Días y noches; Noches y días.

741 23 0
                                    

YOLI

Raquel se bajó del coche cerrando la puerta con un portazo. Cayó al suelo y empezó a llorar, gritar... Cuando se levantó, se dio la vuelta y miró a Inma con demasiada ira en sus ojos, esta al verlo se acercó y la intentó abrazar, pero se negó y se alejó.

-Nosotras también sentimos su muerte.

-¡Esto es por tu culpa! ¡Si no hubiéramos accedido a hacer esto, ahora mismo María estaría viva!

-¿¡Qué esto es por mi culpa!? ¡La culpa es tuya por querer ayudar a esos mercenarios, que deberían haber muerto en la ruina!

-¡Si no hubiéramos accedido a hacer esto, no habríamos tenido que ir a salvar a esos dos mercenarios!

-¿¡Y qué quieres que te diga!? ¿¡Qué yo tengo la culpa de que María haya muerto!?

-¡La tienes, Inma, la tienes! ¡No sé que vais a hacer vosotras, pero yo me quedo en el primer pueblo que encuentre!

-¿¡Qué!?-gritamos todas al unísono-No nos puedes dejar solas, te necesitamos, Raquel.-concluí.

-No creo que me necesitéis. Podéis matar a 5 mercenarios sin ningún problema, y según algunas personas, por mi culpa ha muerto una amiga así que...

-Me da igual que sea tu culpa o no. Sabemos que es duro, pero tenemos que seguir con lo que hemos empezado y terminarlo por nuestros hermanos y hermanas. Todas sentimos su muerte, pero ninguna podemos echarnos atrás ahora.-dijo Rosa.

Raquel colocó sus brazos en forma de jarra, negó con la cabeza varias veces y se fue andando mientras que Inma se sentó en el asiento del copiloto y se cruzó de brazos. El resto nos quedamos ahí de pie. Yo fui corriendo hacia Raquel para intentar convencerla de que se quedara con nosotras y nos ayudara.

Cuando llegué a su altura, dejé de correr y seguí caminando a su ritmo, intenté pararla, pero se deshizo de mí y siguió su camino. Seguí caminando unos minutos más detrás de ella hasta que me cansé del silencio.

-¿Vas a decir algo o no?-dije mientras le sujetaba del brazo para que me mirara.

-¿Y qué se supone que tengo que decirte? Por que te lo digo ahora y me voy.

-No quiero que me digas nada, quiero que vuelvas con nosotras. Sabes que sin ti no podemos hacerlo.

-Os subestimáis. En cuanto falta una pensáis que no podéis y en realidad es mejor que seamos pocas. Cuantas menos mejor, porque saben que nos cuidamos entre nosotras y que en cuanto cojan a una nos pillan a todas.

-No digas eso...

-¡Es la verdad! ¡Y lo sabes! ¡Puede que no quieras admitirlo, pero en el fondo sabes que es la verdad!

-Vale. ¡Sí, si nos pillan a una nos tienen a todas, pero todavía quedaríamos 4 para recuperarla y seguir con el plan! ¡Pero si digo que sin ti no podemos hacer esto, es por algo! Necesitamos tu puntería y tu mente fría. Sin ti, lo más probable es que hiciéramos las cosas sin pensar y entonces sí nos pillarían y nos matarían. Eres la única que tiene los pies sobre la tierra y que puede sacarnos de esta.-me respiración era agitada y habíamos acabado levantando la voz.

-¿Y? ¿Vais a depender de mí toda la vida o lo que dure esta pesadilla?

-No has escuchado nada de lo que te he dicho. ¡QUE TE NECESITAMOS!

-Me he enterado perfectamente, pero no podéis depender de una persona hasta que acabe.

-¿Quién ha dicho que esto vaya a acabar? Si morimos, ellos habrán ganado. Y si no...-bufé-no podemos estar huyendo toda la vida.

-Hay que terminar con esto de una vez. Seguiremos huyendo y cuando nos encontremos con los mercenarios...

TANIA

Las chicas se habían peleado, Yoli se había ido con Raquel y Rosa y yo nos habíamos quedado con Inma para intentar calmarla. Nos quedamos sentadas en los asientos de atrás mientras Inma se quedaba sentada en el asiento del copiloto cruzada de brazos. Nos miramos entre nosotras y nos asomamos a los lados de Inma y pusimos morritos.

