father and Son.

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rick.


En el momento en que vi a la mujer de cabellos canosos camine hasta ella para poder tomarle del hombro.

—Carol —la llame — ¿Donde están todos?

Notoriamente ante mi pregunte la mujer se tensó, fruncí mi ceño notoriamente ante sus expresiones.

—No lose Rick —asegura entre tartamudeos.

—¿Ocurre algo?

Ella niega con su cabeza rápidamente, nerviosa.

—No, si pasara algo ya te lo abría dicho Rick —dice —; Debo ir a la casa de los Anderson, Jessie me a pedido un favor.

Carol rápidamente se abre paso para caminar aún más rápido por esa acera, como si quisiera correr lejos de mi.


—¿Qué está pasando aquí?—susurre para mí mismo viendo a la dirección donde la mujer se había marchado dejándome aún con más duda.

—Rick —me llaman —¿Has visto a mi madre?

Mi hijo se detiene enfrente mío, este me observa fijamente en busca de su respuesta.

—No hijo, también la he estado buscando —respondo.

Carl rodeando los ojos pronuncia amargamente; —Evítate decirme hijo, gracias.

Girando sobre sus propios talones comenzó a caminar a la par que movía su cabeza a todos lados en busca de Alice.

—Carl —lo llamo provocando que se detenga, a paso seguro me acerqué los pasos que se había alejado —, Hablemos. No quiero perderte, haré lo necesario.

Una risa profunda sale de su garganta, volviendo hacia mi, muestra una sonrisa gatuna. Un poco confundido enarcó una ceja a la par que el castaño desenfunda su cuchillo y vuelve a un rostro neutro.

—¿Perdonarte? —cuestiona dando un paso enfrente — ¿Crees que puedes dañarme a mí y a mí madre? Ella te lo dio todo, casi muere por ti —aprieta los dientes con rabia —, ¿Por qué?

Ante aquella pregunta su voz se volvió débil a la par que sus ojos se humedecieron.

—¿No fuimos lo suficiente buenos para ti? —añade apretando el cuchillo — ¿No soy tu orgullo? Si fui yo él que te hizo que te alejaras. ¡Dímelo! ¿No fui tu orgullo? Acaso... ¿Fuimos malos contigo? —las lágrimas comenzaron a salir de sus ojos manchando sus mejillas, dejando a su paso dolor —, ¿No, nos querías?

Con su voz desecha, y su rostro contraído de dolor aventó el cuchillo para después abrazarse a sí mismo. Acercándome lentamente hacia él, lo envolví en un abrazo.

—Yo soy el que debe estar sufriendo —digo llevando mi mano a su cuero cabelludo para poder darle leves caricias —, Hijo jamás dudes de que eres mi orgullo, nunca dudes en el que me haces feliz y que siempre serán lo mejor para mí, tú y mamá.

Sin darme cuenta me encontraba llorando junto a mi hijo, que ciego fui al entrar en esta comunidad. Que tan idiota fui.

—Siempre serás mi orgullo. Siempre —repito dándole un beso en su frente.

—Te quiero, Papá.

—Yo aún más, Yo aún más.


Ambos separándonos nos dimos una pequeña sonrisa entre el llanto, colocó de nuevo su sombrero y me dio una sonrisa.




—¡Tengo que decirles algo! —grito la líder de Alexandria provocando que girarnos hacia su dirección.


Caminando junto a Carl hacia ese pequeño círculo creado por los Alexandrinos nos unimos en este, viendo como la líder, Deanna, tenía su respiración agitada. Como si algo le preocupaba.

—Hace un par de días, encontramos una horda, un ejército de caminantes que tarde o temprano irían tras nosotros. —informa —, Esas cosas, provocarían que lo que hemos construido se destruyera en menos de un segundo. Ayer hicimos un equipo.


Mi estómago se revolvió.


—Sasha Williams, Abraham Ford, y los hermanos Dixon, Daryl y Merle guiarán la horda lejos de nosotros. —se detuvo un par de segundos —; Michonne, Glenn Rhee, Alexander y Clara, se encargarán de que la horda no se desvíe.


El sudor en mis manos se hizo presente.

—Matt y Heath, se encargarán de eliminar los ruidos que puedan provocar que los caminantes se desvíen de la dirección —añade.

Las ganas de vomitar se hicieron presentes.

Deanna inhalo una gran bocana de aire para después girar su cabeza viéndome fijamente junto con mi hijo; —Por último, Rubén Doblas y Alice —dice.


Mi corazón dejo de latir por un segundo.

—Llamaran a los caminantes—en el momento dicho de la oración, el sonido de algo subir el cielo me hizo voltear a este. Justo en ese momento dos bengalas habían subido —; Ellos lideran esta misión; son nuestra esperanza. Quiero que todos ustedes...


Mis oídos me impidieron escuchar lo que seguía diciendo Deanna, sin decir nada gire caminando con lentitud hacia mi casa.

En el momento en que entre en esta, subí despacio las escaleras y sin tener fuerzas me encerré en el baño, abrí el agua fría, observe mi reflejo del vidrio por varios segundos a la par que escuchaba el agua caer. Cerré mi mano en un puño y sin imaginarlo este ya sangraba al impactar contra el vidrio. Sin tener conocimiento de lo que hacía rompí todo lo que estaba a mi paso, mientras que las lágrimas salían pero no se si eran del coraje, impotencia, o de dolor.


Me deje caer al suelo a la par que abrace mis rodillas, entre el pequeño desastre creado. A mis ojos note que había algo que resultaba extraño, sosteniéndolo entre mis manos abrí mis ojos como platos.


—No —susurre temblando.

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