A Muerte

686 23 6
                                    

TANIA

Estábamos en la entrada del pueblo de mi tío, y esta estaba mucho más vigilada que la de nuestro pueblo. Había dos guardias en los extremos de la entrada y otros dos encima del muro para vigilar a lo lejos. Al contrario que mi pueblo, este estaba muy bien cuidado y había mucha vegetación dentro y fuera de este. Carlos y yo estábamos escondidos detrás de unos arbustos que había a la entrada observando los movimientos de los vigilantes.

-Tenemos que hacer algo, yo necesito entrar.-dije mientras me ponía de espaldas a la entrada, apoyada en una piedra.

-Pues lo veo difícil. Hay mucho guardia y solo somos dos. Y si te has fijado están vuestris carteles a la entrada.-Ding ding ding.

-¡Eso es! Fingimos que me has encontrado y capturado y que saldremos de camino al pueblo en cuanto tengamos suministros.

-Ya. Y una vez dentro, ¿cómo llegamos hasta tu tío?

-Una vez dentro nos metemos por alguna calle poco habitada y esperamos a que anochezca. Por la noche nos colamos en su casa y le pedimos la medicina para Rosa y Raquel.

-Es un buen plan. Vale trae las manos.-se las tendí para que las atara a mi espalda.

Salimos de los arbustos y nos acercamos mientras los guardias nos miraban y se preparaban por si tenían que atacar. Carlos les convenció de que no necesitaba ayuda y nos dejaron pasar. Como planeamos, nos metimos por una calle poco habitada en cuanto la localizamos y nos quedamos allí hasta que anocheció y las calles se vaciaron. Por la noche, salimos a las calles y empezamos a buscar la calle de mi tío, junto con su casa.

Pasaron unos 20 minutos o casi media hora hasta que conseguimos encontrar su casa. Al menos se conservaron los buzones con el nombre de quien vivía en esa casa. Entramos al jardín y nos fuimos a la parte de atrás de la casa para buscar una manera de entrar. Le señalé la enredadera que era perfecta para trepar y empecé a escalar por ella. Carlos subió detrás de mí y cuando yo ya estuve dentro de la casa, me asomé para ver cuanto le quedaba y me lo encontré muy cera de mí.

-Esta situación me recuerda a Rome y Julieta.-le dí un pequeño beso.

-Sube ya anda.

Le ayudé a entrar y con cuidado de no despertar a Mike, el hijo de mi tío, buscamos el dormitorio principal. Cuando lo encontré me dí la vuelta y busqué a Carlos, pero no estaba. Empecé a susurrar su nombre para que me oyera él, pero no para que me oyera alguien de la familia. En la planta de arriba no estaba, así que bajé y le busqué. Lo único que encontré fue el cuerpo de mi tía tirado en el suelo y a Carlos cogiendo algo de la nevera.

Le dí un golpe en el hombro y le dí un susto que casi nos delata por el grito que dio. Le hice un gesto con la mano oara que se callara y que dejara de urgar en la nevera.

-¿Sabes hace cuánto tiempo que no como una comida tan deliciosa como esta?

-Me da igual. Hemos venido aquí por una razón, Carlos, así que deja de arrasar la nevera y vamos a arriba.

-¿Qué hacemos con tu tía? Se desmayó en cuanto me vio.

-Llevarla a su cuarto y hacerla creer que todo ha sido un sueño, vamos. Y deja eso ya.-dije quitándole una tableta de chocolate de entre las manos.

La cogimos entre los dos y la subimos hasta su dormitorio con mucho o excesivo cuidado de no hacer ruido. La dejamos tumbada en la cama y cogimos a mi tío de la misma forma que a su mujer y lo llevamos al salón. Lo tumbamos en el sofá y empezamos a darle palmaditas en las mejillas para que despertara. No se despertaba.

-No se tomará alguna pastilla para dormir, ¿no?

-Mierda. Lleva tomando pastillas para dormir desde pequeño, es cierto. ¿Y ahora qué hacemos? No podemos esperar a que amanezca y se le pase el efecto.-se encogió de hombros.

Un Desierto Inolvidable (Auryn, Make My Day)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora