grite un poco cogiendo mis dos maletas mientras me dirigía a la puerta de salida de mi preciada casa.
Mi padre cogió mis maletas y las metió en el coche. Después de eso entre yo en él, me puse mis cascos y me sumergí en la música, pues el camino seria largo porque el internado estaba al quinto pino de la ciudad.
Nos quieren tener lo más aislados posibles para torturarnos y después cortarnos en cachitos, aunque pensándolo bien eso sería mejor que tener que aguantar allí todo un largo año...
Cuando me quise dar cuenta ya estábamos parados frente a ese enorme internado. Daba miedo, era como los castillos que salen en las pelis de miedo, que, si entras, mueres o hay fantasmas.
Baje del coche a duras penas, no quería entrar en la cárcel. Una vez dentro no habría vuelta atrás, cosa que me aterraba completamente.
—¿Enserio que no tengo otra opción que venir aquí? —Pregunte en un intento desesperado de que mis padres cambiaran de opinión.
—No, ya te lo dije. Así que venga, entra y llámanos todos los días ¿Oíste mocosa? si no, juro que vendré y haré una escena de madre que te dejara en vergüenza delante de todos los que estudian aquí.
—Está bien, está bien, no hacía falta la amenaza —Les di un abrazo a los dos y comencé a cruzar esa puerta que, a medida se iba cerrando hacia un espantoso ruido. Hacía que mi piel se erizara por completo.
Llegue a lo que parecía ser la secretaria y llame. Se oyó un leve "pase" así que hice caso y entre. Pude ver a una señora de mediana edad vestida con ropa bastante elegante, algo que pegaba completamente con el aura de este lugar. Unas gafas sobre su nariz, de esas típicas que tienen los cristales ahumados, algo muy de hace un par de décadas, leyendo lo que parecía ser una novela o algo así.
—Hola soy la nueva alumna ____ ____
—Oh, sí, te estábamos esperando, ven sígueme, te llevare a lo que será tu dormitorio. Tu compañera aún no ha llegado así que podrás elegir cama —Comento sonriéndome de forma amable.
No dije nada y simplemente la seguí. Llegamos a un pasillo enorme lleno de puertas con números. Nos detuvimos en una con el numero doscientos doce, ella abrió la puerta dejando ver una habitación bastante espaciosa. Dos camas de noventa, dos escritorios medianamente decentes, dos armarios diminutos, aunque a mí me llegaba y una puerta que supuse sería el baño.
La señora me tendió la llave, simplemente la tome y me adentre en el cuarto dejando las maletas en la primera esquina que pille. Me tiré en plancha en una de las camas. Sin siquiera darme cuenta caí en un profundo sueño.
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Odio a primera vista (Jungkook)
Fanfictionuna chica con una personalidad un poco especial un chico que quiere llevarse bien con todo el mundo PROHIBIDA LA COPIA Y/O ADAPTACIÓN