YOLI
Seguimos montadas en el jeep durante horas y apenas quedaba algo de gasolina. Por suerte llegamos a unas ruinas en las que daban la sombra en casi todo el lugar. Nada más entrar había como una pequeña plaza rodeada de columnas, tenía otra plaza encima con las columnas en la misma posición. Igual que todas las ruinas. Todas tenían la misma forma, puesto que las había hecho el mismo arquitecto.
Nos tumbamos en medio de la pequeña plaza y nos tapamos con las mantas que habíamos guardado en las mochilas. Llevábamos tantas mochilas que parecía que estábamos haciendo una mudanza, así que decidimos intentar meter algunas cosas en nuestras una mochila por persona para no tener que llevar tanto peso.
-¿Cuántos litros hemos conseguido robar?
-No hemos llegado a los diez. Tendremos que beber menos de medio litro si queremos que nos aguante hatsa que nos crean muertas.
-No aguantaremos con una cantidad tan pequeña.
-No podemos volver. Seguiremos el mapa y comprobaremos si es cierto que había un lugar donde mis hermanos guardaban el agua.
-Si no hay, ¿qué haremos, Inma? Es más que probable que no nos quede agua para entonces y que no lleguemos al siguiente pueblo. Además, no tenemos ni idea de donde está ese lugar. No tenemos ese mapa.
-En realidad, sí.-dijo mientras lo sacaba del bolsillo de sus pantalones.
Nos quedamos dormidas una a una mientras hablábamos de como mantener el agua, de como ahorrarla y de como encontrar algo de comer en un desierto.
A la mañana siguiente nos despertamos y recogimos todo sin dejar una pista de nuestra estancia nocturna. Nos subimos al jeep y conducimos hasta que se quedó sin gasolina. No nos quedó otra que avanzar andando. Conseguimos que todas las botellas cupieran en tres mochilas y en las otras dos metimos mantas y otros utensilios que nos servirían para sobrevivir.
Empezamos a caminar por el desierto que parecía interminable, encontrándonos con algún que otro bicho. Antes del mediodía bebimos dos centilitros y era demasiado para intentar aguantar un tiempo indefinido.
MARÍA
Las mochilas pensaban demasiado, teníamos que cargar además con las armas, y algunas estábamos demasiado cansadas para seguir andando. No sabíamos cuanto habíamos estado caminando y el sol era agotador, necesitábamos beber, pero si lo hacíamos el resto de los días quedaría cada vez menos agua.
***
Había anochecido hace horas y seguíamos caminando para no perder el tiempo. Apenas podía con mi cuerpo, Rosa se había quedado unos metros atrás y las que menos cansadas parecían eran Raquel e Inma, que estaban delante de todas nosotras y parecía que no estaban cansadas.
Las demás no podíamos seguir caminando. Todas caímos al suelo en cuanto a la primera le fallaron las piernas. Enseguida Raquel e Inma vinieron a por nosotras.
-Chicas, haced un último esfuerzo, vamos, por favor.-Inma intentó levantarnos.
-¡No pueden más, Inma! ¡Dejanos descansar, llevamos caminando todo el día y media noche!
-Tenemos que estar cerca de alguna ruina. De algo nos habrá servido caminar tanto tiempo.
-¿En qué estás pensando? ¡A Rosa le acaba de dar un ataque de calor, Tania no siente las piernas de lo que llevamos caminando, y María y Yoli no pueden más igual que nosotras! ¿Qué más quieres? ¿Matarnos?
-¡Por supuesto que no!
-¿Entonces qué...-no pudo terminar la frase ya que escuchamos motores de coches. Eran dos y venían más de 8 mercenarios.-Mierda.
-¿Ahora quieres hacer un esfuerzo o dejamos que nos maten?
-Ahora luchamos como podamos. Chicas levantaros, tenemos que hacer un últimos esfuerzo.
Nos levántamos como nos fue posible y sacamos nuestras armas, Rosa seguía en el suelo. No podía levantarse, ni siquiera estaba consciente. Yoli bebió un pequeño sorbo de agua de una botella ya que necesitaba energía.
Se levantó como pudo del suelo y empezó a respirar agitadamente, yo en cambio empecé a observar a todos y cada uno de los mercenarios, sus movimientos, sus armas, su forma de moverse, todo. Todo lo que nos pudiera servir para salir de esta.
-Los cuatro de la izquierda parecen los más débiles. Hay que ir a por ellos primero.-susurré en el oído de Raquel. Me respondió asintiendo levemente la cabeza.
No nos hicieron nada, simplemente se volvieron a sus coches y se fueron por donde volvieron.
No nos hicieron nada, ni intentaron atacarnos. Simplemente se fueron, sin hacernos daño. Raquel cometió el error de coger su arco y dispararle a dos de ellos con una sola flecha. Entonces se dieron la vuelta y nos atacaron.
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Un Desierto Inolvidable (Auryn, Make My Day)
Fiksi PenggemarAño 2047 Hace ya mucho años que el calentamiento global convirtió la Tierra en un inmenso desierto. El caos se adueñó de la población. Los pocos que resisten luchan por sobrevivir en un mundo donde el agua es el nuevo oro líquido, matan por él. La...