back.

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El fuego comenzaba a consumirse, dejando a su paso cenizas, unos cuantos caminantes seguían de pie, demacrados. Mis ojos comenzaban arder a mas no poder a la par que comenzaba a amanecer, mis rodillas comenzaban a doler por estar en la misma posición por horas, pero no podía moverme; aun no creia lo que estaba viviendo estos mismos segundos.





—Debemos irnos.—susurra Ruben a la par que se levantaba.

Sintiendo un terrible dolor en mi pecho y un nudo en la garganta negué un poco delirante ante su acción:— ¿Como es que puedes aguantar ese dolor sofocante que sube a tu pecho y no te deja hablar?—pregunte con la voz desecha—, Se acaba de ir Mangel y tu solamente estas normal. 



Tomándome del hombro hace que gire a verlo, este me dio una sonrisa de lado—Se aprende a vivir con el dolor, es parte de crecer, el siempre nos protegía eramos unos críos a lado de el, cuando algo malo salia nos escondíamos atrás de el... es hora de protegernos entre nosotros. Seremos fuertes, fuertes como el.

Extendiendo su mano, dudosa la tome para poden levantarme lentamente con ayuda de el, estando de pie, este da una leve caricia a mi espalda.

  —Sobreviviremos por Mangel.

  —Por Mangel—afirmando dimos media vuelta para poder salir.


Dejando a cada paso el pasado, se sentía bastante mal querer girar pero ambos estábamos consientes de que Mangel no nos estaría siguiendo,

—Hey mira—dije viendo una historieta tirada—a Carl le gustara- la levante y con mi mano la limpie,para después guardarla en mi bolsillo—¿Pasa algo?


—Ese niño te trae loca sabes jamas te vi como madre pero mírate eres mejor de lo que creía.

—Carl es un buen chico, solo doy mis puntos de vista y listo—me encogí de hombros.

Viendo el perfil de Ruben que seguía caminando, me detuve recordando todas las locuras que realizaba junto con Mangel, las guerras de pizzas, las veces que lo dejábamos fuera del departamento, cuando le dibujábamos cosas en el rostro lo cual provocaba que se fuera apresurado por la mañana sin lavarse la cara y que regresara aun mas enojado de lo normal.


Lo peor de todo es que todas esas cosas jamas se volverían a repetir.


—¿Vienes?—pregunta girando hacia mi. — Hermana.

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