Empezamos a jugar con sus mofletes para hacerla reír, pero no funcionaba. Empezamos a poner morritos y muecas para intentar por lo menos, sacarle una sonrisa de las suyas. Al final lo conseguimos, y se empezó a sonreír y reírse casi a carcajadas.

Nos empujó hacia atrás e intentó ponerse seria, pero no pudo. Minutos después, Raquel y Yoli llegaron y se subieron al coche. Raquel se sentó en el asiento del conductor y Yoli detrás con nosotras. A ninguna nos gustaba la idea de que las dos estuvieran en los asientos de adelante.

***

Habíamos conseguido encontrar una ruina en la que pasar la noche, colocamos las mantas en distintos puntos de la ruina como la última vez y dejamos que el humo de la hoguera se esfumara en el aire.

Pero esta vez nos pusimos en parejas: Inma y Raquel juntas para arreglar lo ocurrido, y Rosa, Yoli y yo en otra parte. Como las ruinas tenían todas la misma forma, nos las sabíamos de memoria y sabíamos como atacar y como usarlas en nuestro beneficio.

-¿Creéis que es buena idea dejarlas solas?

-No creo que se maten. ¿O sí?

Dejamos ahí la conversación y nos quedamos dormidas mientras comíamos los restos que preparamos con la hoguera y el agua. Nos quedaban dos botellas y apenas estábamos cerca del próximo pueblo. La noche fue pasando y como no podía dormir, como otras noches, me fui a la parte más alta de la ruina para ver el desierto bajo la luz de la luna, aquella noche apenas se veía.

Mirando al horizonte, pude ver que el cielo estaba en distintos tonos azules, algunos más claros que otros, y algunas nubes. Había un pequeño viento que evitaba sentir tanto el calor del desierto y que refrescaba a la vez. Me senté en el bordillo de la ruina y me apoyé en una de las pequeñas torres que había quedándome dormida a los pocos minutos.

Me desperté al amanecer y me fijé en que había un coche aparcado a unos metros de la ruina. Me levanté y bajé hasta donde estaban las demás y cuando llegué, las chicas estaban preparadas y en posición de ataque. Me coloqué en mi sitio y cogí mis armas.

-Ya nos preguntábamos donde estaba la quinta. Las malas hierbas no mueren tan rápido como la otra chica.

-No creáis que os vais a librar tan rápido de nosotras.

-Y tenemos una cosa que deciros-empezó Raquel. Todas y todos fruncimos el ceño puesto que no sabíamos que tenía que decir-. Será mejor que empecéis a tener cuidado. Y no precisamente por la falta de agua. Habéis cometido un gran error al matar a una de nosotras aunque me compadezco porque no lo sabíais. No tenéis ni idea de lo que somos capaces, juntas o separadas.

-¿A qué te refieres?

-A que será mejor que durmáis con los ojos abiertos o por lo menos con uno, porque seremos nosotras las que os maten en cuanto tengamos la mínima oportunidad. Vais a ser vosotros los que tengáis que huir de nosotras y los que tengáis que estar despiertos las 24h del día para no morir.

-No lo conseguiréis.

Raquel miró a Inma antes de que esta tirara de una cuerda que hizo que se elevara en el aire una red con los mercenarios dentro y se les cayeran las armas que tenían en las manos. Inma y Raquel habían planeado aquello sin avisarnos, señal de que se habían perdonado y olvidado de la pelea.

Bajamos al lado de los mercenarios y les quitamos las armas que encontramos. Les revisamos las botas y los bolsillos donde tenían más de dos cuchillos y pistolas. Minutos después nos fuimos y les cogimos el coche. Tenían tantos coches como armas y nunca sabíamos de donde los sacaban. Algún día habría que preguntarlo.

Reí por mi propio comentario y miré a las demás. Todas teníamos una sonrisa pequeña, pero feliz en la cara. Excepto Raquel, que estaba totalmente seria y no parecía feliz con lo que habíamos hecho. No quería preguntar, sabía que si lo hacía ahora me arrepentiría de la respuesta.

Esperaría a que estuviéramos solas para preguntárselo. Horas después el coche se quedó sin gasolina y tuvimos que seguir andando. Lo bueno, si es que había algo bueno en todo esto, era que no teníamos que cargar con mucho peso puesto que las dos botellas que teníamos se habían reducido a una y media.

Un Desierto Inolvidable (Auryn, Make My Day)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora