La primera semana de castigo fue muy dura. No sabía que limpiar ciertas cosas del instituto podía ser tan desagradable. Siento compasión por el pobre conserje que trabaja día a día quitando chicles de debajo de los pupitres y desinfectando los retretes,sobretodo los de la sección masculina. El trabajo había sido muy duro y, más cuándo éste lo tuve que hacer sin la ayuda de Kai. Sólo se presento al castigo el primer día ya que éste era el único en el cuál teníamos supervisión adulta. Los seis restantes nunca apareció, dejándome a mi sola cargar con toda la faena sucia. Sin embargo, nunca me llegué a quejar al director por miedo a meterme en más problemas con Kai.
Las otras dos semanas de castigo social no fueron tan malas como había imaginado que serían. Si es cierto que echaba de menos salir con mis amigas para hacer cualquier actividad planificada a principios de semana, pero eso me sirvió para avanzar deberes,exámenes y con ello subir la nota de casi todas las asignaturas. Además, este tiempo encerrada en casa me sirvió para alejarme de Kai. Paradójico, ¿verdad? Se supone que al estar los dos encerrados en casa, nos tendríamos que ver hora si y hora también pero, por cualquier motivo, él se encerró en su habitación la mayor parte del tiempo o bien eso quería aparentar y se escapaba quién sabe dónde cómo habitualmente hacía. A mi me traía sin cuidado, la cuestión era no verlo.
Hoy, era viernes y, tras haber cumplido las tres semanas de prisión hogareña, si así se le puede decir por lo que pasé, tenía ansias de libertad y de fiesta. Liz, me contó que Nate, un chico muy popular del instituto al cuál yo desconocía,probablemente por mi encerrona involuntaria de estas ultimas tres semanas, nos había invitado a nosotras y, porqué no decirlo, a la mayoría del instituto a la fiesta que había organizado en su casa. Aunque a mí no me hacía mucha ilusión ir a una casa desconocida, era la propuesta más barata que teníamos para esta noche.
Así pues, me encontraba en mi habitación debatiendo conmigo misma acerca de que ponerme para salir. Solo faltaba media hora y aun no había elegido que conjunto, peinado y zapatos iba a ponerme. Al ser una chica muy sencilla a la cuál no le gustaba salir demasiado, encontraba más difícil la labor de prepararme para las fiestas. Finalmente opté por un vestido negro corto pero de encaje sofisticado. No me gustaba ir enseñando demasiado sino que quería mostrarme como una chica con clase que sabe lo que busca. Elegí unos tacones negros para llevar con el vestido. ¡Vaya combinación, pensaréis! ¿Que queréis que os diga? Soy una cagada y no me gusta atreverme a combinar diferentes colores que, finalmente, nunca acaban de quedar bien juntos.
Con solo 15 minutos, me puse un poco de espuma en el pelo para marcar mis ondas naturales y me maquille minimamente para que así luego al bailar y con el sudor que siempre aparecía, no se me corriera y pareciera un ser de la ultratumba. Una vez arreglada y contenta con el resultado, me puse la chaqueta y salí de la habitación. Me fijé en que la puerta del cuarto de Kai estaba cerrada. Supongo que estaría dentro escuchando música o quizás había salido también para ver a su grupo misterioso de amigos. Sin querer pensar más en los posibles escenarios dónde se podía hallar, bajé por las escaleras y me despedí de Terry, Jack y Katy.
A fuera ya me esperaban las chicas en el auto de Maya. Como nos encontrábamos en Canadá, las chicas a los 16 años ya tenían carnet y eso significaba que podíamos ir allá dónde nos apeteciese. Al subir al coche, las chicas empezaron a gritar de la emoción.
"Que bien nos lo vamos a pasar esta noche chicas" dijo Kelsey dando pataletas en el suelo del Nissan.
"Y que zorronas vamos" dijo Liz pícaramente "seguro que ligamos"
"Si, si, ligad lo que queráis pero no os paséis con la bebida" dijo Maya. La pobre como tenía que conducir no podría beber y, con tal de compartir su sufrimiento, también nos quería limitar el consumo de alcohol a nosotras.
"Claro,claro" dijo Kelsey rodando los ojos desde el asiento de copiloto. Acto seguido se giro hacía Liz y hacía mi ya que nos encontrábamos en la parte trasera e susurró un "No le hagáis caso. Vamos a beber hasta reventar" mientras nos guiñaba un ojo.
Iba a ser una noche muuuuy loca...
Cuando llegamos a la casa, ésta estaba a rebosar de gente. Chicos y chicas que nunca en mi vida había visto se encontraban bailando, bebiendo o casi manteniendo relaciones íntimas en cualquier parte de la casa. Por dentro, ésta estaba decorada con telas o cortinas. No sabía apreciar la diferencia. Nate, el supuesto propietario, debería haberlo hecho después de haber pensado que, de esta forma, las paredes no se ensuciarían tanto. Sin embargo, aun siendo la una de la noche, ya se mostraban claros signos de basura esparcida por toda la estancia. Por la casa sonaba "Cheap Thrills" de Sia. No era una canción muy conocida pero tenía ritmo y a mi, personalmente, me chiflaba. Por el contrario, la sintonia y el ritmo de la música hacía que la mayoría de personas actuaran cómo completos borrachos, drogadictos o fumetas. Quizás no era un efecto de la canción sino que realmente la gente iba descolocada perdida.
Me sentía fuera de lugar. La mayoría de chicas iban casi desnudas. Con eso me refiero a que llevaban trapos en vez de vestidos. Y yo me encontraba allí con el vestido más sofisticado y recatado que hubiera podido elegir. Me maldije interiormente. Sin embargo, la letra de la canción cambio mi humor:
«Come on, come on, turn the radio on
It's Friday night and I won't be long
Til I hit the dance floor
I got all I need»
Me daban igual los demás. Solo quería disfrutar de la noche con mis amigas y bailar. Así que cogí los brazos de mis amigas y las empujé hasta mi imaginaria pista de baile. Esta noche iba a ser nuestra, da igual el dónde y el cómo. Nosotras íbamos a arrasar.
Tras lo que pareció más de una hora bailando sin parar y varias interrupciones de chicos salidos de mente que querían "bailar" con nosotras, me alejé de mis amigas, no sin antes decirles que iba a buscar una copa. Las muy cabronas no se cansaban y mira que era yo la que en un principio estaba más ansiosa.
Busqué por los pasillos algún indicio de dónde se encontraba la cocina o bien una pequeña barra para comprar la bebida. Mientras intentaba hacerme paso entre la gente, lo cuál era imposible, me fijé en una cortina entreabierta de la cuál salia luz. Deduje que se trataba de una habitación. Así que cuando iba a girar la cara para continuar con mi búsqueda, vi que dentro se encontraba un grupo de chicos con la faz seria sentados alrededor de una mesa redonda. Al fijarme mejor pude ver que uno de ellos era Kai.
¿Que diablos hacía en una fiesta de instituto cuando él solía ser un antisocial? Y, ¿porqué estaba sentado con ese grupo de adolescentes que desconocía y no bailando como el resto? De repente, su mirada seria e incluso podría decir enfadada se cruzó con la mía. Al hacerlo, otro de los chicos de la sala asomó también la cabeza y sonrío de la forma más perversa que jamás había visto en mi vida. Acto seguido,el rostro serio de Kai se transformó en uno de tenso. Me dirigió una última mirada preocupada mientras vocalizaba un "Vete de aquí" antes de que un hombre que parecía un tipo de guardaespaldas, cerrará la cortina para que yo no pudiera ver nada más.
¿Qué coño estaba pasando en esta fiesta?
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Bueno chicas, empieza a haber de nuevo un poco de descripción .... :')
A partir de ahora habrá bastante porqué es ahora cuándo empieza lo bueno y si no se entiende, no se puede disfrutar.
Mañana intentaré subir otro capítulo. Hasta entonces, votad por mi historia si os gusta, compartidla y comentad.
No sabéis lo que os espera de aquí en adelante .... ;)
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Luces en la oscuridad
Teen FictionAria Gleeson no estaba preparada para lo que le vendría en cara. Una beca le cambiaría el futuro. Un viaje le cambiaría la vida. Un chico le cambiaría el corazón. Miles de peligros invaden nuestro mundo pero para Aria solo habrá uno que ciegue su...