-Mi Lord- dijo una náyade inclinándose ante mí- Lord Zeus ha convocado una junta de emergencia.
Yo solamente asentí y me levanté parsimoniosamente de mi trono. Últimamente me sentía muy débil. La amenaza de otra guerra aun peor que la anterior era suficiente para someter hasta a un dios bajo alta presión.
Crucé la cámara del trono hacia la salida atravesando el pasillo a zancadas. Los espejos de oro pulido reflejaban mi figura y me detuve un momento para observarme en alguno. A pesar de mi divinidad, arrugas surcaban mi rostro, mis ojos verdes estaban más oscuros y mi cabello era más blanco que negro. Suspiré derrotadamente y proseguí con mi caminata.
Una vez fuera de mi palacio me teletransporté al Olimpo. A la sala del trono (o tronos) para ser exacto.
Ahí estaban congregados Zeus, Hera, Hestia, Atenea, Apolo y Artemisa. Todos con excepción de Hera y Zeus tenían pintados en su rostro amargura.
Tomé mi forma original y ocupé mi trono a la izquierda de mi hermano.
El ambiente se sentía pesado. Tenía un muy mal presentimiento. Corrijo, uno pésimo.
Miré de reojo a cada uno. Apolo no tenía sus audífonos puestos ni se empeñaba en molestar a su hermana. Su rostro estaba serio y duro su. Su aspecto ya no era más de un joven de 16 año sino de alguien en sus últimos veintes.
Artemisa tenía la mirada fija en su regazo con una mirada triste y pensativa mientras torcía una de sus flechas entre sus dedos.
Hestia no estaba ocupando su trono. En lugar de eso estaba tendiendo las llamas pero estaba cabizbaja.
Y Atenea...tenía la mirada perdida. No con un aire demente sino con uno deprimente. Su mirada ya no era penetrante ni fría. Solamente veía hacia ninguna parte con un deje de melancolía.
Eso me aclaró que definitivamente todo estaba mal. No me podía imaginar nada con lo que Atenea se pudiera poner así.
Decidí abstenerme de hacer alguna clase de comentario.
-Hermano -dijo Zeus llamando mi atención- te ves desgastado.
-Tu igual- le respondí.
No me había dado cuenta pero seguía con el cabello gris solo que más pálido y parecía mi hermano mayor con las ojeras y arrugas.
Soltó una leve risa.
-Supongo que es un efecto colateral de estar en guerra con tres primordiales- contestó suspirando.
Hera ahora también me miraba.
Su túnica estaba igual de pulcra y su piel igual de lisa pero mechones de canas adornaban su cabellera sujeta por broches y sus ojos estaban cansados.
Entonces Zeus y ella hicieron algo que hace eones no veía suceder. Se tomaron de las manos.
-Esto es diferente de aquella vez hace tanto tiempo con padre cuando éramos jóvenes. Nuestro panteón se ha ido debilitando. Durante estos últimos siglos el mundo solo nos ha visto como un grupo de dioses paganos.- comentó Hera con amargura.- Y esta dos últimas guerras que han sucedido en un lapso de menos de un año con los titanes y luego con los gigantes nos ha debilitado a sobremanera.
Esa era la verdad. No había nada que refutar. ni siquiera mi orgulloso hermano pudo rebatirlo.
-Supongo que solo tendremos que esperar a que llegue el resto para iniciar con la junta- dije al cabo de unos segundos de silencio.
Por primera ve desde que había llegado a la junta vi que Zeus portaba en su mirada algo diferente que fatiga. Tenía lástima y tristeza. Y estaba dirigida a mí.
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El Plan de Gea (Percabeth)
Fiksi Penggemar[Descontinuada y, si alguien lo desease, en adopción] La niebla ya no está. Quirón ya no está. Gea quiere que Percy pelee a su lado contra el Olimpo y ella tiene sus métodos para lograrlo. Los semidioses tienen que mantener la cabeza baja aunque eso...