Capítulo uno.

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CAPITULO 1

SAM

No han pasado ni dos horas desde que me despedí de Ray y su madre y no he dejado de sonreír como un imbécil. ¿Cómo es posible que una persona logre convertir la total tristeza en una felicidad devastadora? No sé por qué a veces subestimamos a los más jóvenes. Y teniendo en cuenta de que de no ser por Caroline quizá estaría en mi cama llorando como el auténtico idiota que Ray me ha convertido. Me acerco a la habitación de Caroline Y cuando alza la vista le digo:

-Gracias.

-No fue nada –Ella sonríe satisfecha y vuelve a coger su celular.

-Oye... ¿te gustaría ver una película?

-Claro. Yo preparare palomitas.

-Iré poniéndola.- Respondo.

Busco los CDs con las películas y saco el de interestelar, la pongo en el DVD y cuando ya está lista le grito a Caroline:

-¿Ya están?

-¡Ven!

Me acerco a la cocina donde veo que está sirviendo las palomitas, le ayudo con la bebida y recuerdo inmediatamente aquella noche, cuando la película se reproducía y Ray pegó un pequeño grito ahogado al asustarse con la misma. No puedo creer lo idiota que fui. Vemos la película, hacemos bromas y reímos, al terminarla Carol se prepara un sándwich y se acuesta a dormir. Yo me dirijo a mi habitación y abro mi armario, al hacerlo cae una carpeta azul. Su carpeta. Me pregunto si ahora que no se irá aun quiere que lo lea... No lo sé. Pero tampoco me importa. Tomo la carpeta y la abro lentamente. Es una carta... Tomo aire y comienzo a leerla.

Querido Sam...

