"Invisible"
Capítulo XXXV: "A veces debemos dejar que los demás hagan cosas por nosotros, sino nunca sabremos si les importamos o no."
Esperamos allí sentados hasta que suena la campana y luego nos ponemos de pie juntos para caminar hasta la secretaria del colegio. La chica con un rodete rojizo y los ojos claros nos mira con una cara amargada y malhumorada, tienes leves bolsas grises bajo los ojos y pregunta lo ocurrido para poder escribir en el papel.
-Sábado a las nueve de la mañana -dice viéndome a mí.
______ se limita a apoyar los codos sobre el escritorio y darse la vuelta para observar a su alrededor mientras yo pongo la cara y hablo por los dos. Recibo el papel y tomo a mi amiga por el codo para sacarla de allí.
-¿Qué ocurre si no vengo?
-Te meterás en más problemas de los que ya tienes.
Su boca forma una perfecta O y me sigue por el largo pasillo del colegio. Cuando dos chicas caminan enfrente nuestro dirigiéndose por el pasillo al contrario de nuestro camino, ella me toma por el brazo y entrelaza nuestros antebrazos pegando su rostro en el costado de mi cuerpo. Las dos chicas se quedan en silencio al pasar por al lado nuestro y observan a ________, ella se intenta esconder un poco más detrás de mí como si eso fuera posible.
-Son unas malditas perras -murmura.
-Lo vi en sus rostros.
-El año pasado me dejaron encerrada en uno de los cubículos individuales del baño.
¿Cómo puede existir tanta gente dañina en el mundo?
La sonrisa de _______ ha desaparecido por hoy. No le gusta nada la idea de tener que quedarse en detención el sábado por la mañana, no sabe qué es portarse mal, hacer estupideces.
-¿En qué te vas? -Le pregunto mirando mi reloj.
Ella alza la vista de su block rayado con apuntes de la última clase y sus ojos se encuentran con los míos. Están vacíos, tristes.
-Caminando -responde y desvía la vista.
Mi reloj marca la hora exacta de la salida y la campana suena dejando en silencio al profesor y llenando el salón de actividad apresurada. Cada uno se prepara rápidamente y comienza a salir por la puerta del salón mientras entablan una conversación. ______ guarda sus cosas en silencio y se cubre las muñecas con la manga de su campera antes de esquivarme para salir del salón. Guardo mi cartuchera y cierro la mochila de un tirón para correr fuera del salón. _______ me espera parada en la puerta.
-¿Quieres que te lleve a tu casa? Mamá viene a buscarme porque está lloviendo, ya saber.
-Ow, Justin y su mami.
Frunzo las cejas y la fulmino con la mirada. Comenzamos a caminar por el pasillo atestado de alumnos.
-¿Quieres o no?
-No, gracias -dice casi en un susurro-. Puedo irme como he venido. Tengo un impermeable en la mochila.
-Ni lo sueñes. -Niego con la cabeza-. Si le digo a mamá que te acerquemos a tu casa, va a decir que sí.
-No quiero ser una molestia, Justin. -Rueda los ojos. Engancha su brazo con el mío por la parte interior de nuestros codos y se afirma en mí-. Siempre que llueve te haces cargo de mí, la última vez tuviste problemas.
-Le pregunto, si ella dice que no, es no -le digo-. Pero sabes que no va a negarse.
-No, no, Justin. -Ladea la cabeza para observarme cuando llegamos a la entrada embarrada del edificio-. Puedo caminar.
-Vas a enfermarte.
-Pareces una mamá -dice casi riendo-. No necesito que me cuides, puedo hacerlo sola.
-Si tú dices. -Ruedo los ojos. Mi móvil vibra en mi bolsillo y lo saco lo más rápido que puedo. ______ deshace el agarre y se mete las manos en los bolsillos-. ¿Mamá?
-Estoy afuera, amor -dice dulcemente y me hace acordar la burla de ______.
-¿Podemos llevar a ______ hasta su casa?
Veo a mi amiga fruncir el ceño y negar con la cabeza. Hace amague de salir del edificio y la tomo por el codo.
-Claro, no hay problema.
-Voy para allá.
Finalizo la llamada e intento arrastrar a _______ conmigo. Ella tira de su brazo y se libera de mí.
-No, Justin -dice intentando calmarse-. Puedo caminar, en serio. No quiero que te preocupes por mí.
-Vamos, ______. -Me cruzo de brazos-. ¿Puedes aceptar ayuda una vez en tu vida?
-No quiero pelear contigo porque me sigues pareciendo puto.
Intenta sonreír, pero no le sale. Solo me demuestra lo vulnerable que es y que en serio no quiere pelear conmigo, por eso dice algo que desvíe el tema de conversación.
-Voy a estar bien. Si me quedo varada por allí o no puedo caminar porque me congelo, te llamo.
-Si no estás bien, me llamas -le digo señalándola con un dedo. Ella asiente rodando los ojos-. ¿Lo prometes?
Alza una ceja.
-No, yo no prometo.
-Entonces... Solo dime que lo harás.
-Lo haré.
Le doy un fugaz beso en la mejilla.
-Cuídate, _____ y me llamas cuando llegues a casa.
-Si, papá -dice burlándose de mí.
Le saco la lengua antes de salir del edificio e intentar divisar el auto de mamá. Allí está ella con el limpiaparabrisas encendido y las luces intermitentes del auto negro. Corro hasta ella y me subo en el asiento del copiloto.
-¿Y ______? -Me pregunta apenas cierro la puerta.
-La vienen a buscar -miento. No puedo decirle que es tan terca que va a caminar hasta su casa porque mi mamá es capaz de bajarse y buscarla-. ¿Vamos? Muero de hambre.