La curiosidad siempre gana, aún sabiendo el riesgo, caemos en la tentación buscando respuestas.
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En alguna parte de la avenida principal un joven adulto se encontraba divagando, con la capucha puesta y sus manos puestas en sus bolsillos, miraba al frente sin un punto fijo y con un gesto completamente serio. Era así, algunas situaciones de su vida lo llevaron a dejar de temer y mantener las apariencias y a tomar decisiones que no eran propias, a ser fuerte y dejarse llevar por sus instintos.
Su teléfono vibra en su bolsillo trasero, realmente no lo nota o no le importa, no siente la necesidad de atender a quien intenta contactarlo, posiblemente sea alguno del club, preocupado de su repentina huida del local o alguno de sus amigos.
Quien sabe.
Lo que sí sabía era a donde se dirigían sus pies, aunque él no quisiera, su cuerpo mandaba orden de llevarlo hacia allá. Está bien, recordar hace fuerte a las personas o eso es lo que él pensaba.
Miró el mismo banco en donde tuvo su primera cita, rió en voz baja al presenciar cómo su mente daba la ilusión de volver a ese viernes del mes de octubre cuando estaba junto a él...
—Ya han pasado cinco meses, Hoseok —miró al cielo, buscando una razón para seguir entrando ahí parado.
Decidió entonces irse, «Solo atrasas más las cosas» pensaba.
Había tocado fondo, de eso estaba seguro, ya no podía irse más abajo y para salir de allí iba a ser difícil, su vida había dado un giro drástico al conocerlo.
El haberse enamorado no fue el error, el conocer esa faceta que jamás había mostrado a nadie era un buen recuerdo, el haberle fallado por cobarde, ese era el error que cometió.
Pero ya fue.
Ya no había marcha atrás, Taehyung contraerá matrimonio y por el bien de los dos era mejor olvidar, dejarlo ir, superarlo para darle un punto final a su historia y empezar otra al lado de otras personas.
Fue entonces cuando, durante los siguientes meses de enero y febrero decidió irse de lleno a alguna actividad física que acabara con sus energías, que todos sus pensamientos se enfocaran en otras cosas que no fueran él, él y su aroma a vainilla que desprendía su piel, la colonia que quedó en su ropa tras muchos abrazos fugaces después de algún evento o simplemente cuando estaban en casa y tenían que esconderse pero no por miedo, por diversión cosa que acabó siendo un desastre puesto que no midieron la magnitud de sus acciones siendo figuras públicas. Todo eso rondaba en su cabeza y parecía un cuento de nunca acabar, las pesadillas continuaban, a veces se levantaba exaltado buscando en la habitación de al lado a quien solo podía ver en sueños, en más de una ocasión juraba verlo y corría a su dirección pero se desvanecia al momento del levantar la mano para tocarlo, intentaba buscarlo con la esperanza de encontrarlo pero todo era en vano, él no estaba ahí.
Continuaba su camino directo a casa, pensando en alguna excusa que daría al día siguiente por llegar tan tarde, pensaba en la manzana a medio morder que había dejado en el refrigerador "¿seguirá ahí?" Se preguntó a sí mismo. Luego su mente se dirigió a lo que últimamente se había convertido en su distracción; EuJin.
EuJin, bonito nombre, pensó el día en que por fin le habló, parecía que ahí nadie lo conocía por ser una figura pública, solo era Hoseok, el chico serio apasionado al baile y con las ganas de vencerla.
Ella reía cada vez que lo veía fallar y caer, cada que el sudor lo empapaba y él ni siquiera lo notaba. Viéndola bien, Hoseok se dio cuenta de quien era ella, la razón por la cual su cabello rojizo le hacía recordar a las flores.
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¿AMIGOS? ; VH
FanfictionHay cosas que nunca se podrán controlar, como enamórate. Tan espontáneo y sin prejuicios, solo que... la sociedad sí los tiene y obliga al hombre a seguir sus normas. Hoseok y TaeHyung descubren con el tiempo que los prejuicios marcados por la so...