Bueno, escribo esta carta una hora antes de ir a tu casa donde la recibirás. Es algo extraño para mí estar haciéndolo, pues nunca pensé que cualquier cosa que escribiera tuviese una dedicatoria. Pero evidentemente me equivoque, porque esta carta va para ti. No hace mucho nos conocemos, ¿Sabes? ¿Recuerdas nuestras vidas hace apenas unos meses? Tú quizás tomando y yo escribiendo cualquier baboseada que se me viniera a la mente. Cuando te conocí te odie realmente. Y no sé por qué, ¿Crees en el amor a primera vista? Yo no, pero si en el odio a primera vista. No sabía que terminaría enamorándome de ti. ¿Recuerdas la segunda vez que nos vimos? Bueno, esa vez no me caíste tan mal. Recuerdo que mi teléfono sonó a las tres de la madrugada, tenía rabia por quien había interrumpido mi sueño, tenía mucha rabia de hecho. Y me fui a la discoteca. Cuando te vi mi rabia aumentó. ¿Es que acaso era posible? ¿Era posible que el chico que me tenía fastidiada me hubiese llamado a las tres de la mañana? En serio estaba muy molesta. Y creo que tu igual... Me acerqué a ti muy enojada, pero al minuto me robaste una sonrisa. Aquella madrugada me dijiste algo: Pronto llegará quien te haga creer en él, quien te haga amar como nunca lo has hecho, al borde de tu inexperiencia. No sabía que tú eras ese alguien y tampoco que esa llamada cambiaria mi vida, porque entraste en ella en el momento en que no te odie tanto esa madrugada. Si en esta carta estoy expresándome totalmente antes de irme también debería decir que pensé que eras diferente. Cuando acepté que me había enamorado de ti juré que lo hice de un chico romántico y sincero. Pero no fue así. Me enamoré de un engaño. Pero bueno. Eso va más adelante. ¿Recuerdas nuestro primer beso? Todos dormían menos nosotros, ¿También fue mentira eso? La verdad es que si me ponías nerviosa, pero no quería aceptarlo. Y te pedí que lo olvidaras todo. Pero ¿Sabes? Hasta el día de hoy yo no lo he hecho. Y dudo que lo haga. ¿Recuerdas cuando tu cabello se encontraba mojado, tu camisa pegada a tu cuerpo y tus ojos conectados a mi rostro? No creo, pero es lo único que miraba mientras tú, empapado por la lluvia, me decías que estabas loco por mí. En ese momento aún no te quería. Pero te veías tan desesperado que accedí a la cita. Y fui sabiendo que estaba jugando contigo, lo que no sabía era que tú jugabas la mayor partida. Cuando quise irme estaba tan decidida a hacerlo pero tus ojos no me permitieron marcharme. Y cuando estábamos mirando el cielo en la cama fue cuando me puse a pensar. ¿Por qué no intentarlo? Muchas cosas coincidieron para que no negará tus propuestas. ¿Significa algo? ¿No? Así que accedí a darte una oportunidad, o bueno, a dármela a mí misma. También recuerdo el cine, vaya... Te odie tanto en ese momento. Si había asientos para todos, ¿No? Lo supe cuando vi tres asientos más al lado de Liss. Vacíos toda la película. ¿Recuerdas ahora nuestra primera pelea? Bueno, aun no éramos nada. Pero vaya que te pusiste bravo al verme con Logan. Te comportaste como un imbécil. Así que me invitaste a cenar. Y ahí me contaste todo tu pasado. La razón de tu alcoholismo y la misma del por qué a veces eres un idiota. Ese día supe que me había enamorado. Luego llegue a tu departamento y vi un montón de cosas rotas en tu casa. Te vi llorando, sollozando, gritando, estabas mal. Muy mal. Y me dolió verte así. Tanto que quería morir. Aquel día fui a decirte que recibí la propuesta en Washington, pero la iba a negar por ti. El día del club llame y acepte. Traté de calmarte, pero estaba igual de mal y sólo por el hecho de que tú lo estuvieras. Pero luego me dijiste que tenías una hermana de 15 años. Caroline. Y quede igual de sorprendida que tú. No obstante me alegro de que haya entrado en tu vida. Por cierto, agradecerle por hacerte ir a mi casa a cantarme. Duraste una semana en buscarme. Sabía que había sido ella quien te convenció. A demás cuando subí la vi yéndose por la ventana. Es una excelente persona. Aquel día veríamos una película ya que ella saldría con su novio. Pero nunca supe de que trató aquella película, pues solo veía la historia que comenzaba cuando nuestros cuerpos se juntaron. ¡Hey! ¿Decías que no era romántica?... ¿Recuerdas el club? Es imposible que no lo hagas. Ese día juré haber encontrado la razón por la que nunca había tenido novio. Experimenté el dolor del engaño, de la mentira. Y hasta hoy aún me duele. Decirte que fuéramos amigos fue lo más duro de todo, cuando escuche salir de tus labios que nunca funcionaria esto quería abofetearte, por comportarte como un idiota aun habiéndola embarrado, aun así, moría por besarte y no soltarte y aun que traté de resistirme no lo pude evitar cuando tú rostro estaba a tan sólo diez centímetros de mí. Recuerdo como mi alma se derrumbó cuando escuche de tu voz que querías robar a mi madre para pagar tus drogas. Mi mundo se detuvo y sólo pude salir de ahí lo más rápido posible. Me fui aun sabiendo que ni por tu terrible error dejaría de estar locamente enamorada. Mientras estaba en el taxi miles de lágrimas bajaban por mis mejillas. Y por cada una de ellas recordaba todo lo que he escrito en esta carta. Recordé los dibujos. Los dibujos... ¡Wow! ¿Eran también mentira? Juré que estaría mal mucho tiempo más y tenía razón. Pero Sophi llegó a mi casa... Con Logan. Ese día él me besó. Y lo hizo con la excusa de que eras un idiota. No le negué lo de que eras un idiota. Pero no lo bese, lo aparte de mí y me pare, afirmándole que eras un imbécil, pero que aun así, estaba enamorada de ti. No te sacaba de mi mente. Luego llegaste a mi casa mojado nuevamente. A pedir disculpas, pero desconfiaba tanto en ti. Y aun lo hago. Aun no puedo confiar. Pero intento hacerlo. Luego me llevaste a esa piscina, fue realmente hermoso. Me enamoraba cada vez más. Y los parapentes, ni hablar... Fue tan mágico, tan único, tan perfecto. Pero ahora estoy aquí, en mi escritorio, terminando esta carta que aun dudo si dártela o no. Si has llegado hasta aquí significa que tuve la valentía y te la entregue. Si no posiblemente este rota en mil pedazos a punto de irse en el camión de la basura. Pero si la has leído posiblemente yo ya esté en Washington, espero no sea así. Porque no quiero irme. Para terminar quiero darte claridad de que si me monto en ese avión eres y siempre serás el más lindo recuerdo de mi juventud.

Siempre tuya

Rachel.

¿Y si mañana fuera tu último día? // Wattys2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora