YOLI
Después de llegar a la ruina y presentarnos nos acomodamos para dormir delante de la hoguera. Los mercenarios insistieron en quedarse despiertos para vigilar de que no vinieran más, y aunque a nosotras no nos parecía una buena idea terminamos accediendo y nos quedamos dormidas en poco tiempo.
A la mañana siguiente cuando nos despertamos, los mercenarios habían encontrado algo de comer. Aunque ese algo era como un banquete real. había todo tipo de comida: vegetariana, fruta, carne... de todo.
-¿De dónde habéis sacado toda esta comida?
-La traíamos cuando éramos 10.
Pasamos todo el día allí sentados, dando vueltas y caminando por los alrededores, hablando y hasta gastarnos bromas entre nosotros. Aunque algunas situaciones se volvían un poco vergonzosas, pero a pesar de todo eso nos lo pasábamos bien.
Aunque no nos gustaba la idea y lo que estaba pasando, les estábamos cogiendo cariño a lo tonto y aquello no era nada bueno. El día del juicio final, ellos nos tendrían que matar o nosotras a ellos para sobrevivir. Ellos conseguirían sobrevivir y ganar varios litros de agua, sin embargo nosotras, perderíamos a nuestras familias, nuestros amigos... y ellos a nosotras.
Para mí, era un motivo más que de sobra para seguir con vida y luchar por lo que era justo, además de que ayudaríamos al pueblo a sobrevivir sin falta de agua. Todas estábamos de acuerdo en dar nuestras vidas por ayudar al pueblo y por sobrevivir.
Por la tarde, cuando los mercenarios decidieron dormir un rato, nosotras nos pusimos de acuerdo para irnos y huir de aquella ruina, bueno más bien, de ellos. A lo tonto, les estábamos cogiendo cariño a estos mercenarios. La idea me asustaba. Cogerles cariño, crear una amistad entre nosotros, o incluso... No quería ni pensarlo.
Pensar que era posible enamorarnos de ellos... me daban escalofríos y se me ponían los pelos de punta. Me estremecí al pensar aquello y enseguida volví a la normalidad. Miré a las chicas, que estaban todas entretenidas en sus asuntos. Caminando por el desierto a una le daba tiempo a pensar de sobra.
La noche había llegado, y puesto que no había ninguna ruina o cueva cerca, tuvimos que acampar en medio del desierto. Decidimos no hacer ninguna hoguera e irnos directamente a dormir. El viento se notaba más y hacía que la arena se te metiera en los ojos si los tenías abiertos. Me tapé con la manta dejando ver apenas un resquicio de mi pelo.
TANIA
La noche pasó y con ella el viento que se levantó por la noche. Dormir al aire libre no era bueno, los mercenarios nos podían encontrar o podía haber alguna tormenta de arena. Necesitábamos llegar a una cueva o a alguna ruina para dormir y no pasar una noche tan desastrosa como la habíamos pasado aquella noche.
Nos levantamos pronto por la mañana puesto que la luz del sol nos llegaba de forma más directa y ni las mantas podían tapar la calurosa y luminosa luz que desprendía.
-Será mejor que nos pongamos a caminar pronto si queremos llegar a esas ruinas.
-Inma-se dio la vuelta-. ¿Por qué no nos dijiste que íbamos en el camino equivocado?
-Porque no vamos en el camino equivocado. Mentí a esos mercenarios para que nos dejaran en paz o por lo menos ponerles nerviosos y tener la oportunidad de atacar.
-¿Entonces vamos en el buen camino?
-Sí. Y si no me equivoco, tenemos que llegar hoy a mañana a esas cataratas. Lo que no sé es como llevaremos el agua para sobrevivir. Apenas tenemos para el día de hoy y dudo que llegue para mañana.
-Desde luego si venís con nosotros la tendréis.-<Mierda, ¿cómo es posible que nos encuentren tan rápido siempre?> pensé.
-¿Cómo nos encontráis tan rápido siempre?-no pude evitar preguntarlo.
-El primer día. Cuando nos encontramos en la ruina, os colocamos un chip rastreador en una de las mochilas.
Nos enseñó una pequeña pantalla en la que se veía un camino y un puntito rojo que pitaba muy rápido y era bastante grande. Se la guardó en el bolsillo y nos rodearon. Mike... Dani y los demás nos rodearon y sacaron tres botellas de agua que nos lanzaron a algunas de nosotras.
