Capítulo 9 - Un nuevo amanecer

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Capítulo 9 - Un nuevo amanecer

A Lovino le dolía el pecho y no era exactamente por culpa de la leucemia, era por algo mas profundo y doloroso. Estaba tan alto y era tan feliz que tenía miedo de caer, de que Antonio se cansara de él,de que se enfadase con él por ser la causa por la que se moría, de que no quisiese saber nada de él en un tiempo.

-¿Lovino?

El italiano se despertó entre los brazos de Antonio mientras el español limpiaba con su pulgar las lagrimas que bajaban por las mejillas de Lovino.

-¿Estas bien?

Lovino soltó un largo suspiro hundiendo su cara en el pecho del español.

-Sí, lo estoy- susurro Lovino mientras sentía como los dedos de Antonio se colgaban entre su pelo intentando que Lovino no llorase.

Antonio besó las mejillas del italiano acercandolo más a su cuerpo.

-¿Seguro?

Lovino asintió acariciando el pecho desnudo de Antonio.

-Ti amo.

El hispano sonrió dulcemente buscando los labios de Lovino.

-Yo también- dijo besando al italiano suavemente.

Lovino le siguió el beso y se giró para sentarse en las caderas de Antonio, lo que provocó que Antonio le mordiese el labio inferior al italiano.

-Preparame el desayuno bastardo- sonrió Lovino con un tono ligeramente demandante.

Antonio emitió una sonora carcajada que provocó que la sonrisa del italiano se ensanchara aún más.

-Esta bien- el español se medio sentó como pudo teniendo a Lovino sobre él y depósito un último beso en los labios del italiano provocando que en las mejillas del menor apareciese un ligero rubor y que se apartará dejando que el mayor se levantase.

Antonio se dirigió a la cocina mientras Lovino se hacía una bolita debajo de las mantas, abrazando una de las almohadas mientras escuchaba el ruido de cubiertos y platos que provenía de la cocina.

Lovino se quedó medio adormilado y cuando el español volvió a buscarlo simplemente se sentó en el borde de la cama, llenando sus mofletes rojizos de besos y caricias  lo que provocó que el italiano entreabriese los ojos y le dedicase una suave y dulce sonrisa al mayor.

-La comida esta lista, Lovi- susurró el español contra la piel del italiano mientras este colaba sus dedos en el pelo castaño del español, rodeando con sus brazos su cuello.

-Llévame- susurró cerca de su oreja para, seguidamente, besar su mandíbula.

-¿Eres un bebé, Lovino?- preguntó levantandolo, haciendo que el italiano enredase sus piernas alrededor de su cintura.

-Peor- sonrió divertidamente dejando de besar la mandíbula del español para mirarle directamente a sus orbes esmeralda -Soy tu novio.

-Debería correr a ponerme a salvo en ese caso- Antonio se rió suavemente llevando a Lovino a la cocina y colocándolo en la silla.

-¿Y dejar a tu novio tirado?- preguntó con un ligero puchero.

-Preferiría morir antes que dejarte tirado- Antonio sonrió suavemente agarrando la mano de Lovino y besandola -Tú eres mi todo, no lo dudes ni en en broma.

-Idiota- Lovino empezó a morder la tostada mientras Antonio acariciaba sus dedos cuidadosamente, entrelazándolos, mientras con la otra mano el italiano sujetaba el trozo de pan tostado.

-Siento no poder ofrecerte nada mejor que esto- dijo Antonio agachando su cabeza sorbiendo su café -Tengo que ahorrar para un proyecto que tengo en mente.

-Si, supongo que esto de vivir solo debe de ser duro- Lovino apretó la mano de Antonio dedicándole una suave sonrisa -Pero da igual, me gusta estar contigo ¿podría venir a dormir contigo de vez en cuando?

-Siempre que quieras, si no te importa dormir en un colchón medio cutre y desayunar tostadas con café- el español se rió suavemente mirando a Lovino.

-Creo que que me abraces mientras duermo compensa lo del colchón y las tostadas con café no están nada mal, ahora podemos volver a la cama y abrazarnos hasta el medio día.

-Los abrazos van acompañados por besos- le advirtió el español ampliando mas su sonrisa -siempre he estado a favor de los packs de dos.

Antonio se levantó y lavó la taza. Después volvió al lado de el chico y besó su frente suavemente.

-¿Me vas a dejar comer en paz?- preguntó Lovino mientras sentía como Antonio le abrazaba por detrás y comenzaba a llenar su cuello de besos.

-Ambos sabemos la respuesta a esa pregunta- dijo con picardía Antonio mientras seguía cubriendo cada espacio de piel que Lovino tenía a la vista.

-Eres tonto- Lovino se llevo su mano libre al brazo de  Antonio el cual deposito un ultimo beso en la nuca del chico.

-Soy tu tonto y sabes que en realidad me amas y que te encanta que te moleste.

-Eres realmente un puto bastardo- se rió suavemente girándose para mirarle.

-Tienes que tomarte tu pastilla.

-¿No me vas a dejar en paz ni en un día como hoy? 

-No te voy a dejar en paz, quiero pasar contigo el máximo tiempo posible y estas pastillas son capaces de darme días contigo, días que pienso aprovechar- Antonio sonrió -Días para besar y abrazarte.

-Vale, vale, lo pillo, si me la tomo te callas ¿No?- preguntó con un leve rubor en sus mejillas levantándose para agarrar su maleta de mala gana -Ya podrías quererme menos.

Lovino se tomó la pastilla y miró a Antonio.

-¿Quererte menos?- preguntó el moreno sonriendo -Me parece que te estoy queriendo poco, debería darte más amor.

-Eres realmente tonto- dijo Lovino sintiendo el amargo sabor de la pastilla aún en su boca -Y esa es la razón por la que te va a tocar lavar mis cubiertos mientras yo vuelvo a la cama.

Lovino se fue a la cama otra vez, esta vez siendo perseguido por Antonio el cual intentaba besarle.

-Espera a que se me vaya el sabor a pastilla, bastardo....

-No- dijo el español besando a Lovino -No me importa el sabor a pastilla.

Lovino le miro algo confuso mientras Antonio rodeaba con sus brazos la cintura del italiano.

-Vamos a ver el amanecer juntos- susurró acariciando con su nariz la mejilla del italiano.

Anche se cado (SpaMano)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora