Parte 14

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*Esta mañana amanece más frio de lo normal, claro no tiene porque ser extraño, el otoño está en su máximo esplendor. "Otoño" piensa Yuuichiro mientras ve al cielo nublado, sentado dentro su habitación, su manga larga cubre casi la totalidad de sus dedos, tiene que calentarse de alguna manera, no porque la calefacción no funcione, más bien porque prefiere no encenderla y sentir los besos suaves y frescos del viento que sopla contra las ventanas. No hay mucha prisa, Guren dijo que les llevaría mas tarde a la universidad, porque las calles están hechas un caos gracias a las lluvias de la anoche. Yoichi ya debe estar preparado, lo sabe gracias al olor a chocolate que se cuela a su habitación por la puerta entreabierta de la habitación, claro, porque el castaño tiene una manera única de preparar aquella suculenta bebida. Yuu cierra los ojos, quiere disfrutar del dulce aroma que lentamente toma lugar en su interior, luego abre sus orbes verdes observando aquella jacaranda en su jardín, sus brazos encorvados ya deben estar pasando los siete metros de largo, está vieja, lo sabe por el musgo que lo cubre y el heno que cuelga de estos.*

—Yuu kun— susurra Yoichi a su hermano, —Estas perdido en el adagio del otoño?—

—Yoichi!... N-no, claro que no—

—Mira Yuu kun! la buganvilia está floreando!— Ahora Yoichi está recargando las manos sobre el asiento del ventanal, frente a Yuu. Ambos llevan la vista debajo de la vieja jacaranda, los arbustos de buganvilia están pintados de rosa y lila. La vista es tan relajante que casi olvidan que deben desayunar para después ir a la universidad.

El problema no es el retraso que llevan para su siguiente clase, si no el trafico que hay por la ciudad, todos quieren llegar a trabajar a tiempo, eso incluye a Ichinose san, pero antes que nada está la puntualidad de sus hijos, así que toma una ruta alterna, busca la manera de que tanto Yuu como Yoi lleguen exactos, eso incluye pasarse uno que otro alto e ignorar el semáforo en rojo que casi les cuesta la vida. Vuelve la vista a los dos sujetos sentados en la parte de atrás, se han llevado un buen susto, y los hace prometer que jamás harán lo que papá acaba de hacer.

Ahora se despiden de el como todos unos buenos hijos, se abrigan bien y salen del auto diciendo un "ten un buen día" para después entrar corriendo al edificio porque el viento ha estado soplando con severidad. Yuu quita una hoja del cabello de su hermano, le da un golpecito en la cabeza y después sale corriendo a la facultad en donde pasará el resto de la tarde, hoy no hay baloncesto para él.

Al cabo de dos horas las cosas se ponen peor, Mika observa desde la ventana al lado de su asiento, sabe que no debió ir a clase ese día, Lacus se lo dijo, que el clima empeoraría y probablemente incluso un tifón chocaría con la ciudad, pero quedarse en casa incluía tener que darle la bienvenida a sus padres, que habían adelantado las vacaciones para pasar "tiempo de calidad" con su hijo. No hay de mas, tiene que hacer todo lo posible para no llegar a casa ese día.

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—Heee Yuu-chan hace mucho frio— se quejó Mikaela apegándose al moreno. Frente a este Shinoa y Lacus ocupaban la misma mesa con ellos, nadie mas estaba disponible, salvo Yoichi que había preferido pasar un rato en la biblioteca, dijo que no había mejor momento para disfrutar una lectura que una mañana lluviosa en la universidad, el chico era raro.

—Así que... planeas quedarte a dormir en la universidad?— Pregunto el de ojos rojos apuntando con los palillos a su amigo delatando con esto algo que quería mantener en secreto. Mikaela le fulminó con una mirada de pocos amigos con las ganas inmensas de arrojarle la bandeja encima.

—Mika? ha pasado algo?—

—Pa-para nada Yuu-chan, no sé de qué habla—

—Ara ara, Mikaela san está escondiendo algo—

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