Cuando terminamos de beber cada una, se las pasamos a las que no habían recibido una botella de agua. Todas bebimos poco más de media botella.
-Os ofrecemos un trato. Nosotros no queremos haceros daño y vosotras queréis vivir.
-¡No!-más firme que nunca y con los ojos un poco vidriosos consiguió decir ese no tan seco y directo.
-Os ayudaremos con vuestro propósito a destruir a los jueces y ayudar al pueblo. No somos los únicos mercenarios que queremos lo mismo que el pueblo.
-¿Entonces? Nos estáis diciendo que queréis uniros a nosotras para terminar con los jueces y repartir el agua al pueblo, ¿no?-todos asintieron.
Todas nos miramos y nos acercamos en un pequeño círculo para hablar. Algunas pensábamos que era una mala idea, otras en cambio, decíamos que nos podrían servir durante un tiempo o por lo menos vigilarles.
Tras deliberarlo un largo y eterno minuto, conseguimos ponernos todas de acuerdo. Nos mantendríamos todas al margen de ellos y les vigilaríamos a la vez desde muy de cerca.
-Está bien. Pero a la primera que veamos que estamos en peligro nos vamos.
-Eso no será necesario, tranquilas. ¿Nos ponemos en marcha?
Todo el día caminando y nos tocaba volver a quedarnos a dormir en medio del desierto. Nos sentamos y mientras los mercenarios empezaban a colocar las cosas, nosotras caminamos por los alrededores en distintas direcciones y la mía fue seguir un poco recto. Había una pequeña subida del terreno, pero cuando la subí del todo y vi lo que había ahí delante supe que habíamos llegado.
ROSA
-¡Eh, mirad!-Tania gritó desde su sitio.
Enseguida todos corrimos hasta donde estaba y cuando llegamos enseguida se nos formó una sonrisa en la cara. Los mercenarios fueron a recoger las cosas mientras que nosotras empezamos a correr para llegar pronto.
Una vez estuvimos todos allí, nos adentramos en el lugar y cuando llegamos al centro todos nos quedamos anonadados. La vista era preciosa, fabulosa, espectacular, imposible de explicar. Con la luz de la luna, el agua de la catarata parecía diamantes que caían y se acumulaban. Había vegetación a su alrededor, pero ningún animal, ni ningún bicho.
Nosotras no lo dudamos ningún segundo y nos quitamos la ropa hasta quedarnos en ropa interior y algunas escalaron hasta la cima de la catarata para tirarse mientras que otras nos tiramos directamente desde la orilla. Había mucha profundidad y ni en lo más cerca de la orilla podíamos tocar el suelo.
Los mercenarios se metieron segundos después de vernos dentro del agua y se quedaron en ropa interior como nosotras. Todos se tiraron desde lo alto de la catarata y minutos después de estar jugando, buceando, nadando e incluso aprovechar para relajarnos, alguien tiró de mi tobillo hacia abajo y me hundió sin darme tiempo a coger aire.
Enseguida sentí unos labios besando los míos que me daban el aire que no pude coger antes de ser sumergida. Después de aquel beso que me dejó sin respiración (y no solo porque no pude cogerlo), abrí los ojos y pude verle. No entendía el motivo de por que David me había besado, ni tampoco por qué no le había rechazado.
Pero no me arrepentí. Y algo dentro de mí me decía que no lo iba a hacer. Y no lo hice, al contrario, no lo dejé que subiera a coger aire ya que lo agarré del cuello y le volví a besar. Después de aquel beso, ambos subimos para coger aire, pero no me soltó ni dejó que me alejara.
-¿Cómo es que hacemos esto y no nos arrepentimos?
-Que más da. Disfruta del momento, Rosa.
![](https://img.wattpad.com/cover/6625897-288-k41223.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Un Desierto Inolvidable (Auryn, Make My Day)
FanfictionAño 2047 Hace ya mucho años que el calentamiento global convirtió la Tierra en un inmenso desierto. El caos se adueñó de la población. Los pocos que resisten luchan por sobrevivir en un mundo donde el agua es el nuevo oro líquido, matan por él. La...