Capítulo 14 - el bolígrafo que temblaba

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Capítulo 14 - el bolígrafo que temblaba

-Hola Lovi, ¿Qué día es hoy?- preguntó Antonio grabando al pequeño italiano el cual se mostraba ligeramente hostil, odiaba que le grabarán.

-Veintitrés de abril- contestó Lovino bufando, estaba ligeramente molesto porque Antonio lo había estado persiguiendo con la cámara desde que habían salido de su apartamento.

-¿Y que vamos a hacer hoy?

El italiano puso los ojos en blanco, pero después de unos minutos de silencio esbozó una pequeña sonrisa.

-Me propusiste matrimonio hace unos meses y ahora vamos a la embajada española para casarnos oficialmente.

El español apuntó con la cámara el dedo donde Lovino tenía el anillo.

-¿Le das un beso a tu futuro marido?

-A ti no te toco ni con un palo, bastardo- Lovino emitió una pequeña risa bajando la cámara para que no grabará el beso que estaba a punto de darle al español.

Sus labios se unieron en un dulce beso en el que el italiano aprovechó para apagar la cámara y arrebatarsela de las manos a Antonio.

-No hace falta que lo grabes todo, idiota- susurró el menor contra los labios de lo que en unos minutos sería su marido.

-Cómo querías casarte por aquí pensé que querrías recordarlo, me ha costado la vida preparar el papeleo.

-Gracias por eso.

Lovino salió del coche que el jefe de Antonio le había vuelto a prestar una vez más, a los ojos del español ese hombre se merecía el cielo y mucho más.

El italiano se había puesto una chaleco de color marrón oscuro, una camisa blanca, una pajarita también marrón y unos pantalones negros.

-Ya te he dicho que hoy estas muy guapo ¿verdad?-Preguntó Antonio rodeando la cintura de Lovino con una de sus manos, mirado el edificio de la embajada.

-Unas tres veces en lo que va de día- musitó el más bajo recostando su cabeza en el hombro de Antonio, miraba el edificio sin saber que hacer -¿Estas seguro de que quieres hacer esto? En un par de meses el año se cumplirá y ....

-Hoy nos vamos a casar, hoy vamos a estar juntos, hoy y ahora, eso es lo importante, ahora deja de de preocuparte.

Lovino suspiró y miró al que en cuestión de minutos sería su marido.

-Después de esto vamos a la pequeña fiesta que hemos organizado y esta noche te llevo conmigo a mi apartamento- prosiguió Antonio provocando que Lovino colocase sus manos sobre la boca del español para hacer que se callase, estaba rojo hasta las orejas.

-Haz el favor de callarte- gruñó Lovino apartando las manos de la boca del mayor para envolverlas alrededor de su brazo.

Las puertas de la embajada se  abrieron de par en par y una chica con el pelo castaño y vestida de uniforme movió su mano saludando al español y al italiano.

-Te vi desde la ventana y como vi que no entraban salí a buscarlo, no vaya a ser que el novio se replantee el si quiere casarse contigo- la chica soltó una sonora carcajada y bajó las escaleras acercándose al italiano para examinarlo- Tengo los papeles preparados adentro, ha sido un jaleo de la ostia para conseguirlo así que más te vale mover tu precioso culo ahí dentro.

-Tan educada como siempre, Carmen- sonrió Antonio.

-Soy una delicada señorita.

Lovino miró a Antonio y luego a la chica la cual empezó a ascender las escaleras.

-¿La conoces de algo?- susurró el italiano.

A Antonio no le hicieron falta las palabras, en cuanto apuntó con el dedo el cielo azul el pequeño italiano captó el mensaje soltando un bufido.

-Aveces siento que estas en una maldita secta- gruñó Lovino.

-Aún puedes salir corriendo- susurró pícaro el español entrando junto al que sería su marido a la embajada.

El olor a papel viejo similar al que suelen tener las bibliotecas mezclado con algo de humedad y un suave olor a vainilla se había hecho presente desde el momento en el que ambos entraron.

-¿En serio?- preguntó Lovino intentando parecer lo más serio posible cosa que no consiguió.

-En serio- Antonio se inclinó para dejar un par de suaves besos en el cuello del italiano.

-Ya puedes dejar de ser tan pegajoso, no me voy a marchar corriendo.

-Por si acaso cambias de opinión.

La chica que había desaparecido volvió a aparecer saliendo de una de las habitaciones del fondo del primer piso con un par de papeles.

-La embajadora me ha dicho que siente el no poder estar aquí, le había surgido una reunión importante....
En fin- la castaña giró sobre sus talones y caminó hacia una mesa donde habían dos bolígrafos -Hora de firmar.

Antonio y Lovino se acercaron a aquella amplia mesa, el primero en agarrar el bolígrafo azul fue el español el cual no dudo en firmar.

Cuando Lovino pudo ver la firma que su novio había dejado en ese trozo de papel las manos le empezaron a sudar. Agarró el bolígrafo con torpeza, sentía que se iba a deslizar entre sus dedos y que no sería capaz de agarrarlo.

-No tienes que estar nervioso- susurró el mayor acariciando dulcemente la espalda de Lovino.

-Callate, no estoy nervioso n-ni nada de eso- el chico del rulo había empezado a escribir y era obvio que estaba bastante nervioso.

Fue entonces cuando Antonio sujetó la mano que tenía libre y la apretó con cariño. Ese fue el momento en el que Lovino tomo el control de la situación y terminó de firmar.

Por fin estaban casados.

Anche se cado (SpaMano